Portada » Entre Caminos y Versos: La Historia de Gonzalo Lozano

Entre Caminos y Versos: La Historia de Gonzalo Lozano

Gonzalo 12 2023

Gonzalo Lozano

En el decurso de la jornada de un viernes, 10 de septiembre del año de gracia de 1965, vio la luz por vez primera Gonzalo Lozano Curado, hijo de Dolores y de Gonzalo, en la noble villa de Montellano, provincia de Sevilla. Su nacimiento aconteció en la casa que perteneciera a su abuela paterna, ahora en manos de su padre y del hermano de este, habiendo ya partido la matrona al descanso eterno. 

Por las penurias de aquellos tiempos, sus progenitores hubieron de buscar sustento en faenas alejadas del hogar, dejando a Gonzalo al cuidado de una tía, esposa del hermano de su padre. Esta pareja, no bendecida con descendencia propia, lo acogió como si suyo fuera. 

En su niñez, recuerda Gonzalo con entrañable melancolía cómo su tía lo llevaba a visitar a su madre, quien servía en una casa principal del pueblo, mientras su padre hacía camino al volante de un camión, al servicio del mismo señor de la casa. Bajo tal cuidado, vivió el infante, mientras sus tres hermanos, que llegaron con el correr de los años, permanecían al amparo de los abuelos maternos. 

Corría el día 11 de junio de 1974, cuando Gonzalo, con ocho primaveras a su haber, recibió el sacramento de la primera comunión. Acompañado de su madre, tíos, abuelos y primos, notó, empero, la ausencia de su padre, quien, en aquel entonces, laboraba en tierras catalanas, solo retornando al hogar por jubileos o fiestas de Navidad. 

Mas el verano de aquel año trajo consigo un giro inesperado. En los días festivos de agosto, el padre de Gonzalo llegó al pueblo en un imponente camión, dispuesto a reunir a su familia y llevarla a Barcelona. Para Gonzalo, quien hallaba la felicidad entre las calles y campos de su tierra natal, aquello fue un golpe duro; mas la partida fue ineludible. 

El 12 de agosto de 1974 arribaron a aquella nueva tierra que, a ojos del muchacho, no era sino un mundo extraño y carente de todo aquello que amaba: los amigos de siempre, el cielo azul y el cálido sol del sur. Fue un cambio que le hirió en lo más hondo, aunque, con el tiempo, encontró consuelo en nuevos camaradas y costumbres. 

En su educación no destacó por altas notas ni grandes logros, y al concluir los estudios básicos, declaró a sus padres su deseo de abandonar los libros y buscar trabajo, decisión que, aunque con reticencias, aceptaron. Así, a los quince años, Gonzalo inició su camino en el mundo laboral. 

Tras diversos oficios, halló su destino en el campo de la seguridad corporativa, donde, durante treinta y cinco años, sirvió con dedicación bajo el amparo del Ministerio del Interior. Especialista en equipos de detección, instructor y gestor en múltiples áreas de seguridad, alcanzó honores y respetos en su profesión. 

En noviembre de 2016, por cuestiones de salud, se vio forzado a cesar en su labor, quedando como pensionista. No obstante, su espíritu inquieto halló refugio en otra pasión: la escritura. Desde joven, Gonzalo dedicaba versos y prosas a amigos y conocidos, si bien no fue hasta el nuevo milenio que empezó a participar en certámenes literarios, logrando algunos laureles y reconocimientos. 

Hoy día, Gonzalo, residente en Castelldefels, se encuentra sumido en un nuevo proyecto, un libro que promete ser el fruto de años de experiencia y sensibilidad, y que, aunque aún sin fecha, ya palpita en su corazón.

Carlos Álvaro Segura Venegas

Deja un comentario