El “Saxo” y su música sensual – A TODA COSTA
Una noche en que me sentía perdido, caminando de antro en antro…
…, buscando en la música en directo la alegría que me había abandonado, le escuché tocar el saxo maravillosamente, cuando terminó le solicité aceptara una invitación en la barra.
Con rapidez me di cuenta de que algo andaba mal dentro de su cabeza. Ido, como alma en pena, presa de sobredosis de algún estupefaciente, pero locuaz y simpático, advertí en el acto que sus ojos miraban a otro mundo diferente, quizá bastante mejor que el nuestro.
Tomamos una y otra copa, cada vez que tenía un ‘bajón’ y se percataba con amargura que vivíamos en una selva a la que llamamos civilización, repleta de políticos oportunistas, estafadores de cuello blanco y negociantes de las más bajas pasiones.
En aquel antro llamado pomposamente <<Club del Saxo>> abundaban los tipos reptando entre el lodo nauseabundo de viejas esperanzas no alcanzadas, bohemios de las artes plásticas despechados por galerías, escritores y poetas mezclados con editores, de quienes como mucho solían recibir un toquecito en la espalda, con sus apergaminadas garras cubiertas de anillos al tiempo que con voz engolada les decían, “sigue trabajando, veremos en otra ocasión”.
Se respiraba humo, mezcla de tabaco y hierbas extrañas, corría el alcohol y algunos buscaban un rato de compañía y sexo con las horripilantes damas que por allí retoñaban demasiado estiradas por la cirugía estética de recomposición.
Abundaban los tipejos capaces de vender a su madre por dinero. En medio de todo esto se mueve “SIXTO”, luchando por salir, por no contaminarse más.
Nunca admitía un bastardo euro, ni quería un favor de nadie. Lo más que solía aceptar, era un paquete de cigarrillos, cuando andaba en su última miseria.
He aprendido a conocerlo bien.
Ya sé cuándo está a punto de cruzar el umbral.
Entonces veo lucidez en sus ojos escondidos detrás de su oscura piel, ensancha el blanco del globo ocular y sus pupilas se dilatan, para ver el miserable reflejo del mundo.
Es cuando te mira con el rostro vencido y te dice «esto es una mierda» estoy harto.
Luego permanece observándote fijo con cara de y ¡tú!, que piensas.
¿Qué le voy a decir yo desde mi aspecto de pequeño burgués? Lo invito a tomar una copa, compro cigarrillos y charlamos hasta la madrugada.
Francisco Ponce Carrasco
Genial la crónica de este señor.
Gracias por su amable comentario. Abrazos a repartir
Muy buen relata Paco
María Dolores González: me alegra que te guste y lo manifiestes. GRACIAS. Abrazos a repartir
Me recuerda a la canción » Piano man» escrita por Billy Noel, y que artistas Españoles como Ana Belén le pusieron voz en español. Me encanta esa canción, El hombre del piano. Y tu relato me recuerda a esos momentos nostálgicos, de tugurios llenos de gentes pero todos en soledad.
Gracias por compartir.
Admirada Ana Calvo: Me alegra que algo te trajera al recuerdo mi texto, pienso que en vivencias directas en estos entornos no habrás llegado, dado tu juventud, pero yo solo dos o tres años – ¡ejem! – mayor que tú, algo alcance a conocer en los años 70 del pasado siglo. Gracias por tu tiempo, empleado en la lectura y opinión sobre “El saxo”. Abrazos a repartir.