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Con el acordeón a cuestas: el arte de caminar con la música en el alma, por Horacio Garrido Cortijo

Con el acordeón a cuestas 3d

En ciertos hombres, la vida no se mide por los años ni por los caminos recorridos, sino por la vibración secreta que dejan en los corazones. Horacio Garrido Cortijo es uno de esos seres cuya existencia se entreteje con el rumor de los vientos manchegos, los silencios de la estepa y las notas imperecederas que brotan de un acordeón como ecos de la infancia. La inminente presentación de su libro Con el Acordeón a Cuestas viene a ser no solo un acto literario, sino una celebración íntima del espíritu incansable de quien ha hecho de su vida un homenaje a la pasión, al esfuerzo y al arte.

No es fácil hablar de Horacio sin recurrir a lugares comunes, pues su historia contiene todos los elementos de la epopeya cotidiana: el niño que, cargando un acordeón más pesado que sus propios sueños, aprendió desde la cuna que la música no era solo un oficio, sino un modo de habitar el mundo. De su mano, y de la pluma paciente con la que ha recogido las memorias de sus primeros veintiséis pueblos, se nos ofrece ahora un recorrido vital que desborda las páginas de su libro para anidar directamente en el lector, como un susurro que invita a caminar de nuevo los senderos olvidados.

Horacio no escribe sus memorias desde la nostalgia amarga ni desde la autocomplacencia; lo hace desde la reverencia por la vida, desde el asombro sencillo del que aún se emociona al recordar cómo el aire del campo se mezclaba con los primeros acordes de su infancia. Cada anécdota, cada escena de este volumen tiene la frescura de quien narra no para engrandecerse, sino para agradecer. Su acordeón, compañero fiel de caminos polvorientos y verbenas al caer la tarde, late en cada página como un segundo corazón.

En este viaje literario, Horacio no ha estado solo. La portada del libro, diseñada por Paz Garrido Cortijo, logra captar de forma entrañable la esencia de esta historia. Una acuarela que condensa, con la delicadeza de los colores cálidos y el trazo evocador, la escena de un joven con su acordeón a la espalda, caminando hacia un pequeño pueblo bañado por la luz dorada de la esperanza. Es una imagen que no ilustra, sino que anticipa la emoción que el lector encontrará al adentrarse en la obra.

Por otro lado, el prólogo, confiado a la pluma de Ricardo Collado Varea, nos ofrece una llave de entrada a la vida y peripecias de Horacio. Con sensibilidad y hondura, Collado Varea traza un paralelo entre nuestro autor y los héroes de la Antigüedad, rescatando en cada línea la dimensión humana y universal de sus aventuras: la música, la superación, la búsqueda de afecto en medio de los caminos.

El libro, además, cuenta con la aportación artística de Francisco Ponce Carrasco, quien ha dejado su impronta en varias acuarelas que acompañan la narración. Ponce Carrasco, conocido por su habilidad para plasmar en papel tanto el humor sutil como la ternura escondida en los pequeños gestos cotidianos —como bien demuestra en sus colaboraciones para el periódico Granada Costa—, consigue aquí intensificar, sin artificio alguno, la atmósfera nostálgica y viva de cada escena.

Hablar de Con el Acordeón a Cuestas es, en cierto modo, hablar de una España que se va alejando en el tiempo, pero que renace vigorosa en la palabra sencilla y genuina de Horacio. Su mirada nunca es amarga; incluso cuando rememora los días duros, los inviernos interminables o las soledades del camino, lo hace desde una perspectiva luminosa, como quien ha comprendido que todo esfuerzo contiene en sí mismo una promesa de belleza.

Quizá lo que más conmueve en este libro no sea la suma de aventuras, encuentros y desventuras, sino el tejido invisible de valores que sostiene todo el relato: la dignidad del esfuerzo, la fidelidad a los afectos, la lealtad a los propios sueños. Cada paso que Horacio da en sus memorias no es solo un trayecto geográfico, sino un viaje interior hacia la autenticidad.

Cuando uno cierra este libro —si es que puede cerrarlo sin que la emoción lo retenga unas páginas más—, comprende que Horacio Garrido Cortijo no es solo un músico, ni un narrador, ni un caminante. Es, sobre todo, un testigo de lo mejor que la vida puede ofrecer a quien se entrega a ella sin reservas: la certeza de que, aun en los días más duros, hay melodías escondidas esperando ser descubiertas.

A través de su relato, Horacio se convierte, sin pretenderlo, en un referente silencioso para quienes buscan el sentido de su propio camino. Su vida, lejos de los grandes escenarios, en los pueblos pequeños, en las fiestas sencillas, en los bailes improvisados al caer la tarde, demuestra que la grandeza no depende del ruido ni de las luces, sino de la constancia, la pasión y la capacidad de conmover.

El próximo encuentro para la presentación de Con el Acordeón a Cuestas promete ser, por tanto, mucho más que una cita literaria. Será una fiesta del alma, un momento para escuchar no solo las palabras del autor, sino también ese eco de acordeón que, como un latido antiguo y eterno, sigue resonando en cada uno de nosotros.

Que Horacio, como el caminante incansable que siempre ha sido, siga encontrando en cada lector un compañero de viaje. Que sus historias, escritas con la tinta imborrable de la memoria y la emoción, sigan viajando de mano en mano, como aquellas canciones que cruzaban los campos manchegos bajo el cielo inmenso.

Y que nunca le falte ese acordeón a cuestas, símbolo de su vida: cargado de música, de amor y de esperanza.

Nuestra compañera del Proyecto, Carmen Carrasco Ramos, ya ha tenido el privilegio de tener el libro entre sus manos y leerlo, tras lo cual ha calificado la obra como “obra magistral”.

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