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Hay muchas razones para hacer el Camino de Santiago de Compostela. Algunos lo hacen por penitencia, otros por pedir milagros, o por apuestas con ellos mismos. Algunas personas buscan un sentido más religioso o espiritual, otras necesitan tiempo para estar solas y poner en orden sus pensamientos, muchas se sienten atraídas por el desafío de recorrer cientos de kilómetros con sus propias piernas.

            Como saben, nací en el norte de Portugal, allí tuvo mucho influencia en Camino de Santiago, pues a partir del siglo XII, el flujo de peregrinos hacia el norte de la Península estableció conexiones no sólo espirituales sino también culturales y económicas, lazos humanos que las fronteras políticas nunca podrían romper. El ejemplo de reyes, nobles y altos clérigos contribuyó decisivamente a establecer una gran devoción jacobea, como el rey portugués Manuel I, que peregrinó desde Lisboa a Santiago en 1502, y como recuerdo de su estancia en Compostela encargó una lámpara para iluminar el templo de Santiago de día y de noche, a la que destinaría un ingreso anual. Tal fue la huella en tierras portuguesas del fenómeno jacobeo que la red de transporte por carretera de Portugal quedaría configurada de sur a norte, pasando por los lugares que el Camino Portugués iba fijando a Galicia: Lisboa, Santarém, Coimbra, Oporto, Barcelos, Ponte de Lima y Valença do Minho, donde el itinerario cruza el río Miño y se adentra en Galicia. Había una canción que cantábamos, “oh Galicia, tierra mía, quisiera quedarme en tu rinconcito”.

            No puedo decir exactamente qué nos lleva a la gente a encontrar placer en este viaje, pero me gusta la idea de desconectar un poco del mundo y conocer un lugar nuevo con más calma de lo que normalmente es posible como turista. ¡Y, por supuesto, parece una buena oportunidad para observar aves! y escuchar a la gente decir que optó por la ruta más clásica: el camino francés depende de lo lejos que vayamos, esto es como ir a la Virgen de Fátima y otras peregrinaciones. Podría escribir interminablemente sobre la experiencia del senderismo en sí, sobre el desafío de llevar una mochila pesada durante tantas horas todos los días, sobre ampollas en los pies y albergues para peregrinos. No es difícil encontrar relatos detallados de estas desventuras, pero es más complicado encontrar información sobre las aves que se pueden ver en el camino, así que les hablaré sobre ello.

            Hice el camino hace muchos años, cuando todavía tenía fuerza en mis piernas. Ahora ya no puedo caminar y no veo lo suficiente bien para escribir, espero que Santiago bendito, me ayude a mejorar la vista después de la operación. Hicimos el Camino de Santiago entre marzo y abril, principios de primavera. Los primeros días encontramos árboles completamente sin hojas, pero el paisaje cambió y a medida que nos acercábamos al final todo se volvió más verde. La fecha también nos dio la oportunidad de observar las cigüeñas en su período reproductivo, que se extiende aproximadamente de abril a mayo y junio. A finales de mes ya encontrábamos nidos con cigoñinos. Los nidos son grandes y pueden ser reutilizados por las cigüeñas durante muchos años. El Camino conduce a muchos pueblos pequeños, pero también atraviesa grandes ciudades como Pamplona, ​​Logroño, Burgos y León. Pero la mayor parte del camino transcurre por el campo. Por eso la mayoría de las aves que observamos son precisamente las que gustan de este tipo de ambiente: estornino, charrán, mirlo, jilguero, gorrión, etc.

            No había tiempo para tomar fotos a todas las especies, fue hermoso. Aun así logré registrar muchas especies. Parte de la belleza del camino es detenerse, por la mañana, a observar esos hermosos campos, plantas y flores, los animales o incluso las típicas construcciones de cada parte del Camino. Fotografiar pájaros en el camino no es la tarea más fácil. El cansancio también lo hace muy difícil, perdí la oportunidad de tomar algunas buenas fotos porque no tenía ganas de sacar la cámara desosé de tantas horas de camino. Los peregrinos se levantan muy temprano y en esto se parecen mucho a los observadores de aves.  El mejor momento para fotografiarlos era en las primeras horas del día, la luz también ayudaba mucho. Pero no siempre estábamos en el lugar correcto en el momento correcto. Desconocía la existencia del mirador de La Laguna de Bercianos, por ejemplo, y cuando pasamos junto a él, el sol ya estaba alto. No había patitos en el agua que estaba bastante seca. En general, tuvimos pocas oportunidades de observar más aves acuáticas. Los lagos son escasos a lo largo del camino francés. Pero justo después de Logroño pasamos un parque llamado La Grajera y allí encontramos un gran lago. No tuvimos tiempo de explorarlo bien, pero pudimos ver patos, cisnes, etc. Gran parte del Camino de Santiago atraviesa la llamada Meseta. Formando una enorme meseta en el centro de España, la Meseta es una región bastante plana con interminables campos de trigo y heno. Un verdadero desierto verde. Por razones obvias, fue donde encontramos la menor diversidad de aves. Pero la Meseta alberga una de las aves con más encanto que encontramos en el Camino de Santiago: el escribano triguero. No es que su canto sea demasiado asombroso, pero el pajarito canta todo el tiempo. Desde la mañana temprano hasta el atardecer. Llueva o haga sol. Incluso en las horas más calurosas del día estaban allí, cantando, imperturbables por los peregrinos que pasaban todo el tiempo por sus territorios.

La Meseta es un gran lugar para observar a las aves rapaces. A lo largo del camino hay varios carteles que invitan al visitante a descubrir la fauna y flora local. La observación de aves no es muy popular entre los peregrinos, pero encontré algunos con prismáticos al hombro. En general, la gente nos veía fotografiando tanto y nos preguntaba qué hacíamos.

            ¡Los pájaros siempre son un buen gancho para iniciar una conversación! Después de recorrer toda la meseta, el paisaje empezó a cambiar. Después de Astorga volvimos a encontrar montañas, un poco de frío y paisajes impresionantes. Fue allí donde vimos algunas especies que prefieren un poco más de altura. A falta de pocos días para el final del Camino de Santiago, empecé a preocuparme. La especie que más quería encontrar, la abubilla, seguía sin aparecer, pero aún no había perdido la esperanza del todo. Pues se trata de un pájaro discreto y, posiblemente, ya había pasado cerca de uno sin darme cuenta. Un día, estaba reflexionando sobre el peso de mi mochila (un pensamiento recurrente en este viaje) y una abubilla pasó volando frente a mí. El encuentro debió durar unos 3 segundos, pero fue suficiente para reconocer a esta especie tan característica. Después desapareció y no la volví a ver. Como les decía, aunque el Camino de Santiago no es una ruta de observación de aves, fue una experiencia importante para mí. Diría que lo más interesante fue poder observarlos durante tantos días, notando matices y gestos que no sería posible captar en un período más corto.

            ¡Hemos llegado al final del viaje! Llegando a Santiago se terminaron las flechas amarillas que nos guiaron durante tantos días de caminata. Nos tomó un tiempo volver a nuestra rutina normal. Hubo buenos recuerdos de las personas que conocimos, los lugares por los que pasamos, las muchas situaciones que vivimos!


EL AGUA DEL RIO LEVATE

El agua del río levate
violetas largas,
justo ayer me dijeron
que no te casarías conmigo.
que me engañabas,
no me casaré contigo,
ni que la muerte me lleve,
me caso contigo si me tienes amor,
pero todavía no porque soy joven;
Mañana a esta hora habrá pasado el día
ese será mi pasado, te daré un sí o un no.
Sabes lo que te digo, amor,
si quieres que te escriba ¡Dame tu dirección!
Estoy cerca, de Óis da Ribeira,
este no es mi verdadero nombre,
para olvidar, dejo que el dolor se calme,
había tanto ruido, mientras escuchaba el viento.
Yo era joven y me hizo saltar entre las rocas,
fui despacio en estas aguas
que me estaban enseñando,
no quería recuerdos y secretos.
El camino va resonando
y la montaña va murmurando.
Las penas con agua son
 las penas que se borran.
Flor de azucena,
 para que el alma esté serena.
Las penas son como lágrimas tan grandes
como viajes, ¡tan lejanos!

Si dejo de llorar alguien las borra.
Ruego a Santiago.
No estropees las penas tan grandes,
son como mi amor, se acuesta en la tarde
en la sombría, para mí es alegría.
El agua manejada poco a poco riega y endereza.
El amanecer regará y amanece el nuevo día.
Agua que desciende de la montaña con prisa:
Ven y canta a lo largo de las rocas
para saludarme al llegar.

Francelina Robin

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