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Antonio Gutiérrez: Versos de un soñador incansable

Antonio Gutierrez Vélez detrás

En el pintoresco pueblo de Vélez de Benaudalla, enclavado entre la majestuosidad de Sierra Nevada y la serenidad del mar, vio la luz Antonio Gutiérrez un 20 de junio de 1932. Su infancia, marcada por las vicisitudes de la guerra y la posguerra, transcurrió en la Alpujarra granadina, especialmente en Cádiar y Los Bérchules, lugares que dejaron una huella imborrable en su memoria y en su obra poética.

Desde temprana edad, Antonio mostró una inclinación natural hacia las artes y las letras. Sin embargo, las circunstancias económicas le obligaron a abandonar la escuela a los diez años para ayudar a su padre en las labores del campo. A pesar de estas dificultades, su espíritu soñador le llevó a anhelar ser médico, escritor o actor de teatro, sueños que, aunque truncados en su juventud, encontrarían cauce en su vida adulta.

A los diecinueve años, en busca de nuevos horizontes, se enroló en el Ejército español, donde aprendió el oficio de mecánico conductor. Durante cuatro años recorrió las carreteras de Marruecos, experiencia que le enriqueció como persona y le permitió valorar el sentido de la vida, el amor a la familia y la amistad.

Finalizado su compromiso militar, Antonio fijó su residencia en Lleida, Cataluña, donde se dedicó al transporte por carretera durante cuarenta y cinco años. En esta ciudad, junto a su esposa Carmen, encontró un segundo hogar y una comunidad que le acogió con los brazos abiertos. Se integró en la Casa de Andalucía de Lleida, donde, como socio colaborador durante veinticinco años, pudo dar rienda suelta a su pasión por el teatro y la poesía. Participó en diversas obras teatrales y escribió pequeñas piezas y parodias, cumpliendo así aquellos sueños de juventud que parecían lejanos.

Su amor por la poesía le llevó a coordinar el Certamen de Poesía «Balcón Poético Andaluz», que lleva su nombre, un reconocimiento a su contribución al mundo literario y a la difusión de la cultura andaluza en tierras catalanas. Este certamen, nacido en 2006 con motivo del 25 aniversario de la Casa de Andalucía de Lleida, se ha convertido en un referente para poetas de diversas latitudes, fortaleciendo los lazos culturales entre Andalucía y Cataluña.

La vida de Antonio Gutiérrez es un testimonio de perseverancia y amor por las raíces. A pesar de haber dejado su tierra natal, siempre llevó a Andalucía en el corazón, reflejando en sus poemas la nostalgia por su Vélez de Benaudalla y los paisajes de su infancia. Su obra poética, recopilada en diversos libros y publicaciones, es una puerta abierta al pasado, una celebración de la memoria y un homenaje a su gente.

A lo largo de su vida, Antonio ha recibido diversos reconocimientos que dan fe de su compromiso con la cultura y las artes. Entre ellos destaca la Medalla de Oro al Mérito Cultural y Artístico de Lleida, otorgada en reconocimiento a su labor como poeta y su contribución al enriquecimiento cultural de la ciudad.

Antonio Gutiérrez junto a su mujer, Carmen, recogiendo el Premio Humanidades del Proyecto de Cultura Granada Costa

Además, ha sido homenajeado por la Asociación Proyecto de Cultura Granada Costa, que ha reconocido su trayectoria y su dedicación a la promoción de la cultura y la poesía. Ha recibido la Medalla de Oro al Trabajo Cultural, el Premio Humanidades y ha sido ganador en multitud de certámenes convocados por el Proyecto. Estos homenajes reflejan el aprecio y la admiración que Antonio ha cosechado a lo largo de los años, tanto en su tierra natal como en su tierra de adopción.

En su faceta más personal, Antonio siempre ha valorado el amor de su familia. Junto a su esposa Carmen, ha formado una familia con cuatro hijos y cinco nietos, quienes han sido su apoyo y su inspiración. Su vida familiar ha sido un pilar fundamental en su existencia, brindándole la estabilidad y el cariño necesarios para desarrollar su obra creativa.

Actualmente, Antonio Gutiérrez reflexiona sobre el camino recorrido con satisfacción y serenidad. Aunque reside en Lleida desde hace más de seis décadas, su corazón sigue anclado en Andalucía, tierra que le vio nacer y que impregna cada verso de su poesía. Su legado literario y humano perdurará en el tiempo, como testimonio de una vida dedicada al arte, a la familia y a la búsqueda constante de la belleza en las pequeñas cosas.

En resumen, la vida de Antonio Gutiérrez es un ejemplo de cómo, a pesar de las adversidades, es posible alcanzar los sueños y dejar una huella imborrable en el mundo. Su pasión por la poesía, su amor por sus raíces y su dedicación a la familia son valores que trascienden el tiempo y que inspiran a las generaciones venideras.

Como él mismo expresa en sus escritos, la vida es un camino trazado que debemos recorrer con conformidad y alegría, apreciando cada momento y cada experiencia, y dejando en cada paso una semilla de amor y de arte que florezca en el corazón de quienes nos rodean.

Carlos Álvaro Segura Venegas

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