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LAS MARAVILLAS DEL MUSEO ANITA ÁVILA DE LOJA
El pasado nueve de octubre el equipo editorial de Granada Costa tuvo la oportunidad de conocer de primera mano el magnífico Museo Anita Ávila ubicado en Loja (Granada).
En la visita nos acompañaron Blas y Beatriz, encargados del museo, y la directora y principal benefactora del mismo, Anita Ávila, que tuvo la amabilidad de mostrarnos las instalaciones al completo y desgranarnos cada una de las estancias del mismo. Anita nos recibió con la cordialidad y simpatía que la caracterizan, haciéndonos sentir como en casa desde el momento en que llegamos a las enormes instalaciones que configuran el Museo.
Lo primero que nos encontramos al entrar fue dos grandes espacios puestos a disposición de otros expositores lojeños, que gracias a la generosidad del Asociación del Museo pueden difundir su arte y conocimiento. El primero se encuentra dedicado a una colección de vehículos artesanales y el segundo exclusivamente a barcos montados a mano, siendo que esta exposición consta también de patrimonio puesto a disposición por parte de la organización del Museo Anita Ávila.
A lo largo del recorrido, Anita nos explicó los entresijos de algunas fases de su vida. Por ejemplo, nos contó que ya con trece años intercambiaba cartas de amor con el que sería su amor para siempre, Apolonio Alcalde, pero que ambos eran conscientes de que su relación tendría que esperar a que alcanzaran cierta madurez.
Fue con su ya marido, Apolonio, con quien fundó la mítica y aun más que vigente empresa de congelados de la provincia de Granada, “Congelados Apolo”, que tuvo como primera base la tienda de comestibles que regentaban entre ambos en la localidad de Loja. Esta empresa lleva siendo estandarte del sector de los congelados desde 1963, mismo año en que se casaron, y ha valido a Anita Ávila numerosos premios y distinciones alabando su labor emprendedora y su iniciativa, y por supuesto, el buen hacer que hace falta para conseguir que una empresa crezca cada año y se mantenga tan vigente como el primer día.
Esta anécdotas y experiencias personales se intercalaron con la visita a otras de las salas. Por ejemplo, en la Sala Apolonio, donde se rinde homenaje a la persona de este gran empresario, podemos ver objetos y enseres pertenecientes al mismo o a su familia, como por ejemplo el Mercedes al que le tenía tanto cariño. En esta sala encontramos algunos recuerdos compartidos y nos contaba Anita algunas anécdotas como el placer que tenían ambos por viajar y especialmente hacer cruceros. En estos últimos, Anita participaba en todos los concursos posibles, de baile, disfraces, animación… mientras que Apolonio la grababa y disfrutaba del espectáculo. Gracias a esto, en la sala también vimos numerosas fotografías y premios testigos de aquella época.
La sala Pepe Ávila alberga una colección de alrededor de veinte pinturas que abordan una gran variedad de temas, como diferentes paisajes tanto místicos como realistas, retratos evocadores y preciosos bodegones. Estas obras han sido creadas utilizando la técnica del óleo sobre lienzos. Anita comenzó su trayectoria artística con la intención de desarrollar un estilo propio, y esto se refleja en los diversos trabajos que se exhiben en este espacio en memoria de su difunto hermano, Pepe Ávila.
En estas pinturas, el uso del color y los detalles desempeñan un papel fundamental, especialmente en las representaciones de bodegones y paisajes. Estas representaciones no carecen de un cierto realismo que, en ocasiones, evoca recuerdos de su infancia y, en otros momentos, se convierte en manifestaciones de sus sueños en la etapa de su vida adulta.
Como eje vertebrador del Museo, encontramos la Sala Raíces, con numerosos recuerdos y objetos pertenecientes a la niñez y juventud de Anita Ávila.
Una de las Salas que más impresionó al equipo de Granada Costa fue sin duda la exposición permanente dedicada al Belén Artesanal que ha confeccionado en su totalidad Anita Ávila, utilizando arcilla y diferentes técnicas sobre materiales plásticos, maderas y alambraje. Además, en un esfuerzo por promover la sostenibilidad ecológica, se han reutilizado materiales en la mayoría de los casos. Este completísimo Belén cuenta por supuesto con figuras míticas como el nacimiento o la venida de los Reyes Mágicos, pero también representa otras situaciones y personas típicos de la época y la zona de Belén. Encontramos numerosos mecanismos que dan vida al entorno, con molinos, columpios, pastoreo… Y también una gran pirámide y un río que fluye a través de la representación.
Como muestra del amor de Anita por la cultura y letras españolas, dedica otra de las salas a un icono tan español como El Quijote y su autor, Miguel de Cervantes, con casi una treintena de figuras moldeadas en arcilla por la autora. La expresividad de los personajes, tanto en su cara como en gesticulación, han hecho que esta exposición haya sido requerida para ser expuesta en otros lugares del mundo, ayudando a la divulgación de la fusión entre letras y escultura. Hemos de destacar que el detalle de las obras es tal, que fue necesario incluir un espejo tras ellas para que pudiera apreciarse la totalidad del arte de las mismas.
Nos contaba Anita cómo este sueño creador, que se refleja tanto con el Belén como con El Quijote, la ocupó de tal manera que no la dejaba dormir, siendo que a medianoche se despertaba viendo las figuras lúcidas en su mente y de forma rápida se aventuraba a realizarlas con sus manos. Muchas de las expresiones tuvieron grandes complicaciones, dadas por trabajar con arcilla fresca y creando objetos tan delgados y alargados como las lanzas o el propio Don Quijote.
Continuamos el recorrido visitando la Sala Mesón, que contiene numerosos objetos y enseres de épocas pasadas que Anita ha considerados conservar y exponer para que las nuevas generaciones recuerden y conmemoren sus raíces. Todos los objetos se encontraban en perfecto estado, con gran lustre y mimo.
En la siguiente sala, dedicada a Maite Ávila, se ofrece una fascinante exhibición de repujado en estaño que presenta una variada colección de piezas, tanto funcionales como decorativas, que evocan el arte bizantino.
Las obras en exposición muestran la evolución de esta tradicional técnica, la cual ha sido desarrollada por la artista con la particularidad de introducir una renovación en sus diseños y la aplicación de colores vibrantes utilizando óleos de alta calidad. Todo esto añade un toque de exclusividad y elegancia al arte de la ornamentación con metales. Además, en la sala Maite Ávila se pueden apreciar una serie de obras escultóricas inspiradas en el arte oriental, así como una recopilación de obras que abarcan diversos formatos creativos.
Terminamos la exposición con la Sala Teresa González. La mayoría de las piezas textiles que se exhiben en esta sala están relacionadas con la madre de la artista, Teresa González o formaron parte del ajuar matrimonial de esta creadora e incluyen elementos como sábanas bordadas, mantelerías y otras piezas singulares.
Otras de las piezas son de confección de Anita Ávila, a quien también le apasiona la costura. Entre las destacadas se encuentra una saya pintada a mano con motivos vegetales, que fue donada a la Virgen de los Dolores. También se puede apreciar una fascinante representación de unos capirotes conocidos como «morriones», que son característicos de «los incensarios», un grupo de devotos que inciensan las imágenes durante la Semana Santa de Loja.
El recorrido culmina con un tributo a las festividades propias de la primavera, que incluye vestimenta confeccionada específicamente para estos eventos.
El Museo Anita Ávila de Loja es sin duda una de las joyas contemporáneas de la provincia de Granada, que ve cómo su valor cultural aumenta gracias a iniciativas culturales de esta envergadura. La colaboración entre la Fundación Congelados Apolo, el Museo Anita Ávila y el Proyecto de Cultura Granada Costa comienza con este sincero acercamiento y, sin duda, promete abrir nuevas oportunidades para el enriquecimiento de la cultura nacional en su conjunto. Este valioso trabajo conjunto fomentará la apreciación y promoción del arte y la herencia cultural en la región y más allá, enriqueciendo así la experiencia cultural para todos.