Síndrome de Apnea-Hipopnea del Sueño (SAHS)

Dr. Juan Gustavo Benítez Molina

Málaga

El Síndrome de Apnea-Hipopnea del Sueño (SAHS) consiste en cierres parciales (hipopneas) o totales (apneas) de la vía aérea superior durante el sueño, que originan un descenso de oxígeno en sangre, un sufrimiento cardiovascular y que finalizan con un microdespertar o alertamiento, del que el paciente no suele ser consciente, pero con el que se consigue abrir la vía respiratoria y reestablecer el flujo de aire.

            Hablamos de SAHS cuando el número de apneas/hipopneas por hora de sueño (IAH) es superior a 5. Está ampliamente demostrado que los pacientes con un IAH superior a 15 (SAHS moderado) tienen asociado un aumento del riesgo cardiovascular, presenten o no síntomas de apnea del sueño, y que este riesgo es mucho mayor en pacientes con IAH superior a 30.

            ¿Cuál es la causa del Síndrome de Apnea del Sueño? El SAHS es una enfermedad muy prevalente en la población general. El origen del SAHS es multifactorial, donde interaccionan factores anatómicos (anatomía de la vía aérea superior), funcionales (relajación de la musculatura de la orofaringe durante el sueño), factores genético y ambientales.

            La edad, el sexo masculino y el índice de masa corporal (IMC=peso/talla2) son los factores de riesgo más importantes. Respecto al sexo, la relación hombre/mujer es de 2-3/1 (es decir, por cada dos o tres hombres que padecen de SAHS hay una mujer que también está afectada). A partir de la menopausia, esta relación se igualará en ambos sexos. Por otro lado, hay que tener en cuenta que pueden haber factores que agraven un SAHS preexistente, como el consumo de alcohol, tabaco, fármacos depresores del sistema nervioso central (SNC) (sedantes, relajantes, hipnóticos musculares…).

            El síntoma principal de SAHS es el ronquido, pero no todos los roncadores presentan SAHS (roncan el 40% de los hombres y el 20% de las mujeres). El ronquido puede ir asociado a pausas respiratorias durante el sueño, que habitualmente son percibidas por la familia, ya que el paciente está dormido y no se da cuenta. Es muy frecuente que estos pacientes se levanten a orinar varias veces por la noche (nicturia), al alterarse la secreción de la hormona antidiurética (ADH). Esta hormona lo que hace es que orinemos menos. Así pues, si se altera su secreción, dejará de retener volumen de orina y, consecuentemente, el paciente deberá ir más veces al baño. Otros síntomas frecuentes son: sensación de boca seca por la noche o al despertar, frecuentes movimientos durante el sueño, que en ocasiones pueden ser vigorosos, golpeándose o incluso cayéndose de la cama, y pesadillas. Al despertarse, es típico que estas personas no tengan la sensación de sueño reparador, e incluso pueden manifestar sentirse todavía más cansados por la mañana que cuando se fueron a dormir.

            El Síndrome de Apnea del Sueño, al fragmentar la estructura del sueño por los microdespertares que origina, puede presentar síntomas diurnos: cefaleas matutinas, sensación de falta de descanso, irritabilidad, depresión, ansiedad, cambios de personalidad, dificultad para concentrarse, pérdida de la memoria, disminución de la libido y somnolencia ante situaciones inapropiadas (leyendo, viendo la televisión, conduciendo…). Por ello, es causa de bajo rendimiento laboral y de accidentes laborales y de tráfico.

            ¿Cuáles son las consecuencias que pueden originar el Síndrome de Apnea del Sueño? El SAHS no tratado puede producir patología cardiovascular: hipertensión arterial, diabetes, patología coronaria y de ictus cerebral, siendo causa de muerte prematura. Reduce la calidad de vida de los que la sufren al ocasionar somnolencia, depresión y cefaleas, siendo motivo de accidentes de tráfico y de accidentes laborales como ya hemos comentado antes.

            El Síndrome de Apnea del Sueño es una enfermedad, aún para muchos, desconocida. Según un estudio realizado en la población española en el año 2010 en España hay más de dos millones de personas que tienen el SAHS, y se estima que un 80% de las personas que lo padecen están sin diagnosticar. Se cree que esta realidad es debida al desconocimiento del SAHS a nivel social y a la dificultad de relacionar la sintomatología que éste desencadena con una enfermedad. Se tiene la idea errónea de que roncar es propio de una persona que está descansando muy bien, cuando la realidad es que, la apnea acompañada del ronquido, puede estar sembrando día a día un problema irreversible de salud.

            Existen unas preguntas clave que pueden ayudar a identificar el SAHS, y son las siguientes: 1. ¿La persona que duerme con usted le ha comentado que parece como si se ahogara mientras duerme? 2. ¿Nota si se le entrecorta la respiración? 3. ¿Se queda dormido fácilmente viendo la televisión, leyendo…? 4. ¿Siente regularmente que no tiene energía? 5. ¿Le duele por las mañanas la cabeza? Si responde que sí a estas preguntas, es aconsejable que acuda a su médico de Atención Primaria, que valorará la derivación al neumólogo, quien le realizará las pruebas necesarias para hacer un buen diagnóstico y le propondrá el tratamiento más adecuado para usted.

Síndrome de Apnea Hipopnea del Sueño

            ¿Cómo se realiza el diagnóstico de esta enfermedad? Precisa de un estudio de sueño (polisomnografía o poligrafía) para confirmar la presencia de apneas.

            En la actualidad el tratamiento de elección del SAHS es el CPAP (aplicación de presión positiva continua sobre la vía aérea). La siglas proceden de las palabras inglesas de “Continuous Positive Airway Pressure”. El CPAP es un dispositivo que va conectado a la corriente eléctrica y que introduce, a través de una máscara, aire a presión en la vía respiratoria, con lo que se consigue mantenerla abierta durante el sueño. Tiene la ventaja de que no tiene efectos secundarios significativos, pero es un tratamiento sintomático, es decir, que hace efecto mientras se usa, evitando las apneas. Sólo consigue reducir los síntomas, pero no corrige el problema de raíz, la causa que los origina. Se ha demostrado que la CPAP mejora la somnolencia y la calidad de vida en los pacientes con SAHS, corrige los ronquidos, las apneas, los descensos de los niveles de oxígeno en sangre y los microdespertares, mejorando la calidad del sueño. Mejora la capacidad de atención, reduce el riesgo de accidentes de tráfico y normaliza las cifras de tensión arterial en un porcentaje de enfermos hipertensos.

            Otros tratamientos, indicados especialmente en los casos de Apnea del Sueño leve o moderada, son: diferentes técnicas quirúrgicas sobre la vía aérea superior, a valorar cada caso por el otorrinolaringólogo, y los dispositivos de avance mandibular (DAM), que requieren de valoración por el ortodoncista.

            Sea cual sea el tratamiento para el SAHS es aconsejable que el paciente siga unas medidas higiénico-dietéticas del sueño adecuadas. Algunas medidas sencillas pueden resultar ser muy beneficiosas de cara a solucionar el problema del SAHS. Citamos las siguientes: 1. Perder peso: pequeñas reducciones del peso corporal van a aportar mejorías significativas en la apnea del sueño, ya que al adelgazar se produce un aumento del calibre de la vía respiratoria. 2. Evitar beber bebidas alcohólicas y los fármacos con efectos sedantes por las noches: al consumir sustancias que provocan una relajación en los músculos de la faringe, se favorece la obstrucción de la vía aérea. 3. Dormir de lado o boca abajo: dormir boca arriba provoca que la lengua y el paladar blando descansen sobre la faringe y obstruyan las vías respiratorias. Para ayudar a que la persona no duerma en esta postura, se puede colocar una pelota de tenis en la espalda del paciente para que le resulte incómodo cada vez que adopte dicha posición. 4. Mejorar la respiración nasal: intentar respirar por la nariz y no por la boca.

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