Trastornos de la personalidad (II)
¿Por qué una persona es como es? ¿Hasta qué punto son responsables los genes? ¿Qué decir de las vivencias de cada uno? ¿Y de la cultura en la que uno se halla inmerso? Muchos son los interrogantes y muchas más las posibles respuestas que se pueden dar. Tú tendrás tu opinión, la cual puede ser similar o no a la de la persona próxima a ti. ¿Quién está más en lo cierto? ¿De qué depende? Nadie posee una mente “virgen”, una mente “en blanco” libre de cualquier tipo de estímulo. El propio embrión humano ya comienza a relacionarse en el vientre materno con todo aquello que le rodea: desde los alimentos que ingiere la madre, los sonidos que percibe del exterior, las características genéticas que les confieren sus predecesores, etc. Nadie tiene la potestad de poder decir “yo estoy en lo cierto, en la verdad más absoluta”. Todos somos distintos, y eso es precisamente lo que más nos enriquece. A continuación, procedemos a seguir con la clasificación de los trastornos de la personalidad, la cual comenzamos en el anterior artículo.
2.3. Histriónico: son personas que presentan un patrón general de excesiva emotividad y una búsqueda de atención. Este trastorno de la personalidad da comienzo, como es habitual, al principio de la edad adulta y se da con más frecuencia en mujeres. La persona que lo padece no se siente cómoda en las situaciones en las que no es el centro de atención. La interacción con los demás suele estar caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor o provocador. Muestra una expresión emocional superficial y rápidamente cambiante. Utiliza de forma permanente el aspecto físico para llamar la atención sobre sí misma. Tiene una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices. Muestra autodramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional. Intenta manipular en su provecho, reaccionando de forma infantil a la frustración. Es sugestionable, es decir, fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias. Considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad. En la actualidad, este cuadro se observa con mucha frecuencia en personas de nivel cultural bajo, en el ámbito rural y, sobre todo, en inmigrantes de distintas nacionalidades. Tanto Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó como el personaje de los Muppets, Miss Peggy, muestran una personalidad fuertemente histriónica.
2.4. Narcisista: una persona con trastorno narcisista de la personalidad respondería afirmativamente a las siguientes cuestiones: 1. Mucha gente que conozco me envidia. 2. La gente tiene una gran opinión sobre mí. 3. Uso a la gente para lograr lo que quiero. 4. La gente piensa que tengo un gran concepto de mí mismo. 5. Sueño con ser famoso. 6. Me enfado cuando la gente no hace lo que le pido. 7. Prefiero asociarme con gente de talento. 8. Hago cosas para que la gente me admire. Sin embargo, su respuesta sería negativa en ésta otra: 9. Me preocupo y oigo malas noticias sobre gente que conozco.
El individuo narcisista presenta un patrón general de grandiosidad (en la imaginación o en el comportamiento), una necesidad de admiración y una falta de empatía. Comienza, una vez más, al principio de la edad adulta. Tiene un enorme sentido de autoimportancia (por ejemplo, exagera los logros y capacidades, espera ser reconocido como superior sin unos logros proporcionados). Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado: poder, brillantez, belleza o amor. Cree que es “especial” y único, y que sólo puede ser comprendido al relacionarse con otras personas (o instituciones) que son especiales o de alto status. Exige una admiración excesiva. Es muy pretencioso, por ejemplo, cuenta con expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus deseos. Es interpersonalmente explotador, es decir, saca provecho de los demás para alcanzar sus propias metas. Carece de empatía: es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás. Frecuentemente envidia a los demás o cree que los demás le envidian a él. Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbios. Cuenta con un marcado egoísmo. Es hipersensible a la crítica. En ocasiones, tienen la autoestima baja y son tendentes a la depresión. Es fácil encontrar fuertes rasgos narcisistas en algunos líderes políticos o personajes de relevancia social (y en no pocos cirujanos como Benton, de la serie Urgencias).
- Grupo o cluster C: son sujetos temerosos, ansiosos. Se asocian con frecuencia a trastornos de ansiedad. Dentro de este grupo contamos con los siguientes trastornos de la personalidad:
3.1. Ansioso-Evitativo: son personas ansiosas y temerosas. Dicho trastorno cuenta con un patrón general de inhibición social, unos sentimientos de inferioridad y una hipersensibilidad a la evaluación negativa. Comienza también al principio de la edad adulta. Evita trabajos o actividades que impliquen un contacto interpersonal importante debido al miedo a las críticas, la desaprobación o al rechazo. Es reacio a implicarse con la gente si no está seguro de que va a agradar. Demuestra represión en las relaciones íntimas, motivada ésta por el miedo a ser avergonzado o ridiculizado. Está preocupado por la posibilidad de ser criticado o rechazado en las situaciones sociales. Se muestra inhibido en las situaciones interpersonales nuevas a causa de sentimientos de inferioridad. Se ve a sí mismo socialmente inepto, personalmente poco interesante o inferior a los demás. Es extremadamente reacio a correr riesgos personales o a implicarse en nuevas actividades debido a que puedan ser comprometedoras. Están muy cercanos a la fobia social. Su entorno los califica como “muy tímidos”.
3.2. Dependiente: este trastorno es muy frecuente, sobre todo en mujeres. Presenta una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, lo cual ocasiona un comportamiento de sumisión y adhesión y de temor a la separación. Del mismo modo que los demás, tiene su origen al inicio de la edad adulta. Posee dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con excesivos consejos y reafirmaciones por parte de los demás. Necesita que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de la vida. Exhibe dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la pérdida de apoyo o aprobación, así como para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera, a causa de la falta de confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de motivación o de energía. Va demasiado lejos llevado por el deseo de lograr protección y apoyo de los demás, hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables. Se siente incómodo o desamparado cuando está solo, por su temor exagerado a ser incapaz de cuidar de sí mismo. Cuando termina una relación importante, busca urgentemente otra relación que le proporcione el cuidado y el apoyo que necesita.
3.3. Obsesivo-Compulsivo: se da con más frecuencia en varones. Presenta un patrón general de preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control mental e interpersonal, a expensas de la flexibilidad, la espontaneidad y la eficiencia. También comienza al principio de la edad adulta. Muestra preocupación por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los horarios, hasta el punto de perder de vista el objeto principal de la actividad. Se caracteriza por un perfeccionismo que interfiere con la finalización de las tareas (por ejemplo, es incapaz de acabar un proyecto porque no cumple sus propias exigencias, que son demasiado estrictas). Del mismo modo, ostenta una dedicación excesiva al trabajo y a la productividad, con exclusión de las actividades de ocio y las amistades (no pudiéndose atribuir a necesidades económicas evidentes). Exhibe una excesiva terquedad, escrupulosidad e inflexibilidad en temas de moral, ética o valores. Se muestra incapaz de tirar los objetos gastados o inútiles, incluso cuando no tienen un valor sentimental. Es reacio a delegar tareas o trabajos en otros, a no ser que éstos se sometan exactamente a su manera de hacer las cosas. Adopta un estilo avaro en los gastos para él y para los demás: el dinero se considera algo que hay que acumular con vistas a catástrofes futuras. Igualmente, muestra rigidez y obstinación. En la serie The Big Bang Theory el personaje de Sheldon muestra fuertes rasgos obsesivos de la personalidad.
- Otros trastornos de la personalidad: personalidades masoquistas, pasivo-agresivas, hipertímicas, depresivas, etc.
Dr. Juan Gustavo Benítez Molina
Málaga