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Libro Recomendado «El torreón del ánima» de Carmen Carrasco Ramos

Podrá leer el libro entero a través de este enlace «El torreón del ánima»

 

PRÓLOGO

Con el presente libro, Carmen ha consolidado un estilo que le es propio, sobrio y concreto. Y el estilo propio que le adjudico, no es solo en la escritura de tantos libros como tiene publicados, lo tiene en su forma de ser, de estar y cuando sube a un escenario, lo demuestra en su exquisita manera de interpretar como lo hace cada vez que la ocasión lo requiere.
Pero con la pluma, sus narraciones transcurren con simple elegancia y sin recovecos literarios, porque la sencillez es su bandera. Y lo hace tan fácil que consigue tender un halo de atención al lector para engancharle y atraparle metiéndole sutilmente en sus historias.
La autora nos advierte en el subtítulo de este libro, que se trata de relatos fantásticos y con ello nos predispone a sentir cierta prisa para fijar la mirada en la primera página; nos incita a salir de nuestras historias personales para meternos en la piel de sus personajes. Y el lector sin darse cuenta se engancha en el sedal, muerde el anzuelo, y mientras especula, supone y espera un normal desenlace, Carmen Carrasco se desmarca de toda lógica, se sube a sus Cerros de Úbeda y sorprende al más osado adivino con improvisados finales; unas veces de solventes dramas y en ocasiones con felices corolarios de ternura, amor o amistad.
En sus sorpresivos relatos de ahora, nos toma de su mano y nos lleva de viaje a Madrid, Irlanda, Galicia, Italia, Valencia, Montecarlo, Haití, Londres, China, Melilla, Caribe, Granada, y como no podía faltar, al Alto y Bajo Egipto. Y mientras comparte idiomas o dialectos con los personajes que tropieza en cada país, no deja de traducir todo con simultáneas explicaciones.
Para empezar, a mí me llevó al Torreón del ánima y me aprisionó entre las almenas junto a los amigos que se disponían a contar sus emocionantes o perversas historias. Y tan cerca me encontré del avieso narrador de turno, que me vi junto a él en una cueva irlandesa rodeado por seres venidos de otro mundo; enanos retorcidos y feos como trolls, cuyos duendes había visto yo en las montañas noruegas no lejos de Bergen. Y buceando en las entrañas del texto que leía, descubrí el mundo misterioso al que me llevó la autora y fui consciente de la manera que surgen las pasiones, los miedos, las frustraciones o alegrías y de aquello que los provoca.

Boton Carmen
Más cerca, en los intrincados montes gallegos, entre viejos edificios de piedra verdosa drenada por la humedad, pude conocer los ocultos amores de Maruxiña y Anxo, que un desconocido gallego narró con descriptiva saudade. Basta con mirar atentamente a nuestro alrededor, para darnos cuenta de que el drama de los jóvenes galicianos continúa y continuará viviéndose, mientras el mundo siga cuajado de sensaciones que la velocidad y los motores imponen. Yo puedo, tristemente, dar fe de ello…
Pero lo que revolvió mi corazón como la escritora pretendía con su mágica narrativa, fue la historia de un mendigo de los que duermen en el cobertizo de unos bancos entre cartones, botellas y miseria, cuyo desenlace amoroso no debo descubrir como prologuista y dejo para que sea el lector quien traduzca el italiano, cuando abrazado a Desdémona repetía desesperadamente “Un bacio…un bacio ancora ah!… un altro bacio” mientras el tramoyista bajaba el telón.
Y como no podía ser de otro modo, tuvo que ser un muchacho valenciano quien rindiera un homenaje a la madre, valiéndose de un mueble viejo famoso en la antigüedad que se llamaba “mecedora”. Y hablo en pasado, porque actualmente apenas se usa debido a que precisa de las piernas para que tenga movilidad y hoy existen butacones que se balancean por sí solos una vez enchufados a la red. Pero claro, estos de ahora “no tienen vida propia” como decide la autora…
Tampoco los robots tienen sentimientos y Carmen lo consigue con la ayuda de un informático, para sorpresa del inventor japonés Nishimura Makoto que desde 1928 lo venía intentando con su robot Gakutensoku y nunca lo consiguió.
En sus numerosas vivencias creativas, no podía dejar de referirse a una perniciosa afición que tuvo que inventar el diablo: ¡El juego! No me imagino a Carmen sentada en una mesa de Black Jack soportando los algoritmos del azar, o participando en el European Poker Tour Grand Final del Circuito de Mónaco. Pero sí la veo paseando por la gran sala del Casino de Montecarlo, observando los rictus de amargura de los perdedores para poder narrar su tragedia. O la felicidad de los pocos ganadores que habrían de ser los perdedores necesarios del siguiente día, para decirnos también: ¡Hagan juego Señores!
Y Carmen escribe un canto a la ¡Libertad! valiéndose de una plantación tropical, como si hubiera querido dirigirse a mí como prologuista del libro. Porque yo, que dispongo de mi plantación de aguacates y mangos, tuve que aprender desde niño a cultivar aquellas especies tropicales que me permitieron después introducirlas en las tierras andaluzas frente al Mediterráneo. Y ahora, entre las plantaciones de azúcar caribeñas, leo los relatos que con tanta exactitud cuenta la autora y que me recordó mis estancias brasileñas en las que asistí a una “macumba” con ayahuasca incluida o a la que había visto en una sesión de vudú en Haití, el país más pobre y peligroso de las Antillas.
No debo manifestarme sobre el final de sus relatos, que debo dejarlos para el lector. Pero cuando Carmen habla del amor de sus personajes, lo hace de forma concisa, escueta y suficiente para que cada lector añada sus fantasías, dejando para el final la ansiedad que producen sus páginas y sorprenden siempre con una pizca de maldad en los inesperados finales amorosos. Y me gustaría saber, el porqué de su fijación en los ojos de las mujeres que describe.
En la China ignota, milenaria y feroz, sólo los emperadores han sido dueños de todo, han tenido todo, han disfrutado de todo y todo se les ha puesto en su mano para que la vida les resultara harto suficiente hasta poner su espíritu en los designios de Buda. Pero la autora demuestra en su leyenda que no es como parece y que ese “todo” que la vida los regala no se ajusta a la verdad: porque el amor no se regala.
Y de su Melilla natal, Carmen Carrasco, en una siniestra búsqueda amorosa nos lleva al Caribe, para devolvernos enseguida a su querida tierra y poder cantar a la vida en vísperas de Navidad. Y celebra al fin, su más hermosa Navidad en Granada; esa maravillosa ciudad andaluza que nos resulta mucho más conocida al terminar de leer su relato.
Hubieran quedado huérfanas tan interesantes historias, si la autora nos hubiera ocultado su paseo por Egipto en tiempos del faraón Nephertum. Y lo que hubiera sido peor, que Carmen no hubiera llegado a tener “la gracia de Amón en su corazón” como también la tuvo el faraón con la vida padre que se dio y la que puede seguirse dando en el Más Allá recomendado como estuvo a Osiris, el dios de la muerte… Yo, que tuve oportunidad de entrar en el interior de la pirámide de Keops y soportar la falta de oxígeno y pasar tumbado reptando con los codos ciertos pasadizos de la cámara mortuoria del faraón, no arriendo las ganancias del que lo intente. Sobre todo, después de haber aceptado que no había vuelta atrás una vez dentro y lo peor, conociendo la maldición del faraón que amenazaba diciendo que “el que profanara aquel recinto, nunca saldría de allí”.

Antes de seguir adelante con el contenido, que tiende a su fin, me atrevería a destacar el estilo minimalista de Carmen, cuya belleza depende de la economía de elementos que componen las historias de su obra, que pueden resultar cortas para el lector por el interés que ha sido capaz de despertarle.

Sirvan estas historias para perfilar el retrato de la autora, cuyo currículo está lleno de éxitos recientes pero con muchísimas hojas en blanco que Carmen sabrá pronto rellenar. Sus dotes de gran escritora no han hecho más que empezar, y yo, como remate de este prólogo, puedo vaticinarle tantos éxitos futuros que no dejarán de crecer a medida que siga con su incesante trabajo. Y comparo a mi querida Carmen con un árbol fecundo, cuyas ramas seguirán produciendo grandes cosechas de las que sus admiradores vamos a seguir disfrutando.

JULIÁN DÍAZ ROBLEDO
Director de Granada Costa (12/07/15)

web itrabo

0 thoughts on “Libro Recomendado «El torreón del ánima» de Carmen Carrasco Ramos

  1. BUENAS TARDES.
    INTERESANTE INTRODUCCIÓN DEL PROLOGO DE EL TORREÓN DELÁNIMA , DE NUESTRA QUERIDA AMIGA CARMEN.
    MUCHAS FELICIDADES Y ÉXITOS.
    BENDICIONES .

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