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CÓMO NOS AFECTA LA ELECTRICIDAD DEL AIRE: LOS IONES

 

         María Aurelia acaba de cumplir 46 años, está casada y tiene dos hijos con sus carreras terminadas y trabajando en sus profesiones. Entra en la categoría de una familia modelo en toda la extensión que comprende la palabra. Vivían en un pueblo cercano a Granada y por necesidades del trabajo de su marido se vinieron a vivir a Granada a un piso moderno de 150 metros, situado en la décima planta de un edificio  de cemento y cristal  construido hace pocos años con los materiales de la “mejor calidad”, según el constructor, y con todos los adelantos técnicos de última hora: aire acondicionado, calefacción central, cocina y calentador eléctrico, lavavajillas, tomas de televisión, internet y paredes de cristal con vistas infinitas. Sin embargo, María Aurelia no se siente feliz, es más, dice que es muy desgraciada, se siente muy enferma, depresiones constantes, ansiedad, interminables dolores de cabeza, insomnio y lo peor de todo ha sido su cambio de carácter que por cualquier cosa discute con su marido y en varias ocasiones ha montado en cólera con sus hijos. En tan sólo un año que lleva viviendo en Granada ya ha visitado a varios médicos especialistas y no han encontrado nada patológico, nada orgánico que justifique todas esas molestias que dice sentir y padecer. Toma medicación para dormir, otras para la depresión y de vez en cuando, otras para levantar el ánimo y para los dolores, ¡¡¡siempre medicinas!!!!  que ya no le hacen ningún efecto.

         Su marido que la quiere y la ha rodeado de todos los bienes  materiales, relaciones sociales y su especial cariño, también está ya harto de esos malestares inexplicables que dice padecer  sin  que los médicos encuentren nada que lo justifique.

         Cierto día, su marido encontró por Granada  a un viejo amigo de su padre, médico jubilado hace ya muchos años y le contó el calvario que estaba pasando con su mujer. Después de escucharlo atentamente  sugirió que fueran a casa para saludar a su mujer. Así lo hicieron y este médico de aquellos que sin análisis  ni otras pruebas de diagnóstico más que su atenta mirada observadora de médico de los de antes,   supo leer en su cara todos sus padecimientos. La medicina que le aconsejó fue ésta: Te vas a ir con tu mujer una semana al hotel “tal” que está en la costa  en un saliente rocoso donde se estrellan las olas del mar y produce unos efectos relajantes. A la vuelta me cuentas cómo le ha ido. Así lo hicieron, pasaron una semana en aquel hotel de la costa salpicado por el “spray” del agua del mar. Aquella estancia de siete días fue milagrosa, todos sus padecimientos desaparecieron y no tuvo que tomar ninguna clase de medicina. A la vuelta a la casa de Granada desde el primer día  volvió a sentir las mismas molestias   anteriores: ansiedad, cambio de carácter, dolores de cabeza, insomnio incluso malestar de estómago. Su marido llamó al médico amigo de su padre para informarle de todo lo ocurrido. Éste le aconsejó esta vez que se fuera a vivir una temporada a su antigua casa del pueblo, para ver qué ocurría. Su estancia allí fue la misma que la pasada en el hotel de la costa, desde el primer día empezó a sentirse bien de todos sus padecimientos y a recobrar el carácter encantador que era su forma de ser, delicada y dulce.

         Aquí toma protagonismo el médico amigo  que le vamos a llamar  “Hipócrates”. Su diagnóstico fue: persona sensible a la ionización; la causa era el piso donde vivían; el tratamiento: cambiar de lugar pues lo medicamentos no tienen efecto sobre estos males.

El doctor “Hipócrates”, como hemos dicho anteriormente está jubilado y en la actualidad tiene 85 años, pero parece tener una energía sin límites y una inteligencia superior a pesar de su aparente sencillez. Su mirada es penetrante y observadora y da la sensación cuando hablas con él que adivina tus pensamientos; no en vano ha estado durante 40 años  escuchando a personas con toda clase de problemas pues médico especialista en Psiquiatría. Como experiencia de aquellos años de consulta en los que los medicamentos no surtieron efecto en muchos pacientes, una vez jubilado se centró en el estudio de la influencia de los campos eléctricos en el aire y su influencia en las personas. Ha leído y estudiado libros de meteorología, de geografía, de electricidad, biometeorología y los experimentos sobre los iones realizados en Japón, Rusia, EE.UU, Italia, etc.  y muy especialmente los trabajos del Dr. SULMAN de la Universidad de  Jerusalén (Israel) y los del Dr. ALBERT KRUGER de la Universidad de California (Berkeley)-

Con esta información queremos dar a entender que es un experto en la influencia que tiene la ionización  en la vida humana.

¿Y QUÉ  SON LOS IONES?   – Preguntó Mª Aurelia-   El doctor quedó pensativo un buen rato y finalmente dijo: “ para comprender esto de los iones y la IONIZACIÓN es necesario tener conocimientos sobre Física, Química, Medicina y otras materias, pero para salir del paso te diré que el aire como todas las demás cosas está formado por moléculas compuestas  por un  núcleo  de protones cargados positivamente y rodeado de electrones cargados negativamente.

La Naturaleza tiende a mantener en equilibrio de forma que haya el mismo número de protones y electrones. Pero esto no siempre es posible porque intervienen en este equilibrio  muchos factores. Algunas de estas pequeñas sustancias radioactivas presentes en las rocas, en la tierra, en el sol, y otros agentes meteorológicos como las tormentas, los vientos, el agua, etc. A estos agentes naturales se le suman los creados por el hombre como son las industrias, los automóviles, las calefacciones y todos los aparatos eléctricos que la sociedad moderna utiliza diariamente. Todo esto hace que el aire que respiramos sea insano en las ciudades porque se crea un campo eléctrico con más iones positivos que negativos.

¿CÓMO AFECTAN  LOS IONES EN NUESTRA  VIDA?

  Los científicos que vienen estudiando los iones desde mediados del siglo XVIII, todos coinciden en que “la raza humana se ha desarrollado en el aire ionizado. La Naturaleza ha utilizado los iones para el desarrollo biológico”. La Naturaleza lucha por mantener el equilibrio entre iones positivos y negativos pero no siempre lo consigue. La conclusión es que un exceso de iones positivos es perjudicial mientras que el exceso de iones negativos es bueno y saludable.

 

¿CÓMO ACTÚAN ESTOS IONES EN EL SER HUMANO?

 Los ensayos hechos por el Dr. Sulman en Jerusalén hace ya años dieron como resultado que las personas sensibles a la ionización, al estar en contacto con el aire que contiene exceso de iones positivos se produce en el cuerpo un aumento grande de una neurohormona llamada SEROTONINA y a consecuencia de este aumento se producen los signos, síntomas y síndromes  como los que padecía Mª Aurelia, además de otros más graves como son los suicidios, asesinatos y un aumento de accidentes de tráfico.

El investigador francés Dr. JOUVET, en 1969 hizo un estudio sobre el efecto de la serotonina en pacientes voluntarios y observó que el exceso de esta neurohormona producía insomnio, pesadillas y un enorme gasto de energía, ansiedad y dolores de cabeza.

Las ciudades  son campos abonados con iones positivos: los automóviles, autobuses, trenes, aviones, las calefacciones, los aires acondicionados, las fábricas, los edificios construidos con ciertos materiales, el propio vestuario de tejidos sintéticos, etc.

Por otra parte los agentes de la Naturaleza crean también exceso de iones positivos como son los vientos, las tormentas y ciertos lugares que sin saber el porqué se siente uno incómodo. Horas o días antes de un cambio  de tiempo se produce un aumento de iones positivos. Esto es lo que captan los animales que se suelen poner nerviosos, obstinados incluso muy rabiosos o agresivos; la insistencia de las moscas y las picaduras de los mosquitos,  son  pocas las personas que se han librado de ellos.  En las personas con artrosis o fracturas de huesos aumentan las molestias y anuncian con seguridad el cambio de tiempo. Una vez pasada la tormenta el aire queda limpio, equilibrado o con un exceso de iones negativos y aparece la sensación de bienestar.

AIRE  LIMPIO  IONIZADO._  Cuánta razón tenían aquellos médicos antiguos que para las enfermedades respiratorias aconsejaban marcharse una temporada al balneario, a sanatorios en el campo o en la montaña. Y es que en esos lugares hay más iones negativos que positivos en el aire. Los árboles, el sol, el terreno y otros crean un clima ionizado. Los saltos del agua, las olas del mar al romper en la arena producen el mejor aire. Todos los que han estado cerca de una catarata, a parte de su belleza, lo que han manifestado  es su sensación de paz, felicidad y bienestar general. Un médico norteamericano afirmaba que unos días junto a las cataratas del Niágara había curado más enfermedades que todos los laboratorios farmacéuticos; incluso era la mejor medicina para las desavenencias matrimoniales.  Pero si no podemos lograr desplazarnos al mar ni a las cataratas ni a las montañas sí que está a nuestro alcance sentarnos un rato cerca de una fuente. Y ya, como último recurso darnos una ducha que también produce iones negativos, y por tanto una gran sensación de bienestar.

Rogelio Bustos

         Granada a 10 de octubre de 2019

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