ESTATUA DE FRAY JUNÍPERO SERRA EN EL CAPITOLIO DE LOS ESTADOS UNIDOS

Durante uno de mis viajes a California  escribí un pequeño artículo y lo publiqué en este periódico en marzo de 2013. Y lo escribí entonces,  admirando a los americanos porque habían valorado el trabajo de aquel misionero español que con tanto riesgo y valentía fue capaz de bautizar a los nativos californianos y convertirlos a la religión católica, mientras los procuraba comida y trabajo, enfrentándose incluso a los potentes  políticos  de la época que le consideraban un conspirador y un enemigo de la paz social.

      No seré yo quien pretenda relatar  ningún otro espacio histórico, después de que nuestro responsable cultural Rogelio Bustos  publicara su completísimo libro dedicado al célebre santo mallorquín;  nada podría añadir yo salvo lo que voy a referir ahora, por lo paradójico,  actual  y lamentable  del asunto que tanto nos preocupa.

      Mientras el Papa Francisco espera la llegada del 23 de Septiembre para canonizar a  Fray Junípero Serra con motivo de su viaje a Washington,    y subir a los altares a tan venerable santo como anuncian  las fuentes vaticanas, viene a mi memoria un artículo periodístico que leí  hace unos meses, que decía que ciertos políticos californianos pretenden quitar la estatua que  tiene colocada el santo en los salones del Capitolio; en aquella importante rotonda del primer país del mundo,  tienen más de 100 estatuas  con los personajes más famosos  de la nación y ésta de Fray Junípero Serra  es la única que  pertenece a un  español.

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      Pero  lo que me sorprende y espero que no se  lleve  a cabo,  es que en su lugar  quieren poner a una  lesbiana confesa,  famosa como astronauta,  refiriéndose a la extinta Sally Ride.  Al parecer,  la citada fallecida, además de célebre astronauta -que fue capaz de volar dos veces en el Challenger-  era una célebre activista gay; y lo curioso del caso, es que la iniciativa política para “cambiar de santo” en los jardines del Capitolio, lo ha propuesto y  promovido un parlamentario abiertamente homosexual llamado Ricardo Lara  (senador)  que consiguió aprobarlo  en  el Senado de California el pasado mes de abril,  por lo que  una vez que cumpla su trámite  en  la ciudad de Sacramento,  la petición será remitida  al Congreso de EE. UU.  que  tiene  la última  palabra  sobre las estatuas.

      Debo recordar que a finales del siglo XVIII el fraile mallorquín  fue el fundador de  las misiones que dieron origen a las actuales ciudades del estado  (la mayoría con nombres españoles),  y está considerado como el padre fundador de California, siendo la razón  por la que su imagen está venerada en  Washington en el salón de las estatuas del Congreso de EE.UU. desde los años  30;  “paradójicamente” a petición entusiasta de los californianos de aquella época.

      Una parte muy importante  de los ciudadanos de California no está  de acuerdo en quitar a Fray Junípero de tan merecido  lugar,  aunque  sí  desean que esté también allí la estatua de la astronauta. Por ello un movimiento denominado “Salvemos a Serra” promueve que los ciudadanos  californianos exijan a sus legisladores que se opongan al retiro de la imagen del beato Junípero Serra. Y se anuncian en la página   http:/www.citizengo.org/es/21687-salvemo-fray-junipero-saserra., los hispanos de Estados Unidos pidiendo apoyo para que se mantenga la presencia de su santo en el Capitolio; y explican además, que el promotor del problema Ricardo Lara, hijo de padres mejicanos ilegales, fue el primer político latino de California que publicó su homosexualidad, y en repetidas ocasiones ha manifestado  su desdén por la iglesia católica. Estés donde estés, únete a nuestra petición para evitarlo,  -dice “Salvemos a Serra”-  y  los españoles pueden participar también, y de manera muy especial los paisanos mallorquines del santo.

      Juan Pablo II beatificó a Fray Junípero Serra el 25 de septiembre de 1988 y  en recientes fechas,  el papa Francisco se refirió al beato en una homilía en Roma como uno de los fundadores de los Estados Unidos y como ejemplo de santidad y  de la universalización de la iglesia, mientras defendía  a los indígenas también  de los abusos de los colonizadores.

      Como  la supuesta retirada si se produjera no sería inmediata, el papa Francisco tendrá la oportunidad próximamente de contemplar la estatua del santo español muy cerca de la del  Primer Presidente George Whashington  y de  tantos  hombres ilustres de EE.UU. y podría aprovechar tan magnífica ocasión, para solicitar  al Presidente Obama que mantenga la estatua en el lugar donde se encuentra, sin perjuicio de que puedan instalar también allí la de tan célebre astronauta.

      Y termino recordando la sentencia de su biógrafo el Padre Francisco Palou, que dejó dicho: «No se apagará su memoria, porque las obras que hizo cuando vivía han de quedar estampadas entre los habitantes de la Nueva California».

 

Julián Díaz Robledo

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