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¡YA VIENEN LOS REYES!

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Ya vienen los Reyes Magos.

Ya vienen los Reyes Magos
caminito de Belén.
Olé, olé, Olanda y olé.
Olanda, ya se ve.
Ya se ve, ya se ve.

Cargaditos de juguetes.
Cargaditos de juguetes
para el Niño entretener.Olé, olé, Olanda y olé.
Olanda, ya se ve.
Ya se ve, ya se ve…

(Olanda -sin h- era la Estrella de Oriente)

Un año más, esperamos con ilusión la llegada de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Noche mágica en la cual niños y mayores esperan ansiosos los regalos que inocentemente han pedido en las cartas dirigidas a tan queridos personajes. Noche en que de pequeños nos costaba conciliar el sueño pensando en la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, que era mi rey favorito. Incluso, en nuestra infantil imaginación, creíamos oír las pisadas de los Reyes o “ver” las siluetas de los mismos en la oscuridad de la habitación. ¡Mamá, he visto a los Reyes cuando entraban en mi cuarto! Imaginación. Inocencia. Ilusión.

     Sin embargo, y pese a que la vida y los años nos hayan cambiado y ahora pisemos tierra firme y hayamos dejado de soñar, aún conservamos un resquicio de ilusión con la llegada de la festividad de los Reyes y “el qué nos traerán”.

     En casa nos reuníamos el día 6 toda la familia y yo decoraba una hermosa planta- arbusto con adornos de distinto color cada año, acordes con el resto de los demás adornos del salón. Unas veces eran dorados. Otras, plateados, rojos, azules, lilas… flores, velas, estrellas… todo de un unísono color. Y después de dar término a una opípara mesa llena de exquisitos manjares fríos, y una vez saboreado el riquísimo roscón, nos disponíamos a abrir los regalos que esparcidos alrededor de la planta nos habían “traído” los Reyes, entre la algarabía de todos rodando por el suelo para encontrar los suyos, ya que siempre los Magos eran muy generosos con mi familia. Incluso a nuestra perrita Yasmín le dejaban cada año un juguete, generalmente un muñeco que sonaba y que ella acogía como si fuera su bebé y con la patita hacía que sonase. Tiempos felices.

     Pero, ¿quiénes eran estos personajes tan queridos que han pasado a la historia a través de los siglos convirtiéndose en leyenda e, incluso, ser llamados por la Iglesia los Santos Reyes Magos?

De los cuatro evangelistas, San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan, el único que hace alusión a unos magos es San Mateo, el cual menciona que “unos magos llegados de Oriente fueron guiados por una estrella para adorar al rey de los judíos recién nacido”. No dice sus nombres, ni que fueran tres, pues al principio de creía que fuesen doce, quedando posterior y definitivamente en tres cuando en el siglo III el Padre de la Iglesia, Quinto Séptimo Tertuliano, creyó ver una mención a los tres Reyes Magos en el salmo 72 del Antiguo Testamento: “Que los reyes (Magos) de Saba y Arabia le traigan presentes, que le rindan homenaje los tres reyes”.

    Asimismo se ha de aclarar que no eran magos, sinónimo de sabios, sino astrólogos que estudiaban las estrellas. De ahí que descubrieran una nueva estrella, brillante, que fue la que los guió al portal de Belén y que, al parecer, no fue más que el cometa Halley.

     El origen de sus nombres se remonta a una tradición medieval que los bautizó con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar, representando a tres distintos continentes: Europa, Asia y África, así como a diferentes razas. A Melchor, la iconografía lo presenta como a un anciano de luenga barba. A Gaspar lo pintan joven y guapo. Y a Baltasar, mi favorito de pequeña, de etnia negra.

     Respecto a los nombres de los mismos, aparecieron por primera vez en un mosaico del siglo VI en la basílica de San Apolinar el Nuevo en la ciudad italiana de Rávena.

     Siguiendo la tradición, se dice que el rey Herodes el Grande (y el malo) mandó llamar a los magos a su palacio para ser interrogados  y les pidió que, una vez se encontraran al Niño, se lo comunicasen para que él también fuese a adorarlo. Les mintió, pues, creyendo que ese Niño rey lo iba a destronar, su intención no era otra que matarlo.

     Los Magos, al llegar al portal de Belén y encontrar al Niño junto a María y José, se postraron ante él y le ofrecieron sus presentes: oro como rey, mirra como hombre e incienso como Dios. Y advertidos por un ángel de que no volviesen al palacio de Herodes, ya que este rey solo quería matar al Niño, regresaron por otro camino a sus respectivos países.

     Sin embargo, el malvado rey Herodes mandó matar a todos los niños menores de dos años porque así, matando también a Jesús, conservaría su trono. De ahí viene el día de los Santos Inocentes que la Iglesia conmemora el 28 de diciembre.

     Pero Jesús se salvó porque un ángel, según las Sagradas Escrituras, avisó en sueños a José para que este huyese con María y el Niño a Egipto.

Ya vienen los Reyes por los arenales.
Ya le traen al Niño muy ricos pañales.
Ya le traen al Niño muy ricos pañales.

Pampanitos verdes.
Hojas de limón.
La Virgen María
Madre del Señor

Ya vienen los Reyes por aquel camino.
Ya le traen al Niño sopitas con vino.
Ya le traen al Niño sopitas con vino.

Pampanitos verdes.
Hojas de limón.
La Virgen María
Madre del Señor.

Actualmente, la festividad de los Reyes Magos se celebra en algunos países, sobre todo en España, en forma de cabalgata, la noche del 5 de enero a modo de vísperas de lo que todos esperan esa noche mágica, en especial los pequeños. Los tres Reyes desfilan en maravillosas carrozas vestidos con suntuosos ropajes y acompañados de sus séquitos.                   Las cabalgatas son desfiles vistosos, plenos de colorido, alegría y pintoresquismo, llenando la noche de magia, luces y fantasía. Los Magos reparten miles y miles de caramelos, mientras los pajes recogen las cartas de los niños rezagados que aún no las han entregado. Las cabalgatas más famosas son las celebradas en España, siendo la de Alcoy, Alicante, la más antigua de todas. Se dice que la primera en salir en esta localidad fue en el año 1866.

     Como anécdota y dato curioso, os diré que en Melilla, mi ciudad natal, los Reyes, hace ya tiempo, salían en la cabalgata montados en camellos al estilo tradicional como se viajaba en la antigüedad.

     Otra costumbre de la noche de Reyes es la de dejar los zapatos en el balcón para que Sus Majestades depositen dulces en su interior. Su origen viene de una leyenda en la que se cuenta que dos amigos del Niño Jesús, apenados al verlo siempre descalzo debido a su pobreza, le quisieron dar sus zapatos. Pero como estaban muy usados, los limpiaron al máximo y los dejaron en la ventana para que se secaran. Al día siguiente, milagrosamente, los zapatos aparecieron llenos de regalos y dulces que los Reyes dejaron como premio a su buen corazón.

     También se ha de dejar agua y pan para los camellos y un vaso de leche y turrón para que los cansados Reyes recuperen las fuerzas

      Cariñosamente, se les deja a los niños un saquito de carbón si no se han portado muy bien, que no es otra cosa que azúcar imitando al carbón. Bonitas y entrañables tradiciones que no se han de perder.

TRES SILUETAS

Por el horizonte

se ven las siluetas

de tres personajes

de lejanas tierras

portando presentes.

Siguendo una Estrella.

vienen desde Oriente.

La Estrella divina

que con sus destellos,

por ruta estelar,

a los Reyes Magos

guía hasta el portal.

Y ante aquel Infante,

a sus pies postrados

con gran humildad,

le ofrecen su oro,

le ofrecen su mirra,

le ofrecen incienso,

paz y lealtad.

Y adorando al Niño,

que en su humilde cuna

feliz sonreía,

su misión cumplida,

marcharon en paz.

Por el horizonte,

y a lejanas tierras

camino de Oriente,

se ven tres siluetas

por Dios bendecidas.

Y llega el dulce por excelencia del día de Reyes: el exquisito roscón. El mismo, consiste en un bollo en forma de rosca con fruta escarchada y relleno de crema, nata o chocolate, aunque el auténtico es sin relleno. De cualquier modo, todos están buenísimos. No puede faltar el agua de azahar que le da un sabor característico.

     Sobre el roscón se coloca una coronita de Rey Mago para coronar al afortunado que encuentre la figurita que se ha escondido en el interior. Por el contrario, quien descubra el haba tendrá que pagar el precio del roscón. Esto es siempre motivo de jolgorio entre los presentes pues, a veces, hay quien prefiere tragarse el haba antes de pagar, si es un  roñoso.

     Sigamos, pues, con nuestras hermosas tradiciones y celebremos la Fiesta de los Reyes, como siempre hemos hecho, y no demos tanto protagonismo a ese muñeco venido de fuera, que antaño vestido de verde servía para anunciar un refresco de cola, trastocando el verdadero sentido de la Navidad, como es el nacimiento de Jesús, restando o anulando -lo digo con propiedad- a quien es el verdadero protagonista de estas Santas Fiestas: el Niño Jesús.

     Feliz día de Reyes a toda la gran familia de Granada Costa.

     Vuestra amiga Carmen Carrasco.

Carmen Carrasco

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