UN TROCITO DE NAVIDAD
De viandas y cava la mesa llena,
con hambre vieja los concurrentes
esperaban los brindis precedentes
al inicio de la sabrosa cena.
Entre villancicos se fue la pena
que consigo llevan los indigentes
y unas horas fueron suficientes
para vivir feliz la noche buena.
Al acabar la fiesta el asfalto,
los llevó al sueño originario,
que este mundo de caridad falto
Papa Noel lo hiciera solidario
y en vez de una cena por todo lo alto
cenaran un poquito a diario.
Antonio Villar Ramos