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LAS NUECES, UN TESORO PARA NUESTRO CORAZÓN

Dr. Juan Gustavo Benítez Molina

Málaga

Las nueces destacan fundamentalmente por sus aceites vegetales poliinsaturados. Éstas, por un lado, contienen ácido oleico (monoinsaturado), el cual se ha demostrado que reduce los niveles de colesterol en sangre. Es por todos conocido el hecho de que el aceite de oliva también cuenta con este tipo de ácido. Sin embargo, las nueces poseen además los ácidos linoleico y alfa-linoleico (poliinsaturados), los cuales resultan más interesantes de cara a conseguir reducir dichos niveles, así como para prevenir enfermedades cardiovasculares.

            El consumo habitual de nueces en nuestra alimentación nos permitiría reducir hasta en un 50% el riesgo de padecer enfermedades como la angina de pecho o el infarto agudo de miocardio (IAM).

            Multitud de estudios realizados han demostrado que los aceites poliinsaturados, presentes en la nueces, poseen mayor eficacia en la reducción de los niveles de colesterol que los propios aceites monoinsaturados del aceite de oliva. Así, al disminuir el colesterol malo o LDL, nuestras arterias ganarán en elasticidad, se prevendrá la formación de coágulos y los niveles de presión arterial descenderán.

            La capacidad para fluidificar la sangre es atribuida a la transformación del ácido alfa-linoleico en prostaglandinas, las cuales son las responsables de evitar la aparición de arteriosclerosis.

            Comer unas cinco nueces, cinco días a la semana, en lugar de obtener grasas de otras fuentes animales, tales como la manteca, la mantequilla, la carne animal o sus derivados, será sin duda una buena forma de cuidar nuestro corazón.

            Además, este tipo de aceites resulta especialmente importante en la prevención y en el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer, la depresión o la esclerosis múltiple.

            No obstante, no debemos olvidar que las nueces, como la mayoría de los frutos secos, proporcionan una cantidad muy elevada de calorías a nuestro organismo (casi 700 por cada 100g), por lo que no debemos abusar de ellas en caso de obesidad. Si su consumo se efectúa de manera correcta y racional, las nueces pueden incluso ayudarnos en la prevención de estados de obesidad, ya que, por su contenido en serotonina, constituyen un elemento muy saciante, que pueden contribuir a evitar la sensación de hambre, eliminando las ganas de picar alimentos a todas horas. Recuerda, por tanto, que lo ideal es que, si tomas mayor cantidad de nueces, esas calorías de más las reduzcas por otro lado, como por ejemplo disminuyendo el consumo de alimentos menos saludables.

            Las nueces constituyen una fuente importante de vitamina E, la cual cuenta con propiedades antioxidantes. Así, resultarán de gran utilidad a la hora de evitar la influencia negativa que los radicales libres ejercen sobre nuestro cuerpo. Si a esta vitamina le sumamos las pequeñas cantidades de vitamina C que poseen, unidas tendrán mayor efecto de desintoxicación.

            Por otro lado, poseen zinc, que junto con su contenido en vitamina B y polifenoles, ayudarán a mantener en buen estado nuestra piel, previniendo algunas patologías como eczemas, o bien evitando que éstos se sequen si ya han hecho acto de presencia. Del mismo modo, el zinc, junto con su riqueza en ácidos grasos poliinsaturados omega 3 y omega 6, hará que se preserve en buen estado de salud el cabello, favoreciendo su crecimiento y evitando anomalías como la seborrea o la calvicie, en la que, además del zinc, también ayuda su contenido en cobre.

            El contenido en calcio de las nueces hace que sea un alimento ideal a la hora de prevenir la aparición de osteoporosis. Dicha patología afecta más frecuentemente a personas de edad avanzada y a mujeres postmenopáusicas. La disminución en la producción de estrógenos en esta etapa de la vida es la responsable de la carencia de calcio en los huesos, con el consecuente deterioro de los mismos. Es por ello por lo que resultan más frecuentes las fracturas de cadera en mujeres que ya dejaron atrás la menopausia.

            Debido a que las nueces poseen un bajo contenido en hidratos de carbono, éstas resultan idóneas en la alimentación de las personas diabéticas.

            Igualmente, decir que resultan muy interesantes para la alimentación infantil y juvenil, ya que, por su contenido en lecitina y vitamina B, constituyen una buena manera de satisfacer al cerebro, y así permitir que los estudiantes consigan buenos resultados en sus estudios.

            A continuación, y ya para finalizar, procedo a exponer determinados puntos que creo son interesantes, y que no todo el mundo conoce, acerca de los métodos de conservación de las nueces y de las precauciones a tener en cuenta en su consumo: 1. Es mejor comprar las nueces enteras, no ya abiertas y preparadas pasa su consumo directamente. 2. Es conveniente abrirlas e ingerirlas inmediatamente después, sin que transcurra demasiado tiempo. 3. En el caso de que se tengan que guardar, es mejor hacerlo en un recipiente bien cerrado herméticamente y con unas condiciones adecuadas. 4. Las nueces, por su contenido en ácidos poliinsaturados, no pueden someterse al calor de la cocción, ya que sus grasas se vuelven tóxicas. 5. Del mismo modo, no conviene comerlas cuando están verdes, porque contienen cianuro. Esto mismo sucede con las almendras, más conocido popularmente por todos. 6. Cuando están ya pasadas pueden descomponerse y desarrollar alfa-toxinas, las cuales pueden considerarse cancerígenas. 7. Finalmente, deberán tomar las precauciones oportunas las personas que poseen alergia a este alimento, evitando su ingestión accidental.

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