HABLANDO CON… FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ MENA
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Con mi amigo Alberto Einstein en el Parque de las Ciencias de Granada
Allá por el año 1963 y siguientes, estudiaba yo teatro en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Una de las asignaturas que estudiábamos se llamaba “Expresión corporal y mimo”, que era preparación imprescindible para luego poder interpretar con cierta verosimilitud a cualquier personaje. Una de las prácticas que realizábamos de esta asignatura era sentarnos en un banco en cualquier plaza y observar a las personas que pasaban, y por la postura del cuerpo, por la forma de andar, movimiento de brazos y manos, gestos de la cara, sonrisa, mirada y otros detalles teníamos que averiguar su profesión: camarero, administrativo, profesor, religioso, médico… ¿Qué sé yo? Incluso teníamos que penetrar en su interior y descubrir su alma, su personalidad. Distinguir a una persona arrogante, a un mentiroso, a un intrigante, a un simple o a un bobo; a un engreído, no era difícil porque lo iban cantando, a los demás no era tan fácil.
Si aquellas prácticas las trasladáramos a esta época y nos fijáramos en FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ MENA, alguno habría dicho: parece un médico, un profesor, un escritor, puede ser incluso, un poeta, ¿Y por qué no pintor? La verdad es que todos hubiéramos acertado porque es todo eso y mucho más.
Estudió Medicina en Granada, y muy pronto le llamó la atención ese medio de diagnóstico de la enfermedad, que es la Radiología, rama de laMedicina en la que se especializó, y, no por el simple hecho de añadir a su currículum una especialidad, sino porque le apasionaba hasta el punto de convertirse en objetivo. Muy pronto pudo comprobar la importancia de la Radiología para revelar el diagnóstico y poner el tratamiento adecuado, pues a pesar de los avances de la medicina y de los medicamentos, el médico responsable sabe que “un buen diagnóstico equivale ya a media cura”.
En la actualidad sigue trabajando con el mismo entusiasmo que cuando empezó hace ya 50 años. Es también profesor de Radiología en la Facultad de Medicina de Granada, y Académico de Número de la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental.
En una primera impresión, según lo leído hasta aquí, se pudiera pensar que el Dr. D. FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ MENA, es sólo Medicina, pero no. Los que le conocemos sabemos que él tiene muy presente las palabras de aquel médico y académico español, D. José de Letamendi que dijo: “El que sólo sabe de medicina, ni medicina sabe”. Y el Dr. F. JAVIER es escritor, es poeta, es pintor; y aún le queda tiempo para viajar con la mirada despierta y la mente abierta impregnándose del espíritu del lugar que visita, pues como muy acertadamente escribió RENE DUBOS, profesor de Microbiología y Patología de la Universidad Rockefeller de Nueva York, cada rincón de la superficie terrestre tiene una emanación vital distinta, una vibración distinta, una exhalación química distinta”… Y así es, tiene sus propias flores con sus propios colores y sus propios perfumes.
En estos últimos días de 2024, sentados en una cafetería hablamos de algunos temas de ahora y también de antaño, y, como es lógico, abordamos la Sanidad en la España de hoy. Recogiendo el sentir y las quejas más comunes de las personas en cualquier Autonomía, si alguien por la razón que sea, quiere que le vea el médico, en cualquier compañía sanitaria o en la S.S tiene que pedir cita, que pueden dársela a los 20 ó 30 días siguientes y si necesitas algunas pruebas o intervención quirúrgica puedes esperar 6 meses o años.
Atención médico-paciente.- Apenas existe. El paciente dice dónde le duele y el médico frente a la pantalla del ordenador va escribiendo, y antes de que el paciente pueda explicarse le extiende una o varias recetas y le dice que si no mejora vuelva al mes siguiente. No ha habido exploración alguna, y a veces se quejan de que el médico ni les ha mirado, y salen descorazonados, tristes… Tiempo empleado: 3-5 minutos. Imposible haber hecho un diagnóstico, y sabido es que la base del acto médico es el diagnóstico.
Rogelio: El servicio sanitario y la atención médica en la España de hoy ¿es la mejor del mundo, como se decía hace tan sólo 40 años?
Dr. Javier: El sistema sanitario español se enfrenta a un momento crítico. Tradicionalmente ha gozado de muy buena reputación y resultados favorables en salud con una proporción de gasto inferior a la media. En la actualidad se enfrenta a retos como la gestión de las enfermedades crónicas, el envejecimiento de la población y la mejora en cobertura y universalidad de las prestaciones sanitarias, recursos humanos, infraestructuras, acceso y calidad de la atención sanitaria y una financiación sostenibles. No obstante, el Sistema Sanitario español goza de un amplio reconocimiento por su eficiencia, calidad de servicios y accesibilidad. Ofrece un sistema descentralizado financiado por fondos públicos y cobertura universal y posee una amplia red de hospitales públicos con tecnología avanzada y excelentes resultados. El grado de satisfacción con el Sistema Sanitario español es de 6,4 sobre 10 y la Atención Primaria es la mejor valorada, un 7,3 sobre 10 aunque, la OMS reconoce que Francia tiene el mejor sistema sanitario de Europa y, si bien llegamos a situaciones en el tercer o cuarto puesto del “ranking”, en la actualidad ocupamos, el séptimo puesto tras Singapur y deberemos avanzar en algunos puntos débiles como listas de espera, atención dental, organización y medios.
R .- A la vista de los hechos está claro que sobran medicamentos y faltan médicos y hospitales. ¿Es cierto?
Dr. J.- Los últimos datos publicados determinan un déficit de 9000 especialistas hasta la frontera del 2027 y, sobre todo en Atención Primaria. También existe un déficit importante en enfermería. España se ha convertido en un país importador de médicos. En la convocatoria 2022-2023 el 16,4 % de adjudicatarios a plaza eran extranjeros y el 54% de nuevos colegiados en 2022 en el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona procedían de otros países. En 2021 el 31% de todos los especialistas del sistema nacional de salud eran de atención Primaria y el 21% tenían más de 60 años.
Actualmente, España dispone de 840 centros sanitarios con gestión autonómica y privada. La red de centros es estable con 400 de régimen privado, 332 con gestión autonómica, 4 vinculados al Estado y el resto a Diputaciones, Municipios, Ministerio de Defensa, Mutuas y otros organismos y se ha incrementado débilmente el número de camas hospitalarias.
R.- Hace ya años un agente de propaganda de la industria farmacéutica afirmaba: “…son los visitadores médicos y no los médicos quienes, a través de estos, prescriben los medicamentos”. ¿Qué hay de verdad en estas palabras?
Dr. J.- Los visitadores médicos informan sobre nuevos productos y medicamentos en cada especialidad. Suponen una ayuda en la tarea del médico. El criterio médico y el estudio de los nuevos fármacos es una responsabilidad del médico y debe atender muy especialmente a los efectos o complicaciones secundarias de su uso. El visitador médico es una figura legal reconocida y permitida para transmitir información y tienen una función muy especial como auxiliares en salud. Poseen conocimientos técnicos y científicos de los productos que proporcionan y deben preparar cada entrevista médica para obtener los resultados esperados e interactúan personalmente con el médico, pero en mi opinión, el médico utilizará cada producto en beneficio de cada paciente porque no hay enfermedades sino enfermos.
R.- Un médico alemán, GERG VOLK escribió esto: “El pensar, el querer, el sentir, el obrar y el sufrir están activos en toda enfermedad y el médico debe tenerlo en cuenta.
¿Es esto una utopía en nuestra época?
Dr. J.- Una enfermedad grave genera un impacto emocional que afecta al paciente y a su familia. A esto se añaden implicaciones culturales y se asocia a sentimientos a la personalidad del paciente y al alma pudiendo surgir un sentimiento de vulnerabilidad o fragilidad. Este sufrimiento influye a nivel físico y psicológico o espiritual. Los profesionales sanitarios tienen la responsabilidad de ir más allá de la esfera física del paciente y deben ser capaces de desarrollar estrategias para evaluar a la persona enferma en su totalidad. Sólo así seremos capaces de ayudarle en esa dificultad y se sienta comprendido y acompañado junto a la visión holística del problema de atención a la familia, aumentando la percepción de la dignidad del paciente como una forma de crecimiento personal.
R.- Una de las misiones de la Real Academia de Medicina de Andalucía a la que Vd. pertenece, es “la difusión de la cultura médica”, ¿Cómo se lleva a cabo esta misión?
Dr. J.- La Real Academia de Medicina Oriental Ceuta y Melilla fundada en tiempos del Rey Fernando VII y que en el año 2030 cumplirá 200 años, siempre ha estado ligada al conocimiento científico y la difusión de la ciencia médica. Por ella han pasado Decanos, Rectores Universitarios, Catedráticos, Investigadores, no sólo del ámbito regional sino del nacional e internacional. Nuestra revista “Actualidad Médica”, de hecho, centenaria obtiene cada año más de 18000 visitas y consultas en el ámbito nacional e internacional, especialmente por Centro y Suramérica. L Real Academia cuenta con soporte TV y Web donde se puede seguir en “streaming”, conferencias, eventos y programaciones culturales médicas durante todo el año. La Real Academia cuenta con una programación exhaustiva de difusión médica a través de sus múltiples aulas: dieta mediterránea y vida saludable; oncológica; pediátrica y geriátrica y de ciclos como “Jueves Académicos”, la “Opinión del Experto, y “Página de Historia y Ciencia”, en donde se exponen temas de máxima actualidad con un exquisito rigor y debate de cada tema a tratar. Asimismo, la Sala de Actos se convierte en foco de presentaciones médicas y tecnológicas en reuniones de sociedades médicas y científicas y abiertas a otras asociaciones del ámbito médico como “Amigos del Clínico” y “Asociación de Antiguos Alumnos de la Facultad de Medicina”. La Real Academia de Medicina Oriental es cofundadora del Museo de la Salud (MUSAL) y presta sus efectivos instrumentales y bibliotecarios a la entidad museística. Asimismo, presenta en cuadernos técnicos del Patrimonio UGR su exposición: La Medicina a través del Museo de la Salud: “La larga historia de la búsqueda de sanar “.
La Real Academia de Medicina se integra en el Instituto de Academias de Andalucía y ha participado en eventos conjuntos con la Conmemoración del Día Internacional de la Luz y su exposición “Luz y Vida” en la cual participé activamente con un Póster y Edición de Texto con conferencias acerca de los rayos X: Una Radiación Misteriosa.
R.- ¿Se encuentra cooperación y ayuda por parte de la Administración o por el contrario sólo promesas y buenos deseos que quedan en nada?
Dr. J.- La Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Educación, Ciencia e Innovación, establece un marco de colaboración no sólo institucional sino económico, al desarrollo de todas las funciones implícitas al marco de la Real Academia de Medicina y vela por el cumplimiento de tales objetivos en materias de investigación, docencia y difusión del conocimiento médico y la salud. Estos convenios básicos suponen la creación de un régimen permanente a través del que articular dicha cooperación entre Administración Sanitaria y estas Instituciones Académicas.
Las Academias son depositarias de una gran tradición histórica y se proyectan al futuro. Deben poseer, por tanto, unas relaciones especiales sectoriales y sociales, tanto a nivel autonómico como nacional e internacional y para ello, poseer medios eficaces en la creación, intercambio y difusión del conocimiento médico. Asimismo, esta Real Corporación mantiene convenios de colaboración con el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y, a través de la Vocalía Académica de Relaciones Institucionales con organismos judiciales y periciales de casos médicos complejos.
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R.- Todos los organismos nacionales e internacionales coinciden en que en España la enseñanza a todos los niveles es deficiente. En su caso como profesor de especialidad radiológica, ¿ve que sus alumnos tienen esa vocación de la que hablaba el gran Dr. Marañón:” vocación, encanto o encantamiento que hace luz de la oscuridad y ligereza del esfuerzo”?
Dr. J.- Una cosa es la enseñanza y otra la educación médica. La primera dura un cierto tiempo, la Graduación o Licenciatura, como mucho el Posgrado. La segunda es un proceso de por vida. Comienza cuando acedemos a nuestra Facultad y no se detiene en el momento de la graduación ni siquiera en la obtención del título de especialista o grado de doctor, termina el último día de la vida profesional y creo que, únicamente la muerte termina con ella. Esta formación acompañará los avances en la Ciencia y Práctica Clínica y se relacionará con las nuevas prioridades en salud del individuo y de la Salud Pública ante las crecientes expectativas y de una sociedad cambiante día a día.
En la educación médica encontramos la luz que lucha contra la oscuridad y la ligereza ante el esfuerzo que decía Marañón. La educación médica conlleva inherente el espíritu vocacional del médico y ejerce un papel muy importante en la investigación, el desarrollo curricular y la calidad del ejercicio médico.
R.- El médico y escritor sueco AXEL MUNTHE dijo que no había ninguna droga tan poderosa como la esperanza, y que la más mínima huella de pesimismo en el rostro o en las palabras del médico podía costar la vida al enfermo. ¿Cuál es su opinión?
Dr. J.- La esperanza es todo un estado de ánimo y surge cuando se presenta alcanzable algo que se desea. Existe un sentido humano de la esperanza conociendo las virtualidades que están encerradas en el hombre individual y en la humanidad socialmente considerada. La esperanza lleva consigo un doble aspecto: no se contenta con lo ya adquirido y crea una posibilidad hacia la cual tiende uno con toda ilusión. Para el mundo cristiano está en Dios y es una virtud teologal; para otros, no. Pero como seres humanos compartimos toda esperanza en este mundo. La esperanza existe y hay que buscarla y vivirla para que nos permita enriquecer esta vida que se nos ha concedido. La esperanza se refiere a lo que espero, no a lo que tengo.
Mientras vivimos tenemos esperanza. La vida misma es una expresión de esperanza; es virtud y fuerza; ayuda a vivir y salva.
R.- También confesó este médico en su libro “La historia de S. Michelle”, que él no tenía una gran formación médica – sin embargo, tenía una enorme clientela y de la sociedad más elevada de París- y que su éxito fue debido a esa capacidad de “inspirar confianza” al enfermo, y dijo estas palabras: “El médico que es capaz de inspirar confianza casi es capaz de resucitar a los muertos”.
¿Tan escaso es este don en el médico de hoy?
Dr. J.- La confianza es una variable en la relación paciente-médico y tiene un papel relevante y estratégico en los procesos terapéuticos. Es fundamental considerarla como parte de la atención en salud, como una especie de colaboración y compromiso del paciente, pero hay que medirla por características culturales y del entorno del mismo. A nivel mundial existe un aumento de las enfermedades crónicas (cardiovasculares, respiratorias, cáncer y diabetes) responsables de cuatro muertes de cada cinco al año. Estas condiciones demandan un cuidado continuo y de larga duración. En este contexto la relación entre las personas enfermas y los profesionales de la salud se mantiene en el tiempo por necesitar acudir regularmente a los centros sanitarios para cuidar y mantener controlada su enfermedad crónica. La confianza es un contrato relacional y debe ser recíproco.
Para los médicos confiar en los pacientes es un acto que tiene implicaciones morales. La relación médico-paciente en esta forma produce resultados positivos y permite desarrollar en condiciones óptimas la relación terapéutica. El acto médico-paciente debe ser reconfortante y comprensivo y debe alentar a que los pacientes formulen preguntas responderlas, discutir opciones, pedir opiniones, mirar a los ojos y tratar como iguales.
R.- Usted lleva 50 años en contacto con el dolor, la tristeza, el miedo, el desánimo y el sufrimiento del cuerpo y del alma de muchas personas, ¿Se ha preguntado alguna vez – como hace ya 250 años Rousseau y más tarde también FREUD – por qué a pesar de esa semejanza con Dios, la humanidad no es más dichosa y feliz?
Dr. J.- En la vida pasan cosas malas. ¿Cómo respondo frente a ellas? Eso define mi carácter y la calidad de mi vida. Puedo elegir sentarme en una tristeza perpetua inmovilizado por la gravedad de mi pérdida o puedo decidir elevarme sobre el dolor y atesorar el regalo más preciado que tengo: la vida. Estas palabras no son mías, pertenecen al pintor estadounidense Walter Inglis Anderson, fallecido de cáncer el 30 de noviembre de 1965 a la edad de 62 años.
La razón del sufrimiento no radica en él mismo, sino que radica en un bien. El mal, y por tanto el dolor, no tiene un ser real, sino que es un ente mental que indica falta de ser, de plenitud. A través del dolor nos damos cuenta de que no somos perfectos, que no todos los fines están a nuestro alcance. Se podría describir el sufrimiento como el efecto del dolor que es una percepción del mal, sea interno o externo. Puede originarse en el pensamiento, en la reflexión, en la meditación, en el recuerdo o en la imaginación, o bien, en una lesión externa como una quemadura o una fractura de un hueso. La aprehensión interior de un dolor es lo que denominamos tristeza y se debe a un dolor interior.
Una persona que ha sufrido una desgracia familiar está triste pero no sufre ningún dolor externo. Los sentidos externos perciben el presente, pero la tristeza percibe el presente, el pasado y el futuro. El hombre está triste cuando su futuro es incierto, pero tiene capacidad de avanzar mentalmente en el futuro y preveerlo.
R.- Como continuación a la pregunta anterior, el maestro del psicoanálisis ALFRED ADLER escribió todo un libro sobre “El sentido de la vida”, y el físico más famoso de todos los tiempos A. EINSTEIN, también se pronunció sobre este tema: “¿En qué consiste el sentido de nuestra existencia? Contesto: quien sienta su vida y la de los demás como algo sin sentido es un infeliz, y agrego más: apenas merece existir”.
Con todo lo que se ve, ¿Se pregunta Vd. de vez en cuando por “el sentido de la vida”?
Dr. J.- El sentido de la vida está profundamente mezclado por las concepciones filosóficas y religiosas de la existencia, la conciencia, la felicidad y afecta a cuestiones como el significado simbólico, la ontología, el valor, la ética, el bien y el mal o el libre albedrío, la concepción de Dios, la existencia de Dios y el más allá. Existen muchos interrogantes: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿Cuál es el significado de la vida? De esta manera podríamos confeccionar un gran listado y no obtener una respuesta unánime. El sentido de la vida ha variado desde la Grecia Clásica con el platonismo, el aristotelismo, lo epicúreo y el estoicismo hasta el gran momento de la Ilustración y el Liberalismo en donde cambió el significado de la vida y se centró menos en la relación de la humanidad con Dios y más en la relación entre los individuos y su sociedad.
Nuestra era actual reescribe la relación de la humanidad con el mundo natural. Los avances en medicina y tecnología han liberado al hombre de importantes limitaciones y dolencias y ha alterado las formas en que se conocen las relaciones que las personas tienen consigo mismo y entre sí.
R.- Hace unos años asistí a un congreso médico en Madrid y un radiólogo terminó su ponencia con estas palabras: “para interpretar una radiografía es imprescindible tener formación, experiencia, imaginación, y sobre todo ser un artista”.
¿Está de acuerdo con el pensamiento de este radiólogo?
Dr. J.- Una radiografía es una representación de sombras y luces. Cada modo de crear una imagen tiene su método de lectura y como toda lectura precisa de un aprendizaje. Ahí interviene el conocimiento de la forma en que se ha creado la imagen, qué tecnología conlleva y la experiencia adquirida en su interpretación. La radiografía en sí deja poco margen a la imaginación. Es un soporte real de un proceso congelado en ese momento que puede expresar normalidad o patología. Estoy de acuerdo en que una vena de “arte” debe brillar en el análisis de ese complejo de “sombras, luces o penumbras” que se extienden sobre una escala de grises y asumo que en su interpretación no deben estar como único modo de expresión la forma, la densidad, el tamaño y la posición, sino que deben estar complementados con datos clínicos, antecedentes familiares, el conocimiento real del paciente y otras consideraciones.
La interpretación de una radiografía es una lectura específica para describir toda la información aportada en las imágenes. Para la interpretación correcta de una radiografía se precisa unas condiciones visuales óptimas. La calidad de la imagen debe ser lo más amplia posible y el conocimiento de la anatomía espacial imprescindible. El análisis debe ser sistemático y la experiencia es el gran determinante para ello.
R.- En uno de los puntos del Juramento Hipocrático dice: “Recordaré que la medicina no sólo es ciencia, sino arte, y, que la calidez humana, la compasión y la comprensión pueden ser más valiosas que el bisturí del cirujano o el medicamento del químico”.
¿Se llevan estas normas a la práctica por los médicos de hoy?
Dr. J.- “Vita brevis, ars longa, occasio praeceps, esperimentum pericolosum, iudiccium difficile”. La vida es breve, el arte es largo, la ocasión fugaz, la experiencia peligrosa y el juicio difícil afirma el primer aforismo hipocrático. En él se hace referencia a la medicina como un Arte, lo que en aquel tiempo era sinónimo de “práctica” de una actividad particular.
El arte médico emplea determinados conocimientos para obtener una verdad científica sino un resultado práctico, que es el fin de la Medicina. Arte y Técnica no son sinónimos. Hace 2000 años ambos se referían a lo mismo, a un proceso creativo basado en “saberes” en su mayor parte empírico. A lo largo de la historia se produce una escisión de las palabras “Arte” y “Técnica”. En el presente Al “Arte” se le atribuye un sentido estético y a la “Técnica” un sentido utilitario o brazo ejecutor de la Ciencia.
La medicina guarda desde Hipócrates una reserva moral entrañable y un cofre de mitos y magias que hacen soportable lo insoportable.
Mi querida amiga, compañera y admirada en la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental, la profesora Dª María Castellano Arroyo decía en un magnífico artículo de “Medicina Arte y Ciencia” lo siguientes: “La Medicina es Ciencia porque el Acto Médico se debe apoyar en conocimientos probados pero, también es Arte porque el paciente es una unidad psicofísica en la que su estructura mental recibe lo que le llega del entorno y lo elabora atendiendo a su propia personalidad. Por ello, la asistencia y los cuidados médicos deben estar personalizados según al paciente a que se atiende. La medicina es la más humana de las artes, la más artística de las ciencias y la más científica de las humanidades.
R.- ¿Qué pensaría Ud. si oyera decir a alguien estas palabras?
Turmalinas y turquesas,
aguamarinas rizadas,
espuma de caracolas
que parecen ser de nata.
Dr. J.- Bueno, podría ser alguien que leyó en su momento alguno de los poemas que año tras año he ido vertiendo en mis queridas Festividades de San Lucas, Patrón de la Medicina, concursando en la sección de poesía. Comencé en el año 2000 y lo dejé en el año 2015. También he efectuado pinitos en prosa, algo de pintura y pirograbados y tengo publicados tres libros: Historias y leyendas de Granada; Alhambra: Mis sensaciones y Albayzín, y El Halcón Blanco. Entre la lectura, la escritura, la pintura, la práctica médica, mis labores en la Real Academia de Medicina de Andalucía Oriental, mi familia y mis amigos he pasado estos últimos 50 años. Por cierto, celebramos todo ello en el próximo mes de octubre.
Epílogo.- Así es el pensamiento, el sentir y el actuar del médico, del profesor, del académico, del poeta, del hombre… Francisco Javier Fernández Mena, que como bien dijo el gran filósofo y humanista español Juan Luis Vives “en el hombre son las voces los signos del alma entera, de la fantasía, de los afectos, de la inteligencia y de la voluntad”.
En absoluto he intentado pintarlo o adornarlo, sino que sólo me he limitado a mostrarlo siguiendo la frase evangélica “por sus frutos lo conoceréis”.
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