Portada » El dolor de las llamas
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Arde la tierra, se quema el monte

y el humo escribe en el cielo

un grito negro, como una voz lúgubre

que llora alzando su llanto amargo

hacia el universo.

Se quiebran las raíces,

los nidos caen como lágrimas

de una lluvia inexistente

y la savia…la savia nutritiva

se ahoga en el calor sofocante

 que la  convierte en ceniza,

rompiendo toda  esperanza de vida.

No hay canto de pájaros,

sino un silencio roto

por el crepitar del tronco,

el rumor de viento

soplando impávido

sobre un desierto recién nacido

donde ayer hubo verdor y vida

y hoy se alza la soledad y el olvido.

El viento,

antaño portavoz de sueños,

quiebra  ramas que ya no abrazan

anhelos de vida

y dejan de ser refugio de animales,

que deambulaban libres

buscando el fresco amparo de sus hojas verdes.

Fuego que avanza sin freno ni mesura

condenando también  a la montaña

 a la desnudez en su altura.

Llamas voraces que  devoran troncos,

devoran memoria, devoran futuro,

devoran esperanza y alegría.

Y queda el hombre mirando,

culpable o impotente,

sintiendo que un trozo de sí mismo

se ha quemado  con las llamas

que arrebatan a la naturaleza

su impronta y su belleza.

Fuego devastador, brasa ardiente

que de puro calor

hiela el corazón

de quien lo padece.

Ana Martínez Parra

1 pensó en “El dolor de las llamas

  1. Verdaderamente lamentable lo ke está ocurriendo con nuestra naturaleza,y con nuestros semejantes ,sin olvidarnos de los inocentes animales.Deveriamos poner cada uno nuestro granito de arena,para evitar que esto siga pasando.Mi respeto y condolencia a todos y cada uno de los afectados

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