ECOS DE LA CALLE EN – DEFENSA DE LA PAZ
En un mundo marcado por la incertidumbre y la discordia, la búsqueda de la paz se erige como un clamor universal. En «Ecos de la Calle: En Defensa de la Paz», Antonio Prima Manzano nos invita a reflexionar sobre el imperativo moral de abandonar la violencia y abrazar el diálogo como vía hacia la estabilidad mundial. Con palabras cargadas de sinceridad y urgencia, el autor nos insta a trascender intereses políticos y económicos para construir un futuro de armonía y justicia. En este llamado a la sabiduría y la madurez, se revela una verdad innegable: la paz no conoce de ideologías, solo florece en el corazón de aquellos que anhelan y merecen su luz.
Paz, es el grito unánime de toda la sociedad civilizada harta de tanto egoísmo y terror, de tanta violación de los derechos humanos y de tanta hipocresía de los países que miran a otro lado sin pronunciarse abiertamente para la consecución de la paz y la estabilidad mundial que buena falta nos hace, y les ruego que se abstengan de fomentar la discordia ya existente.
Gran parte de la humanidad, especialmente los que piensan en la juventud que son los que terminan siendo “carne de cañón”, como lo han sido en todas las guerras pasadas, claman por el entendimiento y el diálogo ante el terror de una posible nueva guerra mundial cuyo alcance imprevisible puede sembrar de muertos el planeta.
No es fácil buscar un calificativo para quienes por todo argumento emplean las armas y la fuerza para hacer valer sus intereses, sus egoísmos, no sus razones o sus convicciones, porque éstas, tendrían fundamento desde el derecho y la legalidad en el ámbito de la ONU.
Pero para ello, la humanidad tiene ante sí, el reto de demostrar que no ha evolucionado solamente en lo técnico y lo económico, sino también en lo humano y lo moral, y ello se demuestra con un talante dialogante y abierto sin rencillas ni resentimientos.
Si los dirigentes de los países beligerantes que no quiero citar expresamente, porque quiero referirme a todos los actos de violencia y terror extendidos por el planeta en estos momentos, son responsables reales del peligro de desestabilizar la paz internacional, con el caos y retroceso para la civilización que ello supondría, que se sienten a dialogar; a ponerse de acuerdos en sus justas demandas, y que miren más allá de sus propios intereses políticos y económicos. Que recapaciten y tomen las decisiones necesarias para poner fin a esta locura de destrucción y muerte, y que recuerden de la historia que, al final de las contiendas nunca hay verdaderos ganadores, aún estos, los que terminan llamándose vencedores, han pagado un alto tributo de vidas humanas, de dolor y destrucción, y también la condena de millones de seres humanos que les odiarán hasta más allá de su muerte.
Y una última observación a los políticos: La paz queridos míos; no es de derechas ni de izquierdas, ¡qué más quisieran ustedes! – Solamente es patrimonio de la sabiduría y de la madurez de los pueblos. Y para alcanzarla, lo mejor es desearla y merecerla. Olvidarse de nuestros egoísmos y pretensiones y mirar por el bien y la igualdad de todos los seres de este planeta, al que estamos obcecados en destruir junto con nuestra especie humana.
Mi enhorabuena, por el magnífico comentario con el que presentan mi artículo.