DETRÁS DEL MURO: El tránsito de la persona.

Me llamo Nada Imán y tengo la certeza de serme indiferente haber nacido en Siria, para en realidad sentirme ciudadana del mundo.

El sello que la nacionalidad nos pone al nacer nos marca para bien o para mal.

Sentirme ciudadana universal, aquí detrás de este húmedo muro, no significa un premio, solo suerte de haber llegado.

Lo que debería significar, por sentirme así,  un canto a la universalidad del hombre y a la vez una alegoría de la grandeza del ser humano, aquí, junto a estas piedras sin vida, se torna en individualidad.

Salimos de aquel lugar como personas y llegamos aquí como individuos.

Un  individuo es perteneciente al ser uno, indivisible en dos. Es, pues, la expresión corpórea del egoísmo, una condición humana.

Una persona es por extensión la definición más exacta del ser puro. Del perfecto. Del dual y participativo. De aquel integrador e integrado, colectivo. Parte de la naturaleza humana, y parte de la naturaleza de Dios.

Ser persona es reconocerse entre los integrados en un agraciado grupo de seres cercanos a la divinidad.

Detrás del muro hay cabezas partidas en actos suicidas por haberse perdido.

Del tránsito entre persona e individuo hay muchos kilómetros de dolor. Herida por donde se pierde la dignidad.

Agustín Hervás Cobo Periodista, poeta y escritor.

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