CULTURA FLAMENCA. FLAMENCO Y TOROS (XXII): Miguel Báez “EL LITRI” (1930)
Ya hemos repetido, varias veces, que tanto en el Flamenco como en los Toros, se dan dinastías artísticas.Y así sabemos que Miguel Báez Espuny “El Litri” es descendiente de una de las dinastías onubenses más importantes. Su abuelo, su padre y su hermanastro fueron toreros, aunque, a decir verdad, él los superó en fama y conocimiento a todos. Su fama llegó a ser tan grande que en 1960 se filmó una película titulada “El Litri y su sombra”, donde se narraba la historia de toda la saga. Aún más: su hijo Miguel Báez Espínola “El Litri” logró buena fama en el año 1990.
Su padre, Miguel Báez “El Litri” matador de toros de cierta fama local en Huelva, confiaba en el futuro de su hijo Manuel Báez “El Litri”, que era una de las espadas más prometedoras del momento, cuando éste fue corneado mortalmente en Málaga, el 11 de febrero de 1925. Una copla aún lo recuerda: “Fue en Málaga, / una tarde de febrero fue,/ donde el Litri toreaba / por primera vez.// Con Zurito y con Lalanda / formaba cartel, / y la muerte le acechaba / y cogido fue”, cfr. “Cancionero Popular Taurino”, pág. 145 (Ser y Tiempo.Temas de España, 1963). Por aquel entonces era Miguel Báez viudo de su primera mujer, y, desalentado por la muerte de su único hijo, cayó en fuerte depresión. En esa época conoció a una joven admiradora de su hijo, y se enamoró de ella: de esta unión nació Miguel Báez Espuny. Fallecido el progenitor, pidió a su esposa que su hijo no siguiera los pasos de sus antecesores en el mundo de la tauromaquia. Pero no fue así, ya que Miguel se convirtió en un buen aficionado y manifestó públicamente su vocación como torero. Su carrera comienza el 17 de agosto de 1947 en Valverde del Camino (Huelva), formando cartel con Costillares y Juan Barranco Posada. Su explosión torera la tiene en las Fallas de Valencia de 1949, encaramándose, juntamente con Julio Aparicio, en la cima de la popularidad, superando a los matadores de toros. Algo inaudito. Fueron años en los que, tanto Aparicio como Litri, acaparaban las principales ferias y plazas. Por otra parte, Litri, en 1949, toreó 114 novilladas, número éste no alcanzado por ningún torero.
El contraste de estilo de los muchachos – Aparicio – Litri – contribuyó mucho a una rivalidad más propagandística que existente – escribe Rafael Ríos en “Tauromaquia Fundamental”, pág. 153 -, pero que es evidente que sirvió para levantar la fiesta, que estaba desde 1947, fecha de la muerte de Manolete, un poco aletargada. Las plazas volvieron a llenarse de un público deseoso de contemplar la lidia clásica de Julio Aparicio y el natural de Miguel Báez, citando a gran distancia del toro para que éste viniese, poco a poco, a su muletilla escarlata. Es posible que se le pudiera poner como defecto que el pase con la izquierda fuera más una sacudida que “un parar, templar y mandar”, pero, a la verdad, que aquello resultaba vistoso y emocionante, tal como pude comprobar en la Plaza de Toros de Granada.
Tomó la alternativa el 12 de octubre de 1949, siendo su padrino Joaquín Rodriguez Cagancho y actuando como testigo Julio Aparicio. Los toros eran de la ganadería de Antonio Urquijo. Se presentó en Sevilla, como matador de toros, el 17 de abril de 1951, compartiendo cartel con Manolo González y Julio Aparicio; Litri cortó dos orejas. Sería confirmado el 17 de mayo de 1951, teniendo a José Luís Vázquez como padrino y como testigo Antonio Bienvenida; los toros pertenecían a la ganadería Bohorquez. El Litri cortó una oreja. En junio de ese mismo año hizo la corrida de la Beneficencia con Pepe Luís Vázquez y Aparicio, en la que realizó la mejor faena de su vida. Se marchó a Méjico, en olor de fama – igualándolo a Manolete – pero no tuvo suerte y regresó pronto a España. Litri tuvo diferentes retiradas en su carrera taurina. Su última aparición como torero fue el 26 de septiembre de 1987 con motivo de la toma de alternativa de su hijo en la plaza francesa de Nimes. El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía le concedió en 2007 la Medalla de Andalucía. Todos los críticos taurinos lo han considerado como persona de gran calidad humana. En su Huelva natal, donde reside, es muy considerado y querido por todos los que lo conocen.
Huelva, una de las cunas del Fandango, es también tierra de toreros; la egregia figura de Miguel Báez “El Litri” está presente también en sus múltiples y variadas coplas. La figura del torero se ha erguido con la mirada en el infinito y su corazón en los movimientos, paseillos, de un corto balanceo de capote y espada. Surge un “OLÉ”, cuando el toro y el torero han rematado a compás. Es el momento en que aparece el “DUENDE”. Los cantes son así… como una inmensa plaza, pero sin callejones, sin barreras, ni tendíos. ¡Ycuántas veces hemos oído expresiones como éstas!: ¡QUE BIEN HA TOREADO!, ¡TOREABA POR SEGUIRIYAS, POR SOLEARES!.
Y sin embargo, jamás se ha oído decir que fulano toreó bien por sardanas, por jotas o… por muñeiras. Seamos, pues, objetivos: El Cante y el Toreo nacen en Andalucía. De Ronda, de Sevilla, de Córdoba… ES UNO Y ANDALUZ el toreo, como magistralmente dejó dicho Felipe Seassone. Crítico de Toros. La similitud entre el Flamenco y los Toros no es, pues, circunstancial, sino real y profunda: nota característica y específica de la “milenaria y autóctona cultura del pueblo andaluz”, tal como dijera Ortega y Gasset en “Teoría de Andalucía” (R. de Occidente, 1927).
Creo que es una grave responsabilidad que yo me he echado, libremente, sobre mis espaldas con el sólo propósito de hacer ver – aunque no lo logre del todo – las estrechas relaciones de similitud e identidad que hay en el complejo y enigmático mundo de los toros y el arte flamenco en su trilogía de Cante, Baile y Toque. Seguiré, por tanto, en esta línea como Cantaor y amantísimo de la Tauromaquia en todos sus aspectos. Doy, pues, mis más profundas y sentidas gracias al periódico GRANADA COSTA por ofrecerme sus páginas para desarrollar mis inquietudes, dirigidas siempre a dar a conocer los valores culturales y artísticos del Flamenco y los Toros.
Alfredo Arrebola Sanchez