Portada » Cuando el alcoholismo deviene un secreto familiar
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La familia es el núcleo protector básico para el desarrollo de los hijos/as. Cuando uno de los progenitores tiene un problema de alcoholismo genera una serie de situaciones de maltrato y padecimiento en el hijo. No necesariamente, el menor, tiene que sufrir un maltrato físico, pero el ser observador pasivo de las situaciones derivadas del alcoholismo del progenitor, es un maltrato que muchas veces no se tiene en cuenta. Se suele cree que los niños pequeños no entienden lo que pasa, y eso es un grave error. Desde bebes los hijos interactúan con sus cuidadores. Esta es la función que ejecutan las neuronas espejo. Todos hemos podido ver como los bebes responden en positivo o negativo según sea la actitud del cuidador con ellos, especialmente con el lenguaje no verbal. Muchas veces se olvida que no es tanto lo que se dice sino como se dice. O que una palabra produce mucho más daño que una agresión física. Especialmente es importante tener en cuenta la influencia del lenguaje no verbal en las relaciones humanas. En el caso del alcoholismo de uno o de los dos progenitores, para entender como el hijo puede desarrollar sentimientos de desvalorización y culpa, o reproducir las pautas adictivas, debemos tener en cuenta los aspectos emocionales ligados al lenguaje verbal y no verbal.

Los miembros de la familia pueden desarrollar diferentes conductas delante del malestar y padecimiento ocasionado por el alcoholismo. Las más frecuentes son la negación y el secreto. El cónyuge puede negar el conflicto, como decía, a los hijos, lo que puede degenerar en una situación insostenible. No se habla del tema, porque se puede creer que estará controlado al quedar circunscrito al ámbito familiar. Puede ser también una forma de protección frente a lo que los otros puedan pensar o decir, porque no se entiende el alcoholismo como una enfermedad crónica sino como un estigma, una vergüenza. Esto se ve muy frecuentemente en los hijos, donde se observa muchas dificultades de poder hablar del tema por la vergüenza que les provoca o sus dificultades para que sus amigos vayan a su casa.

Cuando un miembro de la familia destapa el secreto familiar corre el riesgo de ser señalados como traidor y responsable de que la familia se destruya. Por ello, en general, los hijos termina habituándose a un sistema familiar donde se tiende a negar el conflicto. En muchos casos, se da una inversión de roles, donde los hijos pasan a ser cuidadores y responsables de su padre o de su madre. Los hijos pueden desarrollar diferentes problemas derivados del malestar que viven en la familia. Tales como: creerse culpable, negar el conflicto porque el padre o la madre son buenas personas y les quieren, o sentirse desvalorizado y no merecedor de amor. A nivel cognitivo: fracaso escolar o dificultades en el desarrollo de los aprendizajes. A nivel emocional: depresión, ansiedad, trastornos de conducta, trastornos alimentarios o conductas adictivas Y en el peor de los casos, los hijos pueden terminar haciendo una identificación con la conducta de los progenitores: repetición de formar parejas con un alcohólico y desarrollar conductas adictivas, especialmente alcoholismo.

No hablar del tema incrementa el sufrimiento de todos los miembros de la familia. Esto termina generando una gangrena que poco a poco va provocando diferentes tipos de malestar en todos los miembros de la familia. Por eso es importante poder participar en grupos de autoayuda, como es el caso de Alateen, que son un entorno seguro para los adolescentes que tiene el problema de alcoholismo de sus progenitores. Poder hablar sin miedo a los sentimientos, tan positivos como negativos es sanador. Es importante que tengamos en cuenta que sentir pena y dolor no es incompatible con los sentimientos de rabia y ganas de desentenderse. Poder hacerse cargo de los sentimientos de ambivalencia respecto a los progenitores es una vía de prevención, de que el circuito tan típico de repetir las conductas adictivas de los progenitores se rompan definitivamente y que los hijos tengan un destino diferente.

Dra. Carme Tello Casany

Psicóloga clínica

Presidenta Associació Catalana per la Infància Maltractada (ACIM)

Presidenta de la Federación de Asociaciones para la prevención del Maltrato Infantil (FAPMI)

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