Consejos del Doctor: Juan Gustavo Benítez Molina
LA ALERGIA, UN COMBATE EN TERRITORIO ENEMIGO
El cielo, en su inmensidad, pureza y sabiduría, nos regala una vez más una noche salpicada de estrellas, luces y sombras, al mismo tiempo que un infinito manto en el que poder desarrollar cada uno de nuestros pensamientos, y madurarlos y moldearlos a nuestro antojo. El campamento, levantado ese mismo día por más de 400 soldados de la Santa Orden de los Anticorpus, descansa, en esta plácida noche, a la espera de un porvenir mejor. Los tiempos que corren son arduos y peligrosos. La noche acecha, y cualquier intruso puede perturbar la ansiada calma que busca todo ser humano. Las hogueras, apagadas hace poco, claman venganza por su recién cortada libertad. Los soldados intentan conciliar el sueño a sabiendas de que cualquier despiste, en la complicada tarea que les ha sido encomendada, puede resultar fatal.
Es en ese preciso instante, aprovechando la quietud de las sombras enemigas, cuando diez valientes guerreros de la estirpe de los Alergenus se disponen a atacar el campamento de los Anticorpus. La guerra entre ambos bandos se remonta varios decenios atrás. Y será esta noche, al amparo de la madre Luna y de su celestial manto, cuando intenten dar escarmiento a su osado adversario. Tres guerreros Alergenus irrumpen con excelso sigilo en una de las cabañas de los Anticorpus. Tras esto, escasos segundos bastarían para segar la vida de los allí presentes. Ríos de sangre Anticorpus fluyen por doquier. El asalto ha comenzado. El vencedor aún está por descubrir.
Llegados a este punto, me veo en la obligación de explicar al lector que, con esta breve introducción, lo que pretendo no es otra cosa que la de hacer una analogía entre ésta y los procesos que tienen lugar en toda reacción alérgica.
Ya es bien sabido que la alergia es una hipersensibilidad a una sustancia en particular que, si se inhala, se ingiere o se toca, produce unos síntomas característicos. Dicho de otro modo, se trata de una reacción o respuesta inmunitaria exagerada, por parte de nuestro organismo, a sustancias que generalmente no suelen ser dañinas. La sustancia a la que se es alérgico se denomina alérgeno (correspondería en la historia a los diez valientes guerreros de la estirpe de los Alergenus), mientras que los síntomas provocados por ésta son definidos como reacciones alérgicas (la sangre derramada por éstos, las terribles consecuencias que ocasiona su ataque). Cuando un alérgeno penetra en el organismo de un sujeto que padece de alergia, el sistema inmunitario del mismo responde produciendo una gran cantidad de anticuerpos, los cuales reciben el nombre de inmunoglobulina E (IgE) (éstos serían los más de 400 soldados de la Santa Orden de los Anticorpus, que, tras percatarse del inminente ataque, se levantarían y lucharían ferozmente contra las fuerzas enemigas). Dichos anticuerpos son creados con el objetivo primordial de atacar a aquellos elementos extraños que nuestro sistema inmunitario no reconoce como propios, es decir, los alérgenos, que presuponen una posible amenaza. A su vez, estos anticuerpos hacen que unas células denominadas mastocitos (serían los escudos empleados por los soldados Anticorpus) liberen ciertas sustancias químicas, entre las que se encuentra la histamina (las espadas de los mismos), al torrente sanguíneo con el fin de defenderse del invasor, el alérgeno. Y esa liberación de sustancias químicas serán las responsables, en última instancia, de la aparición de las reacciones alérgicas (el fuego y clamor levantado por la batalla entre ambos bandos, y los destrozos y heridos ocasionados por ésta), las cuales pueden afectar en mayor o menor grado a los ojos, la nariz, la garganta, los pulmones, la piel y/o el tubo digestivo.
Entre las alergias más frecuentes e importantes encontramos las siguientes: 1. Alergia al polen, también conocida como “fiebre del heno”. Se manifiesta con rinitis (estornudos, picor, secreción y congestión nasal), y en ocasiones también con conjuntivitis (picor e irritación en los ojos). El polen de las gramíneas es el alérgeno más común en la cuenca del Mediterráneo, siendo en mayo y junio su periodo de mayor floración. Lo mismo sucede con el polen de las coníferas (agosto/octubre), de la parietaria (abril/octubre), del olivo y del abedul (abril/mayo) y del avellano, del ciprés y de la encina (abril/mayo). 2. Alergia a los ácaros del polvo. Los ácaros son arácnidos microscópicos que viven a nuestro alrededor, en íntimo contacto con nosotros, y que se alimentan de los millones de células de piel muerta que se desprenden a lo largo del día de nuestros cuerpos. Prefieren los ambientes cálidos y húmedos. No viven a bajas temperaturas ni por encima de los 1500 metros de altitud. Van a residir mayormente en los colchones, cojines, alfombras, tapizados, moquetas… de nuestras casas. 3. Alergia a los animales, siendo los gatos los “peores enemigos” de las personas alérgicas. 4. Alergia a los alimentos, por ejemplo a la leche de vaca, a los huevos, al pescado y marisco, a los cacahuetes y frutos secos, a la soja y al trigo. 5. Alergia a los medicamentos, entre los que podemos subrayar los antibióticos. 6. Alergia a sustancias químicas, presentes en algunos productos de belleza, detergentes para la ropa, tintes, productos de limpieza de uso doméstico, pesticidas empleados en jardinería, etc. 7. Alergia a las picaduras de insectos, que se debe normalmente a las sustancias tóxicas que inyectan con su veneno los himenópteros (avispas y abejas). No es la alergia más común, pero sí una de las más graves. 8. Alergia al níquel, el cual puede estar presente en los utensilios de cocina, en tijeras, bisutería, relojes, hebillas, broches, monturas de gafas, monedas, oro blanco, algunos líquidos industriales e incluso formando parte de algunos alimentos. 9. Alergia al látex, que puede producir desde una simple dermatitis a cuadros más graves de anafilaxia. 10. Alergia a los hongos. Otro alérgeno habitual es el moho, el cual está compuesto por hongos que proliferan en ambientes cálidos y húmedos, tanto en interiores como en el exterior. 11. Alergia al anisakis, el cual es un parásito que se encuentra en el pescado crudo. De este modo se debe tener especial cuidado con el consumo de sushi o sashimi, pescados ahumados o marinados, etc.
La tendencia a desarrollar alergias suele tener una base hereditaria, lo que significa que se puede transmitir de padres a hijos a través de los genes. Esto, sumado a una favorable exposición ambiental, dará lugar, con mucha probabilidad, a la enfermedad alérgica. Así, si uno de los padres es alérgico, el hijo tiene cerca del 40% de probabilidades de serlo igualmente, mientras que si son los dos padres los que presentan esta enfermedad, la cifra se eleva hasta casi el 70%, aunque es preciso decir que generalmente una persona no hereda una alergia en concreto, sino sólo una propensión a tener alergias.
Como podemos ver existen infinidad de alergias a determinadas sustancias. Todas ellas poseen unas medidas muy concretas a tener en cuenta a la hora de prevenir la aparición de los síntomas, así como a mejorar los mismos si éstos ya han aparecido. La misión de su médico será la de proporcionarle toda la información que usted precise sobre su padecimiento, además de prescribirle el tratamiento adecuado.
Juan Gustavo Benítez Molina
Málaga
Gracias Gustavo por tus consejos, tan sabios e interesantes.
Besos a tus padres y para ti.
Hola Inmaculada! Muchas gracias por tus palabras! Perdona la demora en contestarte, pero es que hasta ahora no había visto tu comentario! Un beso grande de mis padres y mío! 😀