¿Quizá un vaso de vino? – A TODA COSTA
Regresaba de ordeñar a las vacas, triste y con mal cuerpo
Estaba como un farol apagado, olía a estiércol, a una mezcla de tomillo molido y melaza de charcos.
Entró en la taberna. Un solo vaso de vino se dijo…se acabó la primera botella, luego la segunda…Le sacaron borracho.
Tumbado en el margen de la calle, recostado sobre la pared del inmueble vecino, apenas veía al frente su casa, en las ventanas macetas moviéndose, las flores le parecían papelitos de colores, en el tendedero espantapájaros se imaginaba a los calcetines, camisas y pantalones, todo oscilaba en su entorno.
Le aguardaba la soledad, eso solo le aguardaba, al “dueño” de la vaquería del pueblo.
Por si fuera poco, aquel día “La Flores” (una vaca <<frisona>> de mal ordeñar), le había roto el móvil de un pisotón.
No sabía a como le pagarían el litro de leche, ni cuándo.
Él estaba pálido y quieto, ausente del mundo, mientras el mundo seguía rodando.
Francisco Ponce Carrasco