Verano y la presión de la imagen en la infancia y adolescencia
Para muchos el verano es un tiempo de relax después de un largo periodo de trabajo. Pero también es un tiempo de llevar ropa ligera, de mostrarnos, dejando atrás el cuerpo tapado por la indumentaria de invierno. Si en los adultos la presión de la imagen es importante, más aún lo es en los adolescentes. No perdamos de vista que cada pre-verano empiezan las típicas campañas publicitarias de preparación para el verano: «luzca un cuerpo 10», con el consiguiente gasto en cremas, pastillas, dietas y planes mágicos para tener una figura de modelo en pocos días y especialmente sin mucho «sacrificio». Todos sabemos que el «cuerpo 10», según los cánones de nuestra sociedad occidental, es muy difícil de obtener y menos de un día a otro y además sin sacrificio. Llevar una vida saludable, sin quedar atrapados en determinados cánones, es una cuestión de todo el año, no de unos pocos meses. Es muy conocido el efecto «acordeón»: cuanto más rápidamente se pierde peso más rápidamente se incrementa. Esto es debido al efecto de las células grasas pardas. Estas células cuando hay una bajada muy rápida de grasa lo que hacen es almacenar para cuando se recupere la ingesta normal. Esto produce un efecto de rebote que incrementa rápidamente el peso al que se tenía antes de empezar la dieta.
La realidad es que el marketing funciona muy bien y los gastos para mejorar la imagen suelen dispararse en la pre-temporada veraniega. Y no solamente son las mujeres, sino que también los hombres se ven envueltos en esa necesidad de lucir un cuerpo perfecto, la famosa «tableta de chocolate» sin un gramo de grasa, todo músculo. Nadie va a negar la necesidad de que nos cuidemos, es decir llevar una vida saludable, tanto a nivel de dieta como de ejercicio físico y estado mental. La cuestión es si esta vida sana se integra de forma coherente en nuestro estilo diario o si se convierte en el centro exclusivo de nuestra vida. En una sociedad en la que es muy importante el «tanto tienes tanto vales», en la que se valora más la imagen que el interior de las personas, el verano es un tiempo que agudiza los problemas en las personas que tienen baja autoestima y que necesitan ser admiradas por otros para poderse valorar a ellas mismas. Ello lleva a un incremento del narcisismo (el narcisismo es cuando la persona tiene un sentido desmesurado de sí mismo, siente que es el centro del mundo, donde todo y todos deben girar a su alrededor, lo que conlleva a tener muchas dificultades de relación y empatía con los demás).
Si los adultos nos vemos sometidos a la dictadura de la moda, cuando hablamos de la infancia y la adolescencia el tema tiene connotaciones bastante más graves. Por definición la infancia y la adolescencia son etapas en tránsito hacia la vida adulta. Por ello, son más fácilmente maleables e influenciables. Estamos asistiendo a una sexualización de las niñas a edades muy tempranas. Niñas muy pequeñas llevan vestidos que no corresponden a su edad evolutiva y que tienen una clara tendencia a mostrar el cuerpo altamente sexualizado como si fueran mujeres adultas. El tema no pasa por no cuidar nuestra estética ni porque se tenga que llevar burka, ni mucho menos, pero cada etapa evolutiva tiene su forma de vestir y sexualizar innecesariamente a niñas pequeñas no es precisamente una buena noticia. La mayoría de las niñas realmente no son conscientes de que la forma de mostrar el cuerpo implica una sexualización que no corresponde a la etapa evolutiva. Lo mismo ocurre con el tema de los piercings en determinadas aéreas corporales, como es el caso de la lengua.
Postman en su libro «La desaparición de la niñez» nos comenta que la niñez, tal como la entendemos actualmente, es un concepto moderno, que no aparece realmente hasta el siglo XX. Antes los niños se consideraban hombres y mujeres pequeños. Precisamente a principios del siglo XX y especialmente después de la II Guerra Mundial empiezan a tener una moda propia y un estatus diferente al de los adultos. Con las mejoras económicas y el consumo en la sociedad occidental, pasaron a ser una población muy interesante para el negocio de la moda. Al mismo tiempo, empezaron los problemas ligados a los trastornos de la alimentación, principalmente bulimia (en secreto presentan episodios de atracones, comen grandes cantidades de alimentos, pierdan el control de la cantidad de ingesta de los mismos, pueden comer cantidades ingentes, para luego provocarse el vómito o tomar diuréticos o laxantes, como una manera de eliminar las calorías ingeridas) y anorexia (dejan de comer como una forma de control y por tener pánico a aumentar de peso; en muchos casos se dan conductas de autolesionarse, como una manera de controlar su ansiedad, y en los casos más graves, pueden llegar a producirse la muerte). Es importante señalar que existen webs en Internet ( y por tanto difícil de poder eliminarse totalmente) que dan ideas de cómo tener conductas bulímicas y/o anoréxicas en las que incluso se hacen competiciones de cuantas veces se provoca el vómito o cuantas veces se deja de comer y hasta que menor peso se puede alcanzar. También hay que señalar la dismorfofobia corporal. La dismorfofobia es un trastorno de salud mental en el que no se puede dejar de pensar en defectos del cuerpo. Pueden ser pequeños defectos que se agrandan, pero la mayoría de las veces son imaginarios, como en los casos de la anorexia que se ven gordas cuando en realidad están como esqueletos. Puede darse en diferentes partes del cuerpo, como por ejemplo: los pechos, la nariz, los labios, las nalgas y se entra en operaciones de estética innecesarias. Este grave trastorno se centra exclusivamente en cómo pensamos que los otros nos ven y en la necesidad de tener una belleza ideal, que en la práctica puede resultar un terrible fiasco y suele ser peor el arreglo físico que el original. En realidad estos trastornos, que como decíamos, se agudizan en la época del verano dado que hay más visibilidad del cuerpo, colocan a estas personas en un circuito narcisista, que a edades tan tempranas como la niñez o adolescencia va a tener fatales consecuencias para su posterior desarrollo psicoafectivo y social.
Otro factor que ha venido a agravar este problema en la infancia y adolescencia, es el fenómeno de los influencers. Vivimos en un mundo digital y desde edades muy tempranas los niños y niñas tiene acceso a los instrumentos digitales. En este medio ha surgido el fenómeno de los influencers. Los influencers tienen una gran capacidad para comunicar y generar contenidos nuevos de manera constante. Estos contenidos pueden ser de lo más variado. Pueden desde hacer competiciones de alto riesgo a promover conductas poco saludables o dar pautas de cómo vestirse o comportarse. Nos centraremos en el tema de la imagen en el verano. Normalmente los influencers suelen ser modelos perfectas, lo que no se suele decir es que también normalmente se usan filtros para que esa imagen aparezca perfecta, es decir que no necesariamente responde a la realidad. Recientemente, Noruega ha aprobado una ley por la que los influencers y las marcas comerciales deben indicar si las imágenes que se publican con fines comerciales llevan filtro o Photoshop. Es realmente muy poco probable que todos tengan un cuerpo tan perfecto y unas nalgas, tan redondas y sin un gramo de grasa. Siguiendo estos ejemplos, las niñas y adolescentes suelen subir fotos con posturas y ropa subidas de tono sexual a las redes. Esta conducta está muy influida por los influencers y la necesidad compulsiva de tener likes (es decir seguidores). Resulta curioso que esto se haga, a pesar de que se informa de manera exhaustiva que las fotos que se suben a Internet quedan para toda la vida y que pueden ser utilizadas por personas con intenciones sexuales no deseadas, Ser admirados narcisistamente por la imagen, sin tener en cuenta quienes son en realidad es un problema importante en el desarrollo de estas niñas y adolescentes.
Pero realmente el problema es qué tipo de educación y de ejemplo están dando los padres. Los hijos son como esponjas que adsorben todo lo que ven, especialmente el lenguaje no verbal. No debemos perder de vista que donde realmente se forman y educan a los hijos e hijas es en la familia, no en la escuela. De cómo se interioricen los modelos familiares también se van a dirigir sus gustos y preferencias. Dar todo a los hijos e hijas, sin mostrar al mismo tiempo que las cosas se obtienen por un trabajo y el esfuerzo previo y que toda acción conlleva una responsabilidad, es una grave forma de maltrato, porque no se les hace ningún favor, más bien al contrario, se les prepara para fracasar en la vida. Unos padres preocupados exclusivamente en los aspectos estéticos van a trasmitir modelos poco adecuados para sus hijos e hijas, de ahí la responsabilidad de generar modelos saludables. Disfrutar del verano también es disfrutar de las relaciones interpersonales más allá de la estética que nos puedan transmitir los influencers.
Dra. Carme Tello Casany
Psicología clínica
Presidenta de la Associació Catalana per la Infància Maltractada ACIM
Presidenta de la federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato
Infantil FAPMI