Velos de seda
En Velos de seda, Toñy Castillo Meléndez convierte a la Luna en amante eterna de la Alhambra. Un poema sensual y místico donde Granada despierta cada noche al fulgor de su guardiana de luz y silencio.

Hay un Monumento en Granada
que le devuelve a la noche su grandeza,
en un tiempo sin horas…
Que hace del pasado,
el presente de su belleza.
¡Ay Granada!
Cuando la oscuridad sale
yo me despojo de mis velos…
Mostrándome desnuda
bañándome en la sombra de mi cuerpo…
Dejo el caftán de seda sobre mi alcoba
iniciando el caminar de mis anhelos,
paseándome entre tus patios
balanceándome entre tus setos…
Bebiendo de las fuentes
mojándome más allá de mis silencios…
Dicen… que todos lo saben,
que conocen mi secreto.
Dicen… que es un murmullo que corre:
¡Qué yo en la Alhambra,
vivo y muero!
Hay un Monumento en Granada
que despierta mis sueños serenos,
para que pueda mostrar
mi luz envolviendo mis senos.
Yo, la mujer de la noche
me despojo de sedas y velos…
para acariciar los muros
que otras vidas construyeron…
Yo, la Luna, vigía de encuentros,
quiero gritar al mundo:
Que el murmullo que corre… ¡Es cierto!
¡Qué en la Alhambra de Granada
vivo y muero!
Porque hace siglos que en la noche
te custodio iluminando tu cielo,
Y cuando sale el sol,
mi llorar se vuelve rocío,
porque tengo miedo que el sol,
celoso, quite el aroma del rio.
Oh Granada, piel de mármol,
donde mi alma se queda,
tu silencio me salva,
tu sombra, mi gran herencia.
Y si en algún momento, me pierdo,
que mi luz sea en tus paredes,
volviendo a enamorarme
más allá del tiempo siguiente.
Sí… Enamorada de ti…
Me despojo de mis velos.
dejando aflorar mis secretos.
Me saco el caftan de sedas
dejo fuera tu perdida
y mi sufrimiento
y me inclino ante ti…
¡Grande entre los grandes Monumentos!
Porque es cierto que yo…
La Dama de la noche
en la Alhambra de Granada…
¡Vivo y Muero!

