Una pluma de Mallorca a Molvízar: RAÍZ FLAMENCA DE OPERA Y MÚSICA DE CÁMARA IV
Siglo de oro en la lengua Castellana del Flamenco
SIGLO XX DEDICADO EN EXCLUSIVA A EDITORIAL GRANADA COSTA
RAÍZ FLAMENCA DE OPERA Y MÚSICA DE CÁMARA IV
Dedicada a los lectores de nuestro periódico Granada Costa y en atención al “Al círculo de Bellas Artes y Salas Culturales de Molvízar”
Paseando por la antigua muralla y lindante al mar se ve la ciudad con un aspecto monumental y Medieval por sus “Patios y casas señoriales”, su conservación para mantener tan costoso patrimonio artístico, se debe a las intensas relaciones comerciales que Mallorca sostenía con los estados italianos en los siglos XVI, XVII, hicieron que las nuevas orientaciones del renacimiento italiano se dejaran sentir de una manera definitiva sobre la construcción mallorquina, el cual al trasladarse a ella, adopta también el tipo clásico de distribución interior; un gran patio central descubierto rectangular o cuadrado, y en sus vértices las columnas con sus arcos angulares y ha cubierto su escalera monumental.
Las fachadas de estas casas señoriales son sencillas, con su portal de medio punto. Antes del siglo XVII, tenían estas casas su terrado o azotea con sus originales pérgolas y que después se convirtieron en un extenso desván con gran alero. En la planta baja, los grandes zaguanes (entradas), techos un tipo de madera policromada y después artesonada con grandes laceras de pino rojo, admirando sus patios de grandes espacios para caballerizas y donde se guardan las carrozas que tiraban de ellas. El conjunto del edificio en muchos de ellos, tiene un piso y desván, con una adornada escalera de la época. Todas estas mansiones presentan el rasgo característico de la típica construcción mallorquina, siempre sobre la base del gótico que no muere aquí dando entrada primero; tales reformas imprimen suntuosidad a la capital.
Estas grandes mansiones señoriales casi todas pertenecen al tiempo que media entre los siglos XVI y XVIII, aunque por ciertos vestigios, todavía fáciles de descubrir, se comprende que ya existían en la Edad Media. Siguiendo el curso de las modas arquitectónicas, los señores mallorquines iban superponiendo los estilos, hasta detenerse en el barroco. El siglo XVIII, tan fértil en civilidad y de construcción, ha impresionado a Mallorca un fuerte sello y le ha dejado la riqueza de todas estas obras admirables y sigan habitadas y cuidadas por sus propietarios, herederos de cada casa señorial de la antigua ciudad. Estas casas era la residencia de una familia aristocrática, la calle llevaba frecuentemente el mismo nombre, que todavía conserva en la actualidad, aunque haya desaparecido la casa señorial que le daba el nombre. En frente de la casa existía una plazoleta para facilitar la maniobra de las carrozas. De igual parecido existía la del campo, si la primera era grande y hermosa, más grandiosa y rústica era la segunda con sus jardines y grandes extensiones de terreno y arbolado.
Estas fincas estaban situadas en la región montañosa y no lejos de la capital (10, 20 ó 25 Kms.) y nunca cerca del mar, evitando así la humedad y los peligros de las incursiones de los piratas berberiscos. Estas residencias de los siglos XVII y XVIII se conservan hoy en perfecto estado. En algunas existen restos de las primitivas construcciones de la Edad Media así como torres de defensa de estilo gótico. Son verdaderos palacios en los que el propietario habitaba el piso superior, cuya distribución es similar a la de la casa de la ciudad, y el mobiliario tan suntuoso como el de ésta, con su gran patio interior y galerías sobre los jardines. Aunque diseminadas por toda la isla, los lugares preferidos fueron los más fértiles de pastos verdes y monte para el ganado. La costumbre de vivir más cómoda, era permanecer en la ciudad en invierno y en la primavera, verano y otoño; siendo su distracción el deporte más favorito la caza y recolección en nuevas investigaciones científicas de alimentos, como era la recogida de las alcaparras y la elaboración de las hierbas salvajes para hacer bebidas dulces.
Estos viejos caserones muchos de ellos están convertidos en “Centros culturales y comerciales” la mayoría de ellos en “Salas culturales” como es el Casal Balaguer, convertido hoy en el “Circulo de Bellas Artes” (donde soy socio desde hace 30 años ), donde su mobiliario puede tomarse como modelo: Las típicas sillas tapizadas de cuero o terciopelo fino.
Lujosos sillones claveteados, resaltando su estilo del renacimiento y en arcas, arcones y espejos de los estilos góticos, plateresco y barroco, y las arquillas de construcción del país, grandes tapices y colgaduras con valiosos retablos de damasco. El número de objetos de arte es impresionante, pinturas, esculturas, cerámica, lámparas, grandiosa biblioteca que atesora grandes libros y revistas, con una variación de la prensa regional, nacional e internacional. Destacándose la sala de conferencias y conciertos, con su aristocrático piano de una riqueza de valor incalculable.
Los historiadores y profesores e interesados de música, como es normal en la sociedad moderna que vivimos; visitan los viejos caserones y molinos de viento que se dan la mano, en lujosos edificios “Medievales y Modernos”, convertidos en salas culturales y museos con instrumentos musicales, donde se puede apreciar verdaderas obras de arte como es el Motete y los primeros pianofortes (Cristófori1709), partiendo de la tradición de unos signos llamados neumas, que se empleaba para escribir la música antes del sistema actual.
La historia del Motete se aprecia y se da a conocer en el siglo XIII. Puede decirse que esta forma musical, asociada a la música religiosa, alcanzó su gran momento en los siglos XV y XVI, cuando el motete se convirtió en una importante pieza vocal polifónica con textos en latín. Siendo la forma polifónica vocal más importante de la Edad Media y del Renacimiento. Está constituido por textos religiosos en latín destinados a ser cantados en los oficios religiosos en su lenguaje de notas largas y cortas de latín. Donde la Coral de Mallorca sigue sus actividades, modernizando aquello que lo prefiere (CAUOM ) su profesora Irina Capriles…
Enrique Martínez de Barrax
“Compositor, Músico trompetista y Tenor de la Coral
Universitaria Islas Baleares”
Palma de Mallorca