El pasado día 30 de septiembre, después de haberse aplazado la semana anterior, por lluvia –¡bendita lluvia!–, celebramos conjuntamente los cumpleaños de dos buenas amigas: Mercedes Carballar y Lucía Caparrós, la primera, miembro del Proyecto Cultural Granada Costa, y la segunda, amiga y seguidora de nuestro grupo.

Fuimos convocados a las 21 horas y 30 minutos, en un mesón ubicado en una céntrica avenida de Palma y a cinco minutos de distancia de mi vivienda, ¡mira por dónde!

Ese día 30 amaneció cubierto de nubes y con pronóstico de que a última hora del día pudiese llover, pero me informaron de que, en ese caso, no se volvería a anular la cena. El tiempo fue amable y no llovió, lo que permitió que todos los invitados acudiésemos tranquilos y sin portar paraguas al sitio indicado.

Llegué el último a la cita. Todos los demás ya estaban allí. Me sorprendió gratamente ya que, siendo yo escrupulosamente puntual, allí ya estaban esperando siete estupendas mujeres, para que luego se diga que las mujeres siempre llegan tarde a todas partes. Habladurías, comentarios sin fundamento. Ellas nunca llegan tarde, quizás sea que los hombres llegan siempre primero…

Tras las presentaciones de rigor de las personas a las que no conocía, empezamos una cálida conversación distendida. Me ubicaron entre las dos amigas que cumplían años. Sé que fue un gesto de aprecio, pero tuve que cambiar de sitio ya que me daba de lleno el aire acondicionado y estaba terminando un inoportuno resfriado de fin de verano. Aunque era un honor para mí estar sentado entre ambas queridas amigas, me vi obligado a cambiar de sitio.

Después de una agradable conversación, nos sirvieron la cena, típicamente mallorquina: “pa amb oli” con jamón, aceitunas, “fonoll marí” y un picante para empezar bien la noche, acompañado de una caña de refrescante cerveza y de postre. Cada uno tomó lo que quiso; un servidor tomó tarta de manzana, etc., etc.

Hablamos de todo, y tratamos la próxima fiesta cultural que se va a celebrar el día 30 de octubre en el Hotel Horizonte. También les comuniqué a todos los presentes que iba a proponer a Paqui Cano y Mercedes Carballar para que les fuese impuesta la Medalla de Oro de la Fundación Granada Costa, en la gran fiesta que tendrá lugar en Almuñécar (Granada), en diciembre del 2017. Ambas señalaron que no se consideraban merecedoras de tal distinción, cosa que las engrandece, ya que la sencillez y la modestia hacen grandes a las personas. Pero yo, que soy quien las propongo, sé que ambas compañeras reúnen todos los requisitos indispensables para ser merecedoras de recibir tal distinción.

Mi nueva ubicación en la mesa fue al lado de dos bellísimas mujeres, Antonia Asensio y María Picazo; a Antonia ya la conocía puesto que en otras ocasiones había compartido con ella mesa y conversación, mujer amable, simpática y alegre. A mi derecha se encontraba María Picazo, con la que compartí una agradable conversación y, por eso de decir aquello que es mentira, pero que puede resultar verdad, estuvimos hablando de Sofía Loren. También conocí esa noche a otra distinguida señora, Mari Ángeles Fernández Massanet, que resultó encantadora. Y, por supuesto, no podía faltar Isabel Acosta Rodríguez, madre de nuestra amiga Lucía Caparrós, simpática, animosa y, sobre todo, una gran señora, muy querida por todos los presentes a la cena. Otra compañera era Paqui Cano, a la que todos ustedes ya conocen, y las que cumplían los años, Lucía y Mercedes, y yo, bueno, el comentario sobre mí lo contarán ellas, que será bueno o regular, según quien lo cuente.

En fin, una velada magnífica entre personas estupendas y agradables a las que no olvidaré por la actitud de todas ellas hacia mí, y que, cuando lo deseen, podemos repetir.

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Marcelino Arellano Alabarces

Palma de Mallorca     

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