Portada » UN FANTÁSTICO VIAJE IMPREVISTO

A finales del mes de junio viajaba con mi amigo Walter con destino a la ruta de los “Pueblos Blancos” de Andalucía occidental, alrededor de Grazalema, Ubrique, Villanueva del Rosario, Zahara de la Sierra, Olivera, Algodonales, Villamartín, y especialmente Arcos de la Frontera, mi pueblo preferido entre todos ellos. Obvio decir, que el nombre adjudicado al conjunto de tan bellos pueblos, obedece a una vieja costumbre de encalar las fachadas de las casas de inmaculado color blanco, salpicado de macetas multicolores de bellísimas y cuidadas plantas de flores, una mayoría rojas preferentemente.

          Pero emprendiendo nuestro viaje, a instancia del Dr. Walter, hicimos noche en Cortesin, un complejo hotelero que no tiene nada que envidiar a su vecino marroquí el hotel la Mamounia de la importante ciudad de Marrakech.   Lo que pretendíamos para una noche, se convirtió en cinco días, tiempo que precisábamos para adentrarnos en los fantásticos secretos de tan imponente establecimiento. Y voy a explicar por qué:

“Finca Cortesin es un espectacular hotel, situado en Casares, entre Marbella y Sotogrande, a los pies de Sierra Bermeja y con impresionantes vistas al Mediterráneo”… Está situado en una amplia finca de 215 hectáreas, donde el complejo hotelero abrió sus puertas en marzo de 2009 y desde entonces, acuden las personas más exigentes de cualquier parte del mundo a conocer su espectacular emplazamiento, los amplios espacios interiores como exteriores, su intimidad y su excepcional servicio. Entre sus numerosas salas privadas a disposición del cliente, el club de golf y spa se encuentra concurrido por deportistas, artistas y célebres escritores provenientes de Sotogrande y Marbella, que comparten las once salas de tratamiento, equipadas con suelo radiante y camillas de masaje térmicas, con saunas, baños turcos y la única cueva de nieve de España, así como sus dotadas piscinas y gimnasio con el equipo y monitores más avanzados de Europa.

          Lo que primero sorprende del spa de Finca Cortesin es su tamaño. Con 2.500 m², el espacio está dividido en zonas específicas para los tratamientos faciales y corporales y las zonas termales.  Los huéspedes pueden disfrutar de la última tecnología de belleza y rejuvenecimiento, con una amplia variedad de terapias creadas por la pionera marca francesa Biologique Recherche. También hay una inmensa sala doble de tratamientos para parejas, con baño romano.

          Mi amigo Walter se reservaba un capítulo importante para mí, que era la altísima gastronomía del lugar… Porque al frente de un gran equipo de profesionales, y con una mirada abierta a la creatividad, se encuentra el chef alemán Lutz Bösing, con una experiencia culinaria de más de 30 años, 20 de ellos en la cocina española. Bösing aporta unos conocimientos que le han servido para transmitir a sus platos la armonía entre tradición y modernidad en la búsqueda permanente de los mejores productos y sabores de “toda la vida”.

          El hotel cuenta con tres restaurantes: “El Jardín de Lutz”, de cocina tradicional española, “Don Giovanni” de cocina Italiana, y “Kabuki Raw”, una cocina de autor que se caracteriza por ofrecer platos de la más pura ortodoxia nipona junto a otros surgidos del encuentro entre las culturas japonesa y mediterránea.

          El Jardín de Lutz, galardonado con un Sol en la Guía Repsol, ofrece dos escenarios diferentes pero igualmente atractivos. En el interior, un amplio comedor con techos altos, solados de barro, antigüedades, azulejos portugueses… y, en el exterior, una espectacular terraza sobre el cuidado jardín de 25.000 m/2 con olivos milenarios y vistas al mar Mediterráneo. Un ambiente español y elegante, donde disfrutar de una cocina que olvida, para bien, la tendencia de la complejidad para centrarse sencilla y sutilmente en la nitidez de los sabores tradicionales.

          Don Giovanni, Dos soles de la Guía Repsol – el mejor restaurante Italiano en Madrid-  aquí, en Portosín, de la mano del chef siciliano Andrea Tumbarello,  sigue coleccionando premios y trayendo a estas  instalaciones el auténtico sabor de la cocina italiana. Sus recetas conjugan el respeto por la tradición y el ingenio de la innovación .

          Kabuki Raw, es el restaurante gastronómico del resort, tiene una estrella en la Guía Michelin y Dos Soles en la Guía Repsol, aconsejado por el Grupo Kabuki, un referente mundial de la restauración japonesa que cuenta con cinco restaurantes y 4 estrellas Michelin. Al igual que el teatro japonés que le da nombre, se presenta en un escenario único, donde a la vista del público, el chef interpreta diariamente la cocina Kabuki con sus platos más emblemáticos basados en materias primas de máxima calidad predominantes en nuestro entorno, como, las mejores pesquerías sostenibles del Estrecho, las verduras orgánicas de nuestra huerta y productos fetiche de la gastronomía española, entre ellos los aguacates biológicos de la finca Rancho Antillano de Vélez-Málaga.

Dr. Walter y Chef Kabuki

          La oferta gastronómica se completa con el Beach Club, la Casa Club y los Pool Bar situados junto a las piscinas de 30 y 50 m, donde también se puede disfrutar de una cocina menos elaborada.

          He centrado mi artículo en los temas gastronómicos, porque Walter comparte la medicina con la alimentación, como gran experto que es, además de famoso asesor y crítico de las artes culinarias.

          El diseño del hotel, fresco y sublime me entusiasmó, porque se inspira en la arquitectura tradicional andaluza, dándole a cada espacio una sensación de amplitud, brillo y lujo que cuesta encontrar en el resto de Europa. En el exterior, el diseño se caracteriza por sus paredes blancas y sus sombreados porches y hermosos patios.

          Y con nuestros ojos llenos de encanto, y el propósito de volver prontamente a completar nuestra corta estancia en Cortesin, partimos a los pueblos gaditanos blancos y bellos que nos esperaban, cargados de energía para recorrer a pie sus barrancos, tiernos valles, y floridos senderos que inauguraron los viajeros románticos a lo largo de los siglos XVIII y XIX por los pintorescos pueblos de sus serranías, pretendiendo nosotros  mimetizarnos por unos días con tan enorme y bellísima naturaleza…

Julián Díaz Robledo

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