¡¡¡TODO UN CAMINO POR DESCUBRIR!!!
Después de muchos preparativos y de largos meses de grandes sacrificios, por fin llegó el día tan esperado para cualquier bailarín, me estoy refiriendo… ¡a la primera competición!
Los días previos como cualquier acontecimiento importante los nervios no hay manera de controlarlos,(aunque también es verdad que todo dependerá de cada uno)las mariposas empiezan a revolotear por el estómago, todo queremos tenerlo bajo control y sin embargo te das cuenta que no puedes, el humor te cambia y a veces intentas sonreír de una manera un poco forzada ,las horas van pasando y a medida que se va acercando el gran acontecimiento estás pidiendo a la tierra que te trague, ya es inevitable, ya no hay marcha atrás, al final en un intento de conformarte te dices a ti mismo…que sea lo que Dios quiera!!!
Esto es casi lo normal para cualquiera de los mortales, yo creo que más de cuatro se sentirán identificados, aunque en el caso de los más pequeños suele haber matices y alguna variante debido a que son los padres los auténticos «sufridores» y menos salir a bailar todo lo demás corre de su cargo, con lo cual en estos casos el nerviosismo es multiplicado.
Una vez llegas al pabellón de deportes(hoy en día ha cambiado y también puedes debutar en una academia)toca la recogida de dorsales, que a veces suele ir acompañado de una botellita de agua y una pieza de fruta, a continuación buscas sitio en los vestuarios que en muchas ocasiones se convierte en una odisea debido a que no están pensados para dar cogida a tantas personas, pero al final nos las apañamos para cambiarnos de vestimenta y dar comienzo así a lo que sin duda será uno de los días más recordado por mucho tiempo que pase…¡nuestro debut!
Empiezan las rondas eliminatorias y a medida que vamos entrando a la pista de baile, puedes observar que el que más y el que menos, también se le nota en la cara que si no es su primera competición ¡poco le falta!
Como ya he comentado antes cada uno lo vive a su manera y hay quien controla un poco más la situación, en nuestro caso tengo que decir que tuvimos pequeños lapsus coreográficos, o dicho más vulgarmente, la coreografía se fue a tomar viento, ¡jejeje!
Con todo y con eso a medida que vas bailando te vas convenciendo de que al fin y al cabo de lo que se trata es de realizar lo que durante tanto tiempo has estado entrenando, y de esa manera vas controlando mejor la situación. Lo normal y casi habitual es que el día del debut se baile una primera ronda, a lo máximo dos, pero como solemos decir… ¡ya hemos roto el hielo!
Siempre es de agradecer que el profesor esté el día del debut con sus parejas de baile, aunque eso dependerá de muchos factores como más adelante vamos aprendiendo, y si por lo que sea no es posible casi siempre encuentra a alguien o bien de tu misma academia o bien de cualquier otra que intentan animarte para que todo se haga más llevadero, en estos casos cualquier palabra de aliento por parte de los compañeros es de agradecer, aunque el «mal trago» lo tengas que pasar tú.
Este sería más o menos un pequeño resumen de lo que podría ser el debut de una pareja de baile normal en el baile deportivo de competición, evidentemente son muchísimas más cosas las que nos podemos encontrar no ya en la primera competición sino también en las venideras, pero esto ya lo tiene que ir descubriendo uno poco a poco a medida que como se suele decir le vas cogiendo el gustillo.
Espero que algunas cosas de las que he comentado no sirvan para el desánimo para cualquiera que quiera empezar en este apasionante mundillo, ya que es normal que cualquier cosa que queramos emprender de nuevo es evidente que comporta un mayor o menor nerviosismo propio de la novedad. Ya aprovecho para decir que realmente no hay una edad para comenzar a bailar ni para competir, actualmente hay parejas de baile que empiezan desde los cinco añitos hasta pasados los sesenta, por supuesto que cada uno agrupados por edades y categorías, así que desde aquí invito a todo aquel que quiera adentrarse en este apasionante mundillo del baile a que lo haga sin ningún miedo sino todo lo contrario, descubrirá otra forma diferente de ver la vida y de encontrar la felicidad.
Antonio Lagunas Marín