SU POESÍA NO SE VA NUNCA POR LAS RAMAS; TODA ELLA ES RAÍZ
La escritora canadiense Anne Carson fue seducida desde muy joven por la cultura clásica. Su sólida formación del mundo griego y romano la ha combinado con otras materias más actuales, como la publicidad. Es ensayista, traductora y profesora de literatura clásica y comparada. Ha recibido numerosos premios y galardones por su obra, en España el Premio Príncipe de Asturias en 2020. La crítica la considera una de las escritoras más eruditas y exquisita de la literatura contemporánea. Vamos a descubrir una parte de ella a través de una serie de curiosidades relacionadas con su vida y su obra. Tomen nota:
Nació en Toronto el 21 de junio de 1950, año en el que Bélgica, Francia, Luxemburgo, Italia, los Países Bajos y Alemania suscriben la Declaración Schuman.
Tenía tres años y soñó que estaba dormida en una habitación del piso de arriba de la casa donde vivía, en Canadá, se despertaba, bajaba al primer piso y permanecía de pie en el comedor. Todo estaba en silencio, las luces encendidas. Los mismos objetos de siempre: las paredes verdes claro, el sofá verde oscuro, … Nada faltaba y, sin embargo, nada encajaba. Todo era igual, pero todo resultaba diferente.
Se cuenta una anécdota que la propia Anne Carson ha reconocido en alguna entrevista: se dice que leyó un libro titulado: Vidas de santos y que le gustó tanto que intentó comerse las páginas.
El libro que sin duda marcó un antes y un después en su vida fueron los poemas de Safo, la famosa poetisa del siglo VII antes de Cristo. El libro era la edición de Willis Barnstone. Tenía quince años cuando lo leyó y vivía en Hamilton, población de Ontario. Un buen día, en un centro comercial, se topó con este libro bilingüe de la poetisa helena. Era una adolescente y necesitada de estímulos. La visión de las dos páginas yuxtapuestas, una de ellas un texto complejo, pero de gran belleza visual, la cautivó y se compró el libro. Aquellos poemas le cambiarían la vida.
Empezó a escribir a los 42 años. Rompió entonces las fronteras entre los géneros, no le importó caminar en esas fronteras donde la poesía, la novela o el ensayo llegaban a un grado infinito de indeterminación. En Autobiografía de Rojo abreva en la literatura griega. Probablemente es su libro más conocido; construye un largo poema que es un intenso relato, un profundo ensayo, reescribe el mito de Hércules y Gerión en clave homoerótica. Fue una apuesta. Un día le dijo a un amigo novelista que jamás sería capaz de escribir una novela y este la retó a intentarlo. El libro tuvo un éxito aplastante, alcanzando cifras de ventas que rara vez se asocian con los autores de poesía. Al parecer es el único libro que le piden que firme cuando lee en público. Gerión es un monstruo de tres caras, dueño del rebaño de bueyes que robó Heracles en su décimo trabajo. Aparece en la Eneida y la Divina comedia, y es el protagonista de la Geryoneis del poeta griego Estesícoro. Esta novela en verso o aventura temblorosa nos lanza en manos del fuego y parece decirnos que lo importante es vivir, que si existimos es por los otros, que la literatura es una trampa.
Gerión recorrió la extensión roja de su mente y respondió No/
Era un crimen Y desgarrado al ver a las reses tendidas/
Todas estas bellezas dijo Gerión Y ahora yo.
Heracles encendió el motor del coche y echaron a andar sobre el dorso de la noche sin tocarse, pero unidos en el asombro como dos cortes yacen paralelos en la misma carne.
Carson ha confesado la desconfianza que tiene para alcanzar altura lírica. Pero esta sucede con frecuencia: eleva el decorado a nivel de atmósfera plena:
Era la hora en que la nieve se vuelve azul/ y se encienden las luces de la calle y una liebre quizá/ se detiene en los confines del bosque tan quieta como una palabra en un libro.
El griego ha ocupado siempre un lugar central en su vida y en la obra, así lo ha manifestado la autora afirmando con aplomo: «Es un idioma diferente a los demás, mejor. Es como si alguien te pusiera en las manos una lengua que sólo tuviera una hora de vida, un ser vivo todavía cubierto de rocío. No sólo es una lengua diferente, sino una lengua mejor»; algo así como tener un animalito frágil entre las manos al que le quedaran pocas horas de vida, pero aún respira. Creía que Oscar Wilde era la persona más interesante de la Historia. Por aquel entonces, se creía una versión actual, renacida, de Wilde. Incluso tenía un traje parecido a los que él llevaba y se lo ponía de vez en cuando, para ocasiones especiales. Por ello pensaba que si aprendía griego se parecería más a Oscar Wilde.
Anne Carson dijo una vez que «cuando viajas por las palabras griegas, tienes la impresión de estar entre las raíces de los significados, no arriba en la copa del árbol». Y eso es lo que ocurre en sus libros: su poesía no se va nunca por las ramas; toda ella es raíz. Es ahí donde nace el arte y la palabra poética. Aún más, «cuando tu pensamiento está quieto, pensando lo mismo que siempre has pensado, bien podrías estar muerto… La vida sucede cuando tu pensamiento se mueve», remarca la escritora.
Desde hace tiempo es una de las candidatas más frecuentes al Premio Nobel de Literatura. Es la primera mujer que ganó el codiciado premio TS Eliot de poesía (en 2001, por “La belleza del marido”).
Ella misma comentó en unas declaraciones: «Me considero más una artista de la imagen que de la palabra. Me imagino que las cosas son dibujos. Para mí las ideas son imágenes y las frases abstracciones de ideas que se concretan gracias a la gramática y la sintaxis, no tengo buen oído musical, por ello escribo esta poesía».
En uno de sus poemas se pregunta, cómo sería vivir en una biblioteca de libros derretidos, «con frases corriendo sobre el suelo / y toda la puntuación / asentada en el fondo como residuo». «Sería confuso. / Imperdonable. / Una gran aventura». Ella cree que las palabras rebotan; que, «si las dejas», harán lo que quieran, y, lo más importante, «lo que tienen que hacer».
Susan Sontag escribió sobre ella: «Es una escritora culta, inquietante y atrevida». Su poesía ofrece intensidades hipnóticas. Harold Bloom y Annie Dillard también se reconocen admiradores suyos.
Experta en mitología, ha sabido poner a los mitos el traje de calle del hombre contemporáneo, ha sabido decir que esos mitos encierran nuestros paradigmas, que siguen siendo coincidentes con este mundo nuestro de neón. Carson es una habitante del collage, alguien que va tomando voces prestadas de pintores, de cineastas, de poetas o de filósofos para encontrar su voz. Puede coger a Sartre, a Safo, a Barthes, a Freud o, a Catulo hacer dialogar a Virginia Woolf y a Tucídides en un programa televisivo discutiendo sobre la guerra del Peloponeso. Puede escribir poemas en prosa, o mezclar lo antiguo con el cine y la cultura impresa. A su vez, recupera mitos de la Antigüedad y los entrelaza con figuras más recientes o en la cultura pop. En una sola obra pueden aparecer fácilmente referencias a Edward Hopper, las Confesiones de San Agustín, Edipo, la poetisa Safo, la caída del muro de Berín y Emily Dickinson.
Los suyos son poemas aviones. Poemas que, trasladados del entorno mitológico, de sucesos antiguos, de personajes inmersos en la ruptura y la línea fronteriza y que conforman un universo diferente en términos de lenguaje. Sus textos, más que híbridos, son fragmentarios, en la medida que toda literatura lo es. «El agua es algo que no puedes sostener. Como los hombres. Lo he intentado: padre, hermano, amante, amigos verdaderos, fantasmas hambrientos y Dios, uno a uno todos me escapó de las manos».
Sus obras son profundas, nos conducen a reflexiones de gran complejidad intelectual. Así, en Hombres en sus horas libres, a continuación, les muestro un poema:
NIGHTHAWKS
Quería huir contigo esta noche
pero eres una mujer difícil
las normas que hay en ti…
Pasado y futuro giran a nuestro alrededor
ahora sabemos más ahora menos
en el instituto de las sombras.
En una calle negra como viudas
con nada que confesar
nuestras distancias nos hallaron
las normas que hay en ti…
mujer tan difícil
quería huir contigo esta noche.
En su obra hay una investigación sobre el concepto del tiempo empleando como punto de partida la teoría aristotélica de la metáfora. La suya es una voz poética de mujer capaz de seducir ya a lectores de todo el mundo. La onda expansiva de sus versos empieza a llegar ya de una forma muy profunda a la poesía en español de América y de España.
Su primer libro de poesía, Short Talks (1992), comenzó en realidad como un grupo de dibujos a los que iba poniendo títulos. En su primer libro, Eros (1986), la canadiense subvierte su pasión por la filología, llevando a cabo una bellísima meditación sobre la naturaleza del amor romántico y el deseo erótico.
Decreación se publica en (2005), en un libro extraño y fascinante, donde lleva hasta el paroxismo su técnica del montaje transgenérico: el cine, la ópera, el ensayo, Píndaro, Elizabeth Bishop, Monica Vitti, Samuel Beckett, Antonioni, Tolstói, y Virginia Woolf. El título está tomado de Simone Weil, en lo referente al concepto de decreación, Carson aclara: «Para Weil se trata de deshacer la criatura que habita dentro de nosotros, deshacer la condición de criatura, invirtiendo el proceso de creación. Tomé la idea como punto de partida para llevar a cabo cierto tipo de indagaciones sobre figuras místicas, como Marguerite Porrette, que fue condenada en el siglo XIV a la hoguera en Francia por hereje». Afirmemos que Carson en nada se instala: está de paso por las identidades, por los tiempos, por los conceptos. Lo revela, de algún modo, en este libro: «Amo esta suerte de andar poético, a saltos y a brincos». Aquí les muestro algunos de sus versos:
Vive sola en un brezal al norte.
Ella vive sola.
La primavera se abre como una cuchilla allí.
Yo viajo en trenes todo el día y llevo muchos libros –unos para mi madre, algunos para mí
que incluyen Las obras completas de Emily Brontë.
Es mi autora favorita.
La belleza del marido, es un ensayo narrativo en 29 tangos (Lumen, 2003) es el primer y único poemario que la autora ha publicado hasta ahora en España. «La conmovedora historia de una pareja desde que se conocen de adolescentes en una clase de latín, hasta el derrumbamiento de su matrimonio. y cuyas continuas infidelidades y mentiras, y las consecuentes discusiones a altas horas de la noche, conducen a la ruptura de su enlace» o cita a Homero, a propósito de la lealtad de Andrómaca, para ironizar sobre la escasa lealtad de su marido; o poema VII arranca con la definición de mito para llevarnos a las mentiras del marido:
Mentía cuando no era necesario. Mentía cuando ni siquiera era conveniente. Mentía cuando sabía que sabían que estaba mintiendo. Mentía cuando mentir rompía sus corazones. Mi corazón. El corazón de ellas. A veces me pregunto qué pasó con ella.
Pero supongamos que tu marido y cierta mujer oscura
suelen quedar en un bar por la tarde.
Hay una botella de agua mineral sobre la mesa
y dos vasos.
¡No necesitan bebidas alcohólicas!
¿Desde cuándo tiene él
estos gustos puritanos?
Un barco frío
zarpa de algún lugar dentro de la esposa
y pone rumbo al horizonte plano y gris,
ni pájaro ni soplo a la vista.
Ha vivido dos desapariciones de personas importantes. Por un lado, la de la profesora que le inculcó el amor por las lenguas clásicas, que se ‘esfumó’ de su vida de un día para otro. Por otro lado, la de su hermano. Volvió a saber de ellos años después. De la docente tuvo conocimiento a través de una de sus hijas que fue a uno de sus actos literarios y que le contó que había pasado mucho tiempo en África. De su hermano volvió a saber cuándo se le notificó que había muerto.
Nox otro de sus libros es una emotiva reflexión sobre el vacío y la ausencia de su hermano. «Fue más un desafío para intentar comprender a mi hermano. De hecho, justo antes de morir, me llamó por teléfono. Hacía años que no hablábamos. Fue una conversación muy extraña y quedamos en que iría a Copenhague a verlo». Es un exquisito artefacto con forma de caja que contiene los pliegues. Una tersa lápida de piedra gris que se abre y se desenrolla como un pergamino doblado en acordeón. Anne Carson lo concibió así desde el principio. «Me compré un libro en blanco y lo fue llenando de cosas y recuerdos, pintaba, enganchaba, grapaba, escribía. Le llegué a tirar té por encima para que las páginas pareciesen antiguas, como un pergamino».
Para finalizar, les muestro algunos versos del poema: Ensayo sobre las cosas en las que más pienso:
En el error./Y en sus emociones./Estar a punto del error es una condición del miedo./Estar en medio del error es estar en un estado de locura y de derrota./Darte cuenta de que has cometido un error produce vergüenza y remordimiento./ ¿O sí?
Veamos. /Mucha gente, incluyendo a Aristóteles, opina que el error es un suceso mental interesante y valioso./Cuando habla de la metáfora en su Retórica,/Aristóteles dice que hay tres tipos de palabras: las extrañas, las ordinarias y las metafóricas./ «Las palabras extrañas simplemente nos descolocan; las palabras ordinarias nos transmiten lo que ya sabíamos;/usando metáforas es como nos topamos con lo nuevo y con lo fresco» (Retórica, 1410b10-15).
Siente fascinación por los escritores: Safo, Stevie Smith, Homero e incluso Thomas Hardy. Considera a Virginia Woolf, la figura más importante de la historia de la literatura.
Tanto al biógrafo más curioso, como al hábil crítico, como al lector más exigente, sólo nos queda que rendirnos ante esta erudita y singular mujer.
Autora: Ana María López Expósito