Sobre una roca de mar
Una mujer renace frente al mar: del dolor pasado a la plenitud presente. Sobre una roca, recupera su fuerza, su libertad y su esencia, dejando atrás la herida para abrazar la serenidad.

Regreso al lugar donde rompen las olas,
en él creí ahogarme más de una vez.
Me alzo sobre una roca de mar,
desde allí le grito al horizonte
que me salvó su inmensidad
cuando las lágrimas abordaron mis ojos.
El vuelo de un pájaro me aleja del arrecife.
Camino descalza por la orilla
sobre la arena que en otro tiempo me abrasó los pies.
Respiro con la intensidad de sentirme completa.
Ya no vivo como sirena herida perdida en el océano,
soy una mujer plena que valora sus éxitos.
Avanzo con el alma serena,
en esta etapa de la vida dónde importa lo esencial,
el despertar cada mañana con la salud en el cuerpo,
la mente depurada, con ánimo de no volver a caer
y una mirada tranquila que camina junto a mí.
Quedan menos años de los vividos
cuando el orden se restablece en las horas
y en los versos que recito.
Y aunque la espuma salpica mi torso
la sal ya no me lesiona los ojos ni agrieta la piel.
El aire húmedo me encrespa el cabello,
acentúa los tirabuzones rojos que caen sobre mis hombros,
los hace libres, como libre me siento yo.

