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SOBRE LA INTELIGENCIA HOMBRE-MUJER

De la rivalidad no puede salir nada hermoso; y

             del orgullo nada noble (RUSKIN)

         Nos encontrábamos una tarde mi mujer y yo en la terraza de una cafetería en la plaza de Mariana Pineda degustando un exquisito chocolate con churros, cuando una pareja hombre y mujer de unos 50 años se sentaron alrededor de una mesa cercana a la nuestra. Venían hablando de forma acalorada y en voz más alta de lo normal. El tema era ese ya tan manido y estúpido sobre la inteligencia hombre-mujer. No pudimos evitar enterarnos de lo que decían con la fuerza de sus palabras, su énfasis y, sobre todo, la elocuencia de sus gestos. Ella era morena y sus ojos negros tenían destellos de inteligencia y malicia. En todo momento mantuvo la cabeza erguida altivamente y con cierto aire de superioridad. Tenía una belleza fiera y rebatía todo lo que su compañero decía con un aire  manifiestamente insolente. Por el contrario, éste por su gesto, postura de su cuerpo y por el tono de sus palabras era de una sumisión exasperante.

    En síntesis, ella afirmaba que la mujer en general, era más inteligente que el hombre, y él afirmaba lo contrario; salvo algunas excepciones, y lo argumentaba de esta manera: porque al parecer, venían de visitar un museo de “Bellas Artes”: “son los hombres los que  han creado el arte, la industria, la ciencia, el comercio, el Estado, la religión… Así que todo esto demuestra la inferioridad de la mujer con respecto al hombre, por tanto, nunca puede haber igualdad entre el hombre y la mujer, ¿O es que la catedral de Granada la han hecho acaso las mujeres? No había terminado la frase cuando la mujer dio  un respingo, se puso de pie y comenzó a alejarse. De pronto se paró, se volvió hacia su compañero y le dijo con la mayor contundencia y desprecio del mundo: “Machista, más te valiera ser más macho de lo que eres, y menos machista…” y otras cuantas cosas semejantes que por decoro no se pueden escribir.

Decía el filósofo alemán GEORG SIMMEL, que contra más nerviosa, depresiva y decadente era una época, más velozmente corrían las modas, y en la actualidad estamos en una de esas épocas en la que la sensibilidad y el buen gusto se ha embotado hasta límites impensados. Un claro ejemplo lo tenemos en el vestir de los jóvenes y menos jóvenes que parecen pordioseros, andrajosos y sin solución.    

      Otras de las modas de hoy es enfrentar a las mujeres contra los hombres y hablar de la liberación, de la igualdad de la mujer, del machismo y de otras lindezas parecidas. Es la moda, que como afirmaba aquel escritor y político español SEVERO CATALINA: “La moda era una reina despótica que sólo tenía esclavas”. En la actualidad esa reina despótica tiene también “esclavos”. A la vista está, aunque esa moda sea la negación del gusto y además asqueante. Todo imitador de modas lo único que muestra es su debilidad, su falta de personalidad y la necesidad de apoyarse en la masa. Este es el diagnóstico de los psicoanalistas y los sociólogos.

   Nadie a estas alturas niega que la mujer ha estado durante siglos dedicada al hogar, a tener hijos, cuidarlos y educarlos, y en numerosos casos con pocos o ningunos medios; y ha sido la mujer con su trabajo, su ingenio la que ha sacado a la familia adelante. Gracias a la mujer la humanidad sigue adelante. Por eso esas discusiones, esas luchas estúpidas aplaudidas, animadas y financiadas por gobiernos, partidos políticos y otras instituciones son una equivocación y una crueldad sin límites, porque son destructivas, y a quienes más perjudican es precisamente a las mujeres. Hoy eso de la liberación no tiene sentido, pues es libre para hacer y llegar a donde quiera.

        Sobre la inteligencia de las mujeres, los hombres son los que más han reconocido, alabado y difundido la inteligencia y las virtudes de las mujeres. El eminente ginecólogo español Dr. D. JOSÉ BOTELLA LLUSIÀ en su libro “Esquema de la vida de la mujer”, dice sobre su inteligencia:” Absoluta equivalencia, esto es, igualdad de valor entre la mujer y el hombre, y hasta si me aprieta usted un poco pienso que vale un poquillo más la mujer. Por esta razón desearía yo que se le guardara como un tesoro”.

     Otro gran médico suizo AXEL MUNTHE, en su libro “Historia de S. Michele” dice: “Las mujeres no son menos inteligentes que los hombres; comúnmente quizá lo son más. Pero su inteligencia es distinta”. Y abundó más en este tema de la inteligencia: “Conquistas hace la inteligencia de la mujer que no soñara nunca el talento de los sabios más famosos”.

    Sobre conquistas por inteligencia de las mujeres sobran ejemplos. El escritor francés BERNARD FONTENELLE dijo:” Con mucho talento, bastante belleza y poco amor, puede una mujer gobernar a su capricho al hombre más altivo y más soberbio”. Y un ejemplo de esta afirmación lo tenemos en el escritor alemán GOETHE, cuyo coeficiente de inteligencia está entre los más altos, 210 puntos, en la genialidad, cuando la normalidad está en 100 puntos. Pues bien, este genio a los 73 años perdió la cabeza por una mujer llamada URICA VON LEVETZOW que encima ella no le amaba.

     Sobre la gran importancia que la mujer ejerce en el hombre, el escritor inglés JHON RUSKIN dijo esto en su libro “Sésamo y lirios”: “No hay hombre que haya vivido una vida recta si no ha sido purificado por el amor de una mujer, fortalecido por su valor y guiado por discreción”.

    No obstante, otros grandes médicos se han pronunciado de otra manera, no respecto a su inteligencia respecto a la de los hombres sino en cuanto al ejercicio de ciertas profesiones. Contamos con el eminente Dr. D. GREGORIO MARAÑON que afirmaba: “La mujer por estar profundamente ligada a la feminidad, es poco apta para el papel de confesor, como lo es para el papel de juez”.

     Volviendo al escritor SEVERO CATALINA en su libro “La mujer”, dejó escrito esto que cala en el alma: “El hombre en la mirada de una mujer, no ve más que una mirada. La mujer en la mirada de un hombre lee de ordinario hasta la última página del libro de su corazón”.

    Esta opinión puede que sea exagerada y se preste a distintas interpretaciones. En este caso quiere decir que la mirada del hombre suele quedarse sólo en la superficie, es decir sólo en su hermosura, y de ahí no pasa, pero no por falta de inteligencia.

    Terminemos este tema con palabras de un escritor español que resume lo que es la mujer: “No hay laureles, ni flores, ni coronas que alivien la frente agobiada de tristeza como una mano cariciosa que se pone en ella. ¡Bendito el Arte, porque es Amor, pero bendito el Amor antes! Y vosotras, mujeres, eterno femenino del Amor y del Arte, ¡Benditas sobre todo!

ROGELIO BUSTOS (25-10-2024)

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