SIN AGRICULTURA Y GANADERÍA NO COMEMOS

herd of white and black cows on grass field

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 Convertid un árbol en leña y podrá arder

         para vosotros; pero ya no dará

                                                                                                                     flores ni frutos   (Tagore)

   Mi amigo Juan, ya despojado y limpio de toda ideología tanto de izquierdas, de derechas como de centro, me dice con rabia y con dolor que también ha abandonado a su suerte el campo. Los motivos son bien claros. La ideología, por decepción de estos nuevos políticos; el campo, por la falta de agua, por los grandes impuestos, la excesiva burocracia y altos precios para su mantenimiento que hacen la (como dicen ahora los cursis) “rentabilidad negativa”.

    Respecto a la falta de agua, en una justificación simplista, podríamos decir que no llueve y, por tanto, la culpa es de los agentes meteorológicos; no llueve y, en parte, es verdad. ¿Pero, acaso no tenemos un ministro de agricultura y un Gobierno de más de 20 Ministerios para prevenir esa posibilidad?. Esta falta de lluvia no viene de ayer, sino que la llevan padeciendo desde hace años y no se ha hecho nada para remediarlo, así que los culpables son el 15% del cielo y el 75% de los inútiles gobiernos que tenemos en España, que no creen en Dios y, sin embargo, lo dejan todo en manos de la Providencia. Así que, a mi pesar, no tengo más remedio que pensar en los tiempos pasados, que ciertamente, llovía poco, pero se aprovechaba. Ahí están los 731 pantanos que se hicieron que paliaban bastante la escasez de lluvias. Y los patanes de ahora se atreven a criticar aquellos tiempos.

      Le digo a Juan que refrendo todo lo que ha dicho, porque es cierto, y de camino le advierto que los psicólogos, sociólogos, políticos y otros entes de este tipo aconsejan a los viejos (que hoy llaman mayores) que jamás deben emplear esa expresión de “en mis tiempos”, porque el tiempo de los mayores es también el hoy. Pero Juan me suelta esto: “mueve el viejo labrador, entre grandes suspiros, su calva cabeza… comparando el tiempo pasado con el presente”. Esto lo decía el poeta latino Lucrecio hace ya 2000 años en su poema “La naturaleza de las cosas”. Y en aquellos tiempos llovía y la agricultura era rentable, y no como ahora que es ruinosa. Yo ya estoy harto de mover la cabeza mirando al Este y el Oeste y hacia el cielo para ver si llueve. También miro a la Moncloa para ver si hacen algo. Pero sólo me quedan los grandes “suspiros” y, por tanto, abandono.

   Le tiro de la lengua y le digo que circula por los medios de comunicación lo que opina la Sra. Ministra de Trabajo sobre los agricultores y ganaderos de esta crisis que están sufriendo y las manifestaciones que están realizando: “gente con escasos niveles culturales que cree que por trabajar en el campo entienden la naturaleza”. Pero Juan a pesar de que dice que ha abandonado toda ideología, no puede ocultar que antes se pronunciaba como de izquierdas, no porque estuviera convencido de que eran mejores que los de derechas sino por llevar la contraria (en más de una ocasión nos hemos preguntado, ¿Por qué los de izquierdas cuando ocupan algún cargo público salen ricos?) Me contesta que eso es un bulo, pero que, no obstante, está en total desacuerdo con la señora ministra tanto en lo que dice como en lo que hace, porque es un desastre, una vergüenza. Todos saben, excepto ella que es muy corta, sin embargo, se cree tan importante que España se le ha quedado pequeña y quiere arreglar el conflicto palestino-israelí. Pero no el de Rusia-Ucrania. Donde parece que la conocen bien es en su propia tierra, Galicia; el resultado de estas últimas elecciones lo dice todo.

    Le digo a mi amigo Juan que no desespere y siga cuidando el campo, pues el doctor Sánchez, hoy Presidente del Gobierno, va a resolver el problema del agua, pues lo ha prometido, va a invertir el “cambio climático” y lloverá mucho y al gusto de todos. Lo ha dicho muchas veces, casi a diario, lo ha prometido, y el Sr. Sánchez, sabido es, siempre cumple su palabra, nunca miente, como se decía antes: “su palabra va a misa”.

  Juan me mira y no dice nada, es su mirada la que habla. Lo trasplanto a otras épocas pasadas y muy lejanas y le recuerdo al Moisés de La Biblia que con sólo extender el brazo separó las aguas del mar Rojo para que pudieran pasar los israelitas al otro lado; y Josué, su sucesor, hizo lo mismo en el río Jordán para que pudieran pasar cómodamente y sin mojarse; y con sólo su deseo y unos toques de trompeta derrumbó las fuertes murallas de Jericó; y otra acción más difícil, le ordenó al sol que se detuviera en su marcha y el sol se detuvo hasta que Josué con toda su gente acabara de matar a todos sus enemigos. El Dr. Sánchez no va a ser menos que estos, y si ha dicho que frenará el cambio climático pues lo hará y lloverá en España, y de camino le ordenará a los volcanes, a los terremotos  y a todas las epidemias que también nos traen la muerte que se vayan a otra parte.

   Juan me mira y se lleva el dedo índice a la sien y lo gira unas cuantas veces. Interpreto que me quiere decir que estoy viejo y “chalao”. Pero se equivoca. Viejo sí, pero no acabado.

   Emplazo a mi amigo Juan para el próximo encuentro en que tocaremos el tema España-Marruecos que en otros tiempos fue nuestro protectorado. En la actualidad parece haberse invertido y puede que si sigue el Sr.  Sánchez al mando del Gobierno lleguemos a ser colonia de Marruecos.

José Antonio Bustos  (20-febrero-2024)

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