Se presentó en la Casa de a Cultura de Molvizar la Segunda edición de la Novela de Toñy Castillo: » A ti Yolanda»
Se puede ver la Presentación tocando el Link que se muestra abajo
https://www.youtube.com/watch?v=moskjvcpX7s
Hoy 19 de marzo, os presento a Yolanda, una historia, una vida, una realidad de personas o personajes creados a tira de sentimientos.
Como había se ser, se presenta en una población con un gran valor sentimental y emocional para mi, Molvizar, un lugar donde pasé horas entrañables con sus gentes y donde tuve el honor de ser pregonera de su patrona Santa Ana el pasado verano.
Es obvio decir que esta tarde me siento muy feliz por poder hablar y hacer que mis personajes tengan vida propia y se conviertan en eternos.
En estas tierras en las que ya me encuentro un poquito como en casa por la gran acogida y cariño que encontré entre los molviceños, y por mi vinculación al periódico y Fundación Granada Costa, la cual de manera discreta tengo la dirección adjunta en Cataluña.
Ha nacido Yolanda uno de mis personajes más queridos y deseaba presentarla en vuestra casa…en esta casa de Cultura, en una población donde en ella y desde ella, la cultura y Molvizar adquieren nombre propio
Pero en primer lugar Un GRACIAS… Un mil gracias..
Al Excelentísimo Ayuntamiento de Molvizar y la Corporación municipal por ofrecerme nuevamente la oportunidad de estar aquí entre personas maravillosas
A Granada Costa y su fundación,. Al señor José Segura.
A la entrañable presentación de mi novela del escritor el Sr. Rogelio Bustos Almendro. A la presensación cuidada y con cariño de la escritora la Sra. Aurora Fernández
A mis Compañeros y amigos del mundo de la literatura y de la vida. Al PROYECTO CULTURAL DE ÁMBITO NACIONAL GRANADA COSTA.
A todos y cada uno de ustedes por vuestra presencia Gracias Por acompañarme esta tarde
Pero no sería justo recordar: A todas las personas que estuvieron conmigo desde el inicio de esta novela y pasaron por mi vida… a todo el equipo organizador o facilitador que hacen posible este encuentro literario los actos en el día donde se presenta esta segunda edición de la novela y por haberme invitado a presentar esta nueva obra dando muestras de generosidad y apoyo GRACIAS
Hace tiempo escribí:
Que un mundo de esperpentos el amor queda relegado a un segundo lugar… sin embargo es lo único que queda cuando el esperpento desaparece.
Algo así, como que el motor de la vida, su esencia y lo único importante es sentirse querida…
Creo recordar, que hace algo más de 15 años, cuando al teclear estas líneas en mi ordenador se inició, sin yo ser consciente un camino en el que Yolanda con pasos incipientes y temerosos comenzaba a materializarse…
Ha sido un largo camino donde ella… de su mano… desde su propia vida que transcurre en Ceuta… yo viví creándola día a día…
Porque amigos y amigas… cuando se crea un personaje, este… toma vida… te enseña… te acompaña y juntos se construye un mundo de realidades y ensueños.
A ti Yolanda no mantiene una estructura típica…
El Prologo: Realizado por el gran escritor Rogelio Garrido Montañana, en él ha sabido adentrarse en el alma de Yolanda , un regalo para el libro que aporta y muestra con una magistral dulzura los requiebros de un libro escrito en 10 años. Tomando sus palabras: define mi obra como
Si es cierto que “una obra es tanto más excepcional y sublime, cuantas más ideas brillantes nos sugiera, y cuantos más gratificantes sentimientos, reflexiones y encantos literarios nos produzca”, esta novela de mi amiga Toñi Castillo, lo es: eminente, excelsa, apasionante, y de íntimo regusto.
Y por ello si me permitís saltarme el protocolo desde aquí mil gracias y un gran beso para ti Rogelio
Si como autora he de hablar de mi obra diré:
Que al contrario de mis colecciones de cuentos… aunque si bien es cierto que colecciones como las de cuentos de la luna son para mi entrañables… o este último, la meta el camino a seguir que desde el vaticano no se para de hacer retwuits y se presentara nuevamente en junio, si bien cuando escribo temas de cuentoterapia estos relatos se iniciaron por necesidad, necesidad de narrar historias para que niños y jóvenes se identificaran, para que pudieran entender sus situaciones vividas o aquellas que se iban a encontrar, o bien historias, donde nuestra cultura y buen hacer de nuestras gentes se sintieran identificados.
O poemas que estos siempre de manera inevitable salen de ese conjunto de emociones que desde nuestra esencia a nuestros mundos interiores afloran bajo la atenta mirada de… un bolígrafo,… una pluma o un ordenador…
Esta obra es del todo diferente, difiere en que ha crecido junto a mi… dejada… retomada y retocada… ya que el mundo de los sentimientos no es lineal…
La vida no lo es…
Y a lo largo de ella…
Los mundos… las emociones… giran… se afianzan… se duermen… o despiertan con nosotros mismos y evidentemente… nos envuelven.
Pero… cada una de las personas que estáis hoy aquí… seguro que tenéis historias que contar… esta es la mía…
Os diré que no es una historia de amor… sino sobre el amor…
En ella… bajo una vida de seres que viven… luchan… hieren…. Te sumerges en un recorrido donde, el estar enamorados… el querer… y el amar… quedan definidos… y arrancan una sonrisa al lector por las posibles identificaciones…
Un día iba en un coche y la chica que conducía de pronto me miró y me dijo: hoy he viso a tal persona con una chica y no he podido contener mi rabia…
Yo me quedé extrañada pues no sabía que se conocieran.
Y realmente era así… y me sorprendió como se podía tener celos por alguien a quien apenas conocía…
Llegue a mi casa y escribí una página de prensa en un diario en el que continuo colaborando un pequeño articulo sobre el mundo de los sentimientos…
Pero esas líneas escritas en 1998 fueron el inicio de una búsqueda interior donde Yolanda empezó a latir y mediante ella una historia… la suya… sus pasajes me iban acompañando y fui construyendo en base a ella o a mis momentos en los cuales mi personaje vivía…
En Yolanda y desde ella… pasajes donde la unión de la poesía con la prosa, desde esa unión de lo cotidiano con las emociones se unen y nacen nuestro caminar vidas de personas…
¿ QUIERES LEER UN TROCITO DE LA NOVELA,…?
Nadando kilómetros en un mismo mar…
Estoy sentada en una hamaca en la playa de Calamocarro. Regresé a Ceuta, mi tierra, con el único fin de pasear una semana entre playas de mares cercanos y, desde aquí, dejarte a ti, que me lees, este pequeño legado.
Soy escritora —eso dicen los que se acercan a mis textos—, pero quizás me gustaría llamarme, simplemente, «narradora de historias vividas o por vivir».
Una tarde observé a un hombre a lo lejos. Caminaba entre piedras y olas enfurecidas. El viento le había arrancado el tesoro que llevaba entre sus manos para enterrarlo en la arena del mar.
Seguí mirando el mar. Refrescaba. El sol iniciaba su crepúsculo. Sentí frío y mantenía la imagen del anciano clavada en mis pensamientos. Miré nuevamente al horizonte y apenas divisé figura alguna. La brisa me ayudó a levantar mi puesto de centinela sobre Gibraltar, y mis pies, ya erguidos sobre la arena de la cala, me animaron a conquistar la tierra firme de mis añoranzas.
El poniente y el hombre, descalzo sobre sus huellas en la orilla, me transportaron a las horas marcadas en el reloj de mis años ya vividos. Al llegar a casa sentí la necesidad de cerrar los ojos y abrir ventanas al alma para sentir la fuerza de mis días pasados y, con ellos, mis recuerdos.
Querida ciudad, hoy recuerdo a una niña correteando por tus calles. Mi mente camina buscando rincones del barrio de mi infancia, barrio de paredes blancas, adornadas con macetas de geranios colgadas de los barrotes de las ventanas; barrio con sus puertas jamás cerradas, donde tiras de cuerdas hacen de cortinajes invitando a adentrarse en estancias no privadas. En cada porche una silla invitaba, con el frescor del verano, a pasar atardeceres conversando con vecinos.
Querido Mediterráneo, hoy añoro el olor a salitre, los pies pisando tus olas, los niños jugando mientras coleccionaba fotos de cantantes de moda. Desde esta estancia impregnada por espumas comienzo el relato garabateando imágenes sobre mi mesa de cerezo, y miro la vieja fotografía arrugada, arenosa y humedecida por el sudor de unas manos, semienterrada en el destierro. ¡Bonita foto, bonitos años!
Están abiertas las cristaleras de la habitación donde escribo. Me gusta sentir el aire fresco. Desde este sillón puedo observar cómo el mar adquiere un color agrisado mientras se funde con el cielo, un cielo tormentoso donde nubes juguetonas se han vestido de gris en este día de otoño.
Esta tarde puedo oler la sal y los volaores secándose en la almadraba. El aroma del mar se ha adueñado de lo que escribo. Nací en Ceuta y emigré, ya adulta, a Novacala, donde viví bajo kilómetros de distancia de un mismo manto. Nadé de un mar al mismo mar buscando cantos de sirenas que no comportaran engaños, cantos que me devolvieran nuevamente a ti, querido Estrecho. Aquí estoy en mi Ceuta, escribiendo sobre una cuartilla en mi mesa de cerezo, aquí, con mi vestido burdeos. Pienso en mí, en ti y en tiras de cuerdas invitando a entrar. ¡Cortinas de puertas no privadas!
Mientras escribo se agolpan en mí los instantes pasados, reaparecen personajes que construyeron la biografía conjunta de mis escalones vividos, y remarco la ausencia de algunos de ellos en los últimos peldaños de la escalera que me fue otorgada al nacer.
Aquí me tienes, redactando sobre esta mesa barnizada, cerrando los ojos y visitando pasajes de melancolía, vistiendo esta página de frases tiernas, consciente de que solo se saborea el paso de los años con la lejanía. Hoy suena un fado que marca el ritmo de la pasión de mis días.
Puedo escuchar los pasos de gentes de antaño que siguen rutinas sin descanso entre casas encaladas donde los vientos del levante impregnan las paredes e invitan a crecer parras en patios interiores. Las personas no detienen sus vidas ya que los relojes, dueños del tiempo, impiden que los momentos se sucedan. La vejez de sus relojes les invita a recordar la juventud perdida y la ancianidad encontrada, así como el momento de la despedida.
Hoy regresé a Ceuta para sentir cerca el mar. Lugar mágico, olas de hilos que se enhebran y pinchan con sus agujas para coser las redes del recuerdo. Querida ciudad, en mi memoria apenas has cambiado con el paso del tiempo. El paseo cercano al puerto conserva intactas las calles con adoquines de barro, y las ancianas palmeras saludan al mar con reverencias. Pero lo cierto es que aquí, junto a una barandilla, la vida se paró hace dos años frente a la antigua lonja de pescadores. Aquí, donde las redes salpican el cemento, las olas rompen la calma de la costa, y aquí, junto al mar, los relojes detuvieron sus manillas.
Las horas juegan con ventaja sobre las personas ya que ganan la batalla de los años y hacen aflorar las arrugas de lo vivido cada día. El tiempo pasa, los relojes no detienen los días, pero sí detienen las vidas de seres que no regresan con el amanecer. Solo recordarlos hace que el tiempo retroceda marcando horas imborrables en mentes amigas. El tiempo es cruel. Deja huellas, duele y crea vacíos difíciles de llenar.
Permanezco inmóvil sentada al borde del reloj para evitar que las manecillas me hagan perder el equilibrio. Pero el segundero es imparable. Yo deseo sujetarlo fuerte y controlar, uno a uno, los minutos de mi vida. Me sujeto fuerte al borde y me abrazo a su esfera, pero el marcador es inflexible y no me deja el control, no me lo permite.
Al pasar las horas se amontonan en la estancia reservada a las esperas los momentos no llegados, y se acumulan enjambres vacíos que provocan huecos insalvables en tiempos futuros. Negar la existencia del paso del tiempo es negar la existencia del tiempo en sí mismo, ya que el paso de la noche al amanecer es el marcador inequívoco de lo que nos queda por vivir.
Relojes, apartaos de las paredes,
desistid de vuestro empeño.
¡Hoy es mi hoy, es mi tiempo!
Permitid la gracia de parar manillas.
Mañana os ofrezco mi espejo.
¡Pero Hoy es mi hoy!
¡Apartaos, relojes!
¡Hacedme paso en el tiempo muerto!
Abrid caminos donde pueda transitar
sin pensar en horas de descuento.
Aquí, en mi mesa de cerezo,
reemprendo el relato de mis horas navegantes
entre las olas siempre movidas de mis sentimientos.
Yo, la que narra, tengo la obligación de aclarar que esta historia que os escribo, como la mayoría de las historias, es una historia corriente, sin grandes dramas. Hoy os presento una vida entre tantas otras, e incluso me atrevería a decir que estas palabras encadenadas para formar frases podrían ser sentimientos compartidos por muchas personas.
Yolanda, la protagonista, es la Yolanda que trabajaba en la fábrica, aquella mujer que se emocionaba al mirar a un niño sin zapatos, la dama que envestía con fuerza, la que amó, la que lloraba cuando estaba sola, aquella señora fiel a sus citas, la que vivió viviendo. Mi amiga, al fin y al cabo.
A ella le dedico mis paseos por la orilla de esta playa atlántica.
Recuerdo que cada tarde de verano iba a buscar a mi amiga Yolanda. Ella, siempre puntual, con su vestido de tirantes y el pelo recogido en una cola, esperaba sentada en el poyete de su casa. Sus brazos cruzados indicaban que llevaba esperando pacientemente bastante tiempo sobre la acera. Su cara siempre fue un reflejo de emociones que desvelaba su estado de ánimo con solo mirar sus ojos. Mi querida amiga no engañaba a nadie. Incluso sin mediar palabra se adivinaban sus pensamientos.
Años cuarenta de un siglo ya acabado donde yo sentía la necesidad de saltar sobre tablas de maderas empapadas, sobre cajas de caballas envueltas en algas que se enredaban entre sí y que se resistían a ser alejadas de los mares cercanos.
Hace ya tiempo que las antiguas empresas familiares, como los comercios de radios y de mantelerías, fueron cerrando sus puertas, lo que propició que los jóvenes se marcharan a la península en busca de nuevos horizontes. Las pequeñas factorías de conservas y salazones ya no acogen el ir y venir de chicas con livianos delantales. Se han silenciado las risas en las paradas de los autobuses ya que las colas de antaño son inexistentes, y los bolsos de las muchachas ya no sostienen delantales, cuchillos o pañuelos de cabeza para el manipulado del pescado.
El turismo no se detiene en mi ciudad. El precio de los transbordadores del Estrecho que unen Algeciras con Ceuta aumentó notablemente, y ahora se prefiere viajar en cruceros de mares desconocidos y discotecas de ritmos caribeños. Los viajeros ya no compran sábanas bordadas. Pasan de largo bendiciendo la tranquilidad de los rincones y las plazas donde puedes sentarte en los cálidos atardeceres de otoño y respirar el aroma de las azucenas dormidas desde agosto.
Cerca del centro de la ciudad una vieja fábrica de grandes ventanales recuerda vidas pasadas, chicas con faldas rectas y camisas relucientes, Señores Santa Eulalia, jóvenes con zapatos de tacón, años cincuenta de un siglo ya acabado. Los lugareños piensan que pronto construirán unos grandes almacenes que darán vida a la vieja fábrica, pero lo cierto es que el edificio no está en venta. Y mucho me temo que no se venderá jamás hasta que alguien no se asome a sus barrotes
Me encantaría que si un día os acercarais a la historia de Yolanda supierais…:
Que la primera vez que leéis su vida… solo se lee
La segunda se entiende…
La tercera se comparte…
Porque esbozareis una sonrisa de complicidad… Esa que solo es capaz de esbozarla la persona hombre o mujer… que una vez, se enamoró… quiso y amo con todas sus fuerzas…
Porque cuando se produce el milagro de amar, es para siempre.
Mis personajes… hay pocos… la trama gira en tres personajes fundamentales… Inés… que pese a salir poco… simboliza un tipo de enamoramiento… con mucho carácter… si me he de quedar con alguno…Me quedo con Manel…
Pero ojo al personaje de Manel… porque para mi es sin duda el que más me llega al alma… aquel que renuncia… pero que al final de su vida… sus pasos por la arena nos deja el mensaje de la firmeza de sus sentimientos…
Y por supuesto Yolanda a lo largo de su vida… vivaracha y tozuda hasta el final…
De Eduardo que os diré… me cae fatal… con el he vivido enfados… Y os preguntaréis… ¿ Te puedes enfadar con un personaje que tú misma has creado?
Si… puedes mientras escribes…enfadarte…emocionarte y hasta me atrevería con gran osadía a decir que hasta puede ser terapéutico.
Quien lea esta Yolanda se ha de fijar muy bien en los tiempos… Es básico… y se ha de leer lineal sin saltos en las hojas… Quien se acerque a ella…no necesitará un diccionario… pero sí momentos para la lectura tranquila… pues quizás se envolverá en su historia hasta el final…
Si alguien tiene interés en conocer a Yolanda con mucho afecto os la doy.
Ella libró su vida a un ideal, pero ¿qué sería de la vida sin ideales? ¿Sin ilusiones? ¿Sin esperanza… ? ¿Sin poder sentirse querida? El amor hacia nuestros hijos o parejas nos dan la vida.
Gracias por acompañarme. gracias por estar
Toñy Castillo Meléndez
Gracias a ti por tu talento, y por tu saber estar, y por buena amiga.y….por elegante
Muchas… Muchas Gracias por tu amistad