Seguro que quien más y quien menos ha visitado Toledo, Plasencia o Ciudad Rodrigo. Y seguramente quienes hayan visitado la catedral de alguno de estos lugares habrán quedado maravillados de su belleza, por su arquitectura, escultura, vidriería, rejería, obras de arte, esculturas, tallas, tesoros…¿Que me dicen de su sillería? Fascinante ¿Verdad?, el autor; Rodrigo Alemán. Un maravilloso escultor que nos dejó entre muchas representaciones alguna que otra imagen un poco…lasciva. Eso si, todo un genio. Y como buen genio que se precie era un ser altivo, prepotente, con aires de superioridad moral tanto como para decir, que ni Dios se asemeja en su obra a la suya. Hay que reconocer que genialidad tenía. Veréis;

            Resulta que este señor con dotes de hidalgo era ciertamente un maravilloso tallista, era un genio en su trabajo, tanto que es recomendado al Cabildo de la Catedral de Toledo por el Cardenal Mendoza, ni más ni menos. Le encargan representar en la sillería del coro de dicha Catedral la historia de la conquista de Granada. ¡Todo un honor para cualquiera! Muerto el Cardenal Mendoza la austeridad de Cisneros, sucesor de éste no agradó mucho a nuestro artista, así que de alguna manera buscó por otros lares donde poder plasmar su ostentosa obra y sus sugerentes imágenes, unas veces eróticas, otras satíricas, otras picanoras… pero siempre maravillosas.

            Es así como Rodrigo Alemán termina en Plasencia, allí le ofrecen el oro y el moro, y como a este señor el oro le encantaba, pues no se lo pensó mucho.

            Hay que reconocer al césar lo que es del César, Don Rodrigo (me vais a permitir el Don) llevaba él solo todo el movimiento de su taller, supervisaba a sus trabajadores (Se dice que tenía en su taller entre siete y diez), participaba en las obras de la Nueva Catedral de Plasencia y a la vez las de ciudad Rodrigo, se encargaba de comercializar… era lo que podemos llamar todo un hombre del Renacimiento.

Guerra de Granada. Rendición de Cártama. Respaldo de un estalo del coro de Toledo, obra de Rodrigo Alemán. De © José Luiz Bernardes Ribeiro, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=24970452

            Lo que suele ocurrir con estos genios es que al ser tan sociables tienen amigos por todos lados, pero también enemigos. El caso es que sin saber como, termina encarcelado en lo que hoy es la torre de las campanas de la Nueva Catedral de Plasencia. Hay varias teorías sobre su encarcelamiento; unos dicen que por Judío Convexo, esto no tiene sentido ninguno porque trabajaba para la Iglesia, aunque a veces nos dejara claro que no militaba mucho con ella. Otros dicen que precisamente por esas imágenes que tallaba tan blasfemas, pero tampoco se mantiene el argumento, pues la inquisición pudo de haber querido, retirar tales imágenes (Aunque actualmente veamos muchas imágenes desnudas censuradas con la hojita entre las piernas, esto es otra historia).

Lo que si tiene sentido y por lo que posiblemente fuese encarcelado fue por una mala gestión, deudas o quizás simplemente se pasó de arrogante con quien no debía. El caso es que tras su muerte, de la que ahora hablaremos, existe un silencio absoluto sobre su cuerpo y enterramiento. Así que desapareció de un plumazo. Y lo de plumazo tiene su “ironía”. Lo único que dejó tras de sí fue una leyenda bastante interesante;

Detalle de la predela del altar mayor de Toledo. De Divot – Derivated work from File:Catedral de Toledo.Altar Mayor (huge).jpg, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17838700

            Como buen hombre del renacimiento que se precie Rodrigo Alemán también tuvo sus inventos, ni más ni menos que “el de volar”. Cuentan que quizás en el 1515 (fecha que se cree de su muerte) Alemán ya puso en marcha algo que posteriormente continuaría Leonardo Da Vinci entre otros. Supuestamente tras ser encarcelado en la torre, el mismo planeó su fuga mediante la idea de salir volando. Tras observar el vuelo de los pájaros y hacer sus cálculos sobre cuantas plumas aguantarían su peso se preparó un traje y se lanzó al vacío, hay quien dice que planeó, pero al parecer … no lo suficiente.

Pasó todo un año alimentándose de aves. Se le debió pasar rápido entre desplumaje y desplumaje (Yo solo de pensarlo ya me duelen las manos)

            Lo curioso de esta historia, en mi opinión, no es si lo hizo de verdad o no aunque es un dato muy importante para la historia, si así hubiese sido. Para mí lo curioso es que en 1515 se nos vuelve a poner sobre la mesa una historia que ya conocíamos; la de Ícaro, precisamente otro personaje que por su altivez, terminó muy bajo. Querer alcanzar el sol le llevó a la muerte al igual que nuestro personaje de hoy que quiso compararse con lo más perfecto que hay: La obra de Dios.

Puente Nuevo de Plasencia. Obra de Rodrigo Alemán (1500-1512). De Olarcos – Trabajo propio, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3112645

Desde luego si solo es una leyenda, es de las más acertadas que he leído, pues la complejidad de la historia y comparación con Ícaro, le viene como anillo al dedo, sobre todo porque en algunas historias a Ícaro se le conoce como el inventor del trabajo en madera, curioso ¿Verdad?

Ana Calvo

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