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Respetar lo ajeno – A TODA COSTA

Sonaba con insistencia, la campanilla avisadora, en la madriguera del ratoncito Pérez-Oso 

La llamada era clara y él debía salir raudo a entregar un regalo a un niño, que habiéndosele caído un diente lo colocó bajo la almohada en espera de que se cumpliera esta tradición.

El ratoncito Pérez-Oso, no hacía caso y glotón se relamía los bigotes, impaciente, ante un trozo de buen queso.

Se disponía a darse. ¡Un gran festín para el solo!

Tanto y tanto insistía la campanilla, que malhumorado y receloso marchó a realizar su cometido y al niño le entregó su regalo, regresó a toda prisa y con mucha preocupación.

Por el camino no cesaba de atormentarse pensando que los otros ratones su queso se habrían comido, a toda velocidad pasó junto a un anciano que dudaba y no se atrevía a cruzar la calle y Pérez-Oso no le hizo ningún caso, más adelante una señora mayor, cargada de paquetes, casi no podía caminar, la miró, pero con su prisa tampoco le ayudó, pasó junto a una niña que lloraba porque se le había caído su muñeca a un gran charco, la ignoró y Pérez-Oso raudo se marchó.

Cuando sudoroso alcanzó su guarida, con los ojos desorbitados, temió lo peor al ver muchas de sus amigas las ratitas y amigos los ratoncitos agolpados en la puerta. Respiró al ver que su trozo de delicioso queso estaba intacto, tal y como él lo dejó.

A empujones los apartó, egoísta y decidido se dispuso a comer, los otros ratones le miraron en silencio.

El ratoncito Pérez-Oso les preguntó:

  • ¿Por qué no os comisteis mi queso? Y todos a una voz le contestaron.
  • El queso es tuyo y no nuestro, y se tiene que respetar lo que es de los demás.

El ratoncito, comprendió la lección y cortés les invitó a participar en la comilona que el resto de ratones le agradeció.

El ratoncito Pérez-Oso viéndolos tan contentos se sintió muy satisfecho y aprendió tres cosas:

La felicidad que produce el compartir, que hay que ser diligente con las tareas que se tienen que hacer y que ni:

Un buen queso se debe interponer

Francisco Ponce Carrasco

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