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¿QUIÉN DEFIENDE AL REY?

¿Qué es España? Es un remolino

de polvo en el camino de la Historia

después de que un gran pueblo haya

pasado al galope (Ortega y Gasset)

 

En un Génesis apócrifo descubierto en Egipto, al describir la creación del hombre dice de éste que está mal terminado, pues, aunque llevaba en sí el germen del Amor, de la verdad y de la justicia, no es capaz de ejercer plenamente estas facultades. ¿Serán estas imperfecciones las que impiden a los españoles defender de las injurias, de las faltas de respeto al que fue su mejor rey y Jefe de Estado en los últimos tiempos?

Al rey Emérito, D. Juan Carlos, lo presentan en todos los medios audiovisuales y escritos, viejo, achacoso, con muletas o agarrado al brazo de alguien para mantenerse en pie. Y sobre su grandeza al servicio de España, un sinfín de mentiras en forma de injurias y corrupciones de todas clases que sus acusadores no han podido probar. No cabe duda que todos esos ataques al Rey D. Juan Carlos no tienen otro fin que tapar las propias corrupciones de toda esa serie de políticos separatistas, comunistas, etarras y la ineptitud del propio gobierno para resolver todos y grandes problemas que afectan a España. No hay que olvidar que estos ataques al Rey D. Juan Carlos es el comienzo, el primer paso para derribar la Monarquía Constitucional. Con las dos nefastas repúblicas y sus consecuencias no hemos aprendido nada.

Todos los grandes políticos del mundo admiran y respetan al Rey D. Juan Carlos y lo describen con las palabras de una presencia majestuosa, de una gran inteligencia política y de un comportamiento majestuoso. El escritor estadounidense Noel F. BUSCH hace este retrato cuando era príncipe:

D. Juan Carlos es un joven atlético y apuesto, de 1’88 m. de alto, cuyas espesas cejas rubias sobre sus brillantes ojos azules, contribuyen a dar a su rostro una expresión seria. Y respecto a sus cualidades apunta: entre la amplia gama de facetas figura una simpática vena de reserva y modestia combinada con una gran tenacidad.

 Otros lo describen de porte altivo, pero sin pretensiones de ostentación, reservado y de una inteligencia vivaz y reflexiva, más proclive a la meditación y al juicio que a las decisiones repentinas. Con un gran amor a la justicia y a la paz. Hace siglos que España no estuvo tan bien representada y los españoles mejor vistos y valorados.

En cuanto a su formación, de nuevo echamos mano de Noel F. Busch: Franco se ha asegurado de que la educación del Príncipe haya sido la más cuidadosa que haya recibido gobernante alguno desde que el padre de Alejandro Magno contrató a un joven ateniense llamado Aristóteles como tutor de su hijo. A este respecto José Luís de Vilallonga que no era precisamente franquista, escribió: Algo que no se le puede reprochar a Franco es el haber dejado de lado la educación del futuro rey de España.

D. Juan Carlos pasó por la Universidad de Madrid, por las Academias Militares de Zaragoza y del Aire y por la Escuela Naval de Marín; durante dos años estuvo en los Ministerios de Obras Públicas, Agricultura, Industria y Comercio para familiarizarse con los temas administrativos del gobierno. Sobre la preparación de idiomas, que cada cual deduzca según sus capacidades: español, francés, inglés, portugués, italiano, griego y alemán, y, ahora, el árabe. ¿Quién de los políticos hoy en el poder está tan cualificado?

En España para ocupar un alto cargo la formación es innecesaria, basta afiliarse a un partido político para que de inmediato quede capacitado para desempeñarlo. La Providencia (aunque sea ateo) se encarga de iluminarlo. Así un vendedor de persianas puede llegar a parlamentario, sin más; un bedel, a presidirlo, o una cajera a ser ministro. Aquí se cumple la máxima: “la de político es tal vez la única profesión para la cual la preparación es innecesaria”.

Esto no es nuevo, Ortega y Gasset en su “España Invertebrada” dice: “la ausencia de los “mejores” ha creado en la masa, en el “pueblo”, una secular ceguera para distinguir el hombre mejor del hombre peor. En España ha llegado a triunfar el más chabacano aburguesamiento”.

  Esta chabacanería política a la que se refería Ortega y hoy está implantada con fuerza en España, no le va a restar méritos, admiración, respeto ni gloria al Rey por lo que es y por lo que hizo. Así lo sigue viendo y valorando el mundo entero salvo este gobierno “que se autodefine ejemplar” junto con sus amigos nada recomendables. La gran obra de D. Juan Carlos está ahí y es difícil por ahora borrarla, aunque sí intentan que se olvide.

El ejemplo de la transición de un gobierno autoritario a una democracia en paz y sin derramamiento de sangre fue un ejemplo para el mundo. ¿Qué ejemplo está dando hoy España? Recojo la frase de un ciudadano: Estas generaciones no se merecen un Rey como D. Juan Carlos, su obra política los ridiculiza y por eso han tenido que desterrarlo. Y no le falta razón al que dijo esto. Sin embargo, cualquier país se siente muy honrado de tenerlo como huésped, pues ha sido el más grande de los reyes de su época.

Muchos nos preguntamos cómo sería hoy España si no hubiéramos tenido un Rey como D. Juan Carlos cuando el golpe de Estado del 23-F. Y cuando al día siguiente, el 24, el Rey recibió en la Zarzuela al gobierno y a los líderes de los partidos políticos, el comunista Santiago Carrillo le dijo estas palabras: Majestad, gracias por habernos salvado la vida.

Ahora todas las televisiones, bien pagadas por el gobierno, se dedican machaconamente a ensuciar la imagen de D. Juan Carlos, incluso aquellos periodistas, ya bastante mayores, que tuvieron un trato de favor acompañándole en sus muchos viajes, intentan desprestigiarle en vez de estarle agradecidos por el privilegio que tuvieron. Estos son felones de la peor especie.

En el primer mensaje de la Corona allá por el 22 de noviembre de 1975, el Rey D. Juan Carlos, entre otras muchas cosas, dijo:

Al servicio de esa gran comunidad que es España debemos estar: la Corona, los Ejércitos de la nación, los organismos del Estado, el mundo del trabajo, los empresarios, los profesionales, las instituciones privadas y todos los ciudadanos, constituyendo su conjunto un firme entramado de deberes y derechos.

Así se hizo una España que asombró al mundo, ¿Y de todo este conjunto nadie se atreve a defender al Rey de las injurias?

El mundo del pensamiento, de las ciencias y de las letras, de las artes y de la técnica, tienen hoy, como siempre, una gran responsabilidad de compromiso con la sociedad en desarrollo. En tarea tan alta, mi apoyo y estímulo no han de faltar. Y cumplió su palabra. ¿Tampoco tienen estos colectivos nada que decir en defensa del Rey?

El Rey, que es y se siente profundamente católico, expresa su más respetuosa consideración a la Iglesia ¿Tampoco se atreve a defender al Rey? A la Iglesia le traigo las palabras de Louis Ratisbone: “juntar las manos para rezar, bien está. Abrirlas para dar, es mucho mejor”.

En cuanto a los expresidentes y exministros y todos los altos cargos de su época que deben saber el papel esencial que desempeñó el Rey para hacer una España grande, ¿Tampoco tienen nada que decir en la defensa del Rey?

Bueno sería traer aquí las palabras bíblicas: “¡Ay de los corazones tímidos y de las manos flojas! ¡ay del corazón cobarde! Porque no tiene fe. (Eclesiastés 2-14-15)

Rogelio Bustos Almendros

0 thoughts on “¿QUIÉN DEFIENDE AL REY?

  1. A nadie se le pasa por la mente de que todo este entramado que expone Rogelio, no sea fruo del odio y la envidia de todos cuantos odian a su majestad, que no saben apreciar lo que ha hecho por España y con la dignidad que ha sabido representarnos y los buenos resultados económicos conseguidos. Y si además sus amigos árabes le han querido premiar con buenas comisiones, no tiene porqué dar cuenta a nadie de con quien se lo gasta. O es que los ingleses piden cuentas a su graciosa Majestad? Bravo Rogelio.

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