PUEDE QUE LE SUENE DE ALGO – A TODA COSTA
El teléfono repiquetea pertinaz…
Casi siempre sucede en la hora de la comida o en cualquier otro momento, pero por lo general de forma inoportuna.
– ¿Dígame?
– Buenos tardes, ¿podría hablar con el titular de la línea?
– Soy yo mismo.
– ¿Me dice su nombre por favor?
– Arturo.
– Don Arturo, le llamo de Telealacarta para ofrecerle la promoción de instalar una línea adicional en su casa en donde usted tendrá derecho a…
– Disculpe, pero exactamente ¿quién es usted?
– Mi nombre es Nancy Mendoza, de Telealacarta y estamos llamando…
– Nancy, excúseme, pero para nuestra seguridad me gustaría comprobar algunos datos antes de continuar la conversación. ¿Desde qué teléfono me llama? En la pantallita del mío solo pone «Número privado” ¿Para qué departamento de Telealacarta trabaja?
– Telemarketing Activo.
– ¿Usted tiene número de trabajadora de Telealacarta?
– Señor, disculpé, pero creo que toda esa información no es necesaria…
– Entonces tendré que colgar porque no tengo la seguridad de hablar con una trabajadora de Telealacarta. Además, yo siempre estoy obligado a dar mis datos a toda una legión de empleados cuando llamo a Telealacarta para algo.
– Está bien… mi número es: 999…
– Un momento mientras lo verifico, no se retire Nancy. (Dos minutos)
– Un momento por favor, no se retire Nancy (Cinco minutos)
– ¿Señor?
– Sí, Nancy, gracias por la espera. Si quiere hablar con la encargada del servicio de nuevas contrataciones, mi mujer, pulse el ‘uno’, si desea ofrecernos la ‘infusión integrada’, pulse el ‘dos’, si desea comunicarnos alguna deficiencia en nuestra línea, pulse el ‘tres’ y diga cuál… Gracias por ponerse en contacto con nosotros.
– Nancy… ¡hola!… ¡hola!… Tututututut.
Francisco Ponce Carrasco