Prométeme… Poema de Inmaculada González Mancera
Prométeme…
¿Retumbará mi eco en las paredes
si nuestra habitación llora vacía?
¿Perdurará mi olor en esa ropa
que desnuda se irá tornando antigua?
¿Podrán mis labios ateridos
besarte en el abrazo de la brisa?
¿Quedará la huella de mi tacto
tatuada para siempre en tus caricias?
Si un día me cautiva el viento;
si un día yo desaparezco;
¿podrás apostatar nuestro amor y
suplantar lo que creímos eterno?
¿Me engullirá el indómito olvido
y tu memoria borrará mi ausencia?
¿Podrás sentir, aunque no esté,
mi aliento, mi susurro, mi presencia?
¿O seré yo quien me olvide de ti,
arcano en un nuevo universo?
¿Se despedazará lo que fui
y me quedaré baldío y yermo?
Me desgarra el augurio de la nada
que con su sombra amenaza mi todo.
¿Quedará vestigio aquí de mí, cuando
mis pavesas se apaguen en el lodo?
Trato de elucubrar lo inexorable
y la soledad voraz me intimida.
¿Hallaré destello alguno de luz
en la oscuridad tras la vida?
La incógnita de mi designio;
la torva contingencia de perderte,
me araña el alma con solo pensar
que un día, quizás, nunca vuelva a verte.
¿Qué haré sin el roce de tu piel;
sin la fuerza y sostén de tus manos?
¿Y dónde me refugiaré
si no es en ti, ni en tu regazo?
¿Cómo aguantaré el helor
sin tener tu calor y sin tu abrigo?
¿Cómo dejaré de existir
sin llevarte sempiterna conmigo?
Esta tribulación me asedia y
me anuda la garganta cual dogal.
Te imploro, no me olvides cuando parta;
prométeme que me recordarás.
Prométeme que si el tiempo se agota
y las hilanderas cortan mi hilo;
me invocarás cada noche en tus sueños
para reencontrarnos infinitos.
El poema «Prométeme…» de Inmaculada González Mancera, finalista en el II Certamen de poesía Olivo Mítico, es una profunda meditación sobre la trascendencia del amor y la inevitabilidad de la separación. El poema está impregnado de una melancolía existencial que cuestiona la permanencia de los sentimientos y la memoria en un contexto de ausencia y pérdida.
Inmaculada emplea una serie de preguntas retóricas para explorar la posibilidad de permanecer en la memoria del amado más allá de la muerte y la separación física. La repetición de estas preguntas intensifica el sentido de incertidumbre y vulnerabilidad del yo lírico, quien teme ser olvidado y anhela una promesa de recuerdo eterno.
La evocación de los sentidos —el eco de la voz, el olor en la ropa, el tacto de los labios— crea una conexión palpable con la presencia ausente del ser amado, subrayando el deseo de mantener viva la esencia del amor en lo cotidiano. Esta conexión se ve amenazada por la «indómito olvido» y la «torva contingencia de perderte», imágenes que reflejan el miedo a la desaparición y la aniquilación del ser en el olvido.
La estructura del poema, con sus interrogantes y reflexiones, acompaña al lector en un viaje emocional que culmina en una súplica final: la promesa de ser recordado. La imagen de las «hilanderas» que cortan el hilo de la vida refuerza la inevitabilidad de la muerte, mientras que la invocación de los sueños como espacio de reencuentro ofrece un consuelo a la angustia de la separación definitiva.
«Prométeme…» es un poema que toca fibras profundas, invitando al lector a reflexionar sobre la naturaleza efímera de la vida y el poder del amor como ancla en la memoria y en la existencia. La elegancia y sensibilidad con la que Inmaculada aborda estos temas hacen de su obra una pieza conmovedora y universal.
Valoración del jurado del Certamen Olivo Mítico «Poeta José María Lopera»