PRIMAVERA TRISTE SIN FLORES
No me metan en un túnel porque moriré de miedo y ahogada por fobia. Me retuerzo en varias existencias y el miedo que, tal vez, tienda de caer a pique. Trato de aprender a vivir, pero con precaución. Porque solo así podré ganar alas para volar, para encontrar tierra para plantar flores y hacer deleitar a todos, respondiendo con mi propia conciencia, agraciada por el miedo que tengo de venir a vivir a este lugar, mientras pruebo la dureza de mi consistencia, si la tierra y la humanidad son sinceras para empezar mi primavera aquí en mi terraza. Entonces, entre la metafísica y la pragmática encarcelada y el idealismo trascendental que no puedo explicar, trato de esconderme en los sótanos de la memoria. Y luego, esposada por la razón de la duda entre genio y psicótica, vago por laberintos, toda desagregada, me quedo presa en una dudosa genialidad tan agradecida, como sin gloria, con muchas historias en mi vida, pero de las buenas, pero con alegría veo pocas, excepto pobreza.
Ninguna palabra que por mí fuera dicha hará que alguien me pueda comprender de verdad, pues con certeza no podrá entender lo que en mi vida he vivido y estoy viviendo y no a saber leer lo que de mi semejante parecer, por aquello que se desconoce y busca saber siempre contendrá en sí mismo un gran misterio que solo podrá desentrañar o quizás comprender quien para eso posee una capacidad o discernimiento serio, solo palabras, nada serio. Me maté, simplemente me maté, todo lo que era mi ser, mi existencia, en esta angustiada vida y en lo que me volví, maté mi pensamiento que tanto me fue desgarrando, diciendo cosas sobre mí. Al principio no lo creía, pero, poco a poco, lo fui confirmando porque seguí terminando todo aquello que existía en mis ideas, dentro de mí, para menguar, así, una nada que fue acumulándose en mí, en ese vacío en el que mi mente se fue. Se inspiraron en la primavera y sus flores. Así como al comienzo de la primavera todas las hojas tienen el mismo color y casi la misma forma, nosotros también, en nuestra primera infancia, somos todos similares y, por lo tanto, perfectamente armonizados. Hay una primavera en cada vida, es necesario cantarla de manera florecida, porque si Dios nos dio una voz fue para cantar, pero si perdí mi voz ahora no canto, lloro, además no tengo las cosas terminadas, tengo miedo de no hacer lo necesario este 2021 por motivo de esta enfermedad, el Covid-19.
Sé que un día seré polvo, ceniza y nada que sea mi noche un amanecer, saber perderme, para encontrarme. Le ofrezco mis dolores a Dios por el perdón de mis pecados. Seamos como la primavera que renace cada día más bella, yo que quiero regalar y plantar flores cada vez más bellas, pero mi cuerpo ya no puede y, no soy tan mayor, todavía quiero seguir cuidando mis rosas, exactamente porque nunca son las mismas flores. Aprendí con las primaveras a dejar de cortarme mis flores, pues el año siguiente vuelven a florecer. Se esconden con los cambios de estación pero cuando vuelven se acuerdan de mí y me saludan durante todas las primaveras de mi vida. Espero que cuando llegue dure bastante tiempo porque no querría morir sin decir adiós a mis amigos de Granada Costa y me de tiempo a montar el museo que ofrezco a Granada Costa, mi amor en exposición: los vestidos de baile, diplomas, premios y junto a ello mis premios de escritura y las últimas notas de mi vida. Tengo el mejor padrino de los veinticinco años de casada y hermano de corazón. Será un recuerdo a mi memoria.
Una solo puede decir, ven, bendíceme con tu esperanza y quédate todo el tiempo que puedas en esta tierra. Puedes cortar todas las flores, pero no puedes evitar que desaparezca la primavera. La nieve y la tormenta matan las flores, pero no pueden hacer nada contra la semilla. Un poco de perfume siempre queda en la mano de quien ofrece flores. Todos quieren el aroma de las flores, pero pocos se ensucian las manos para cultivarlas. A ellas les gusta el amor y el cariño, como a mí. Seamos como la primavera que renace cada día más bella. Exactamente porque nunca son las mismas flores, siempre se descubren nuevas flores y nuevos colores. La primavera no es una simple estación de flores, es mucho más, es un color del alma que da placer, a los que no les gustan las flores no les gustan los animales. Miré la vida a través de la mirada de las flores y, dentro de mí, un floreció un jardín de esperanza. La primavera es la forma que tiene la naturaleza de decir “¡vamos de fiesta!”.
La felicidad es encontrar a alguien que transforme un momento de frío y lluvia en una primavera entre risas, viendo una película que ya hemos visto, y ver el arcoíris mientras comemos palomitas. Transforma tu mundo en primavera, la vida gana más color, emoción y sabor si la decoras con flores. Y la canción de los que aprendieron a leer, tuvieron música, la letra de ilusiones, utopías y quimeras y la partitura de quienes saben tocar las notas en el momento oportuno. Así es la vida, como un túnel que tiene una ventana al final y una infinidad de puertas detrás que se cierran y abren, marcando el tiempo que ha pasado. Entonces, tienes que entrenar tus oídos para escuchar el sonido de cada latido, mi querida primavera, ¿veré otra en mi vida? Sin dejar de seguir caminando y siguiendo nuestra carrera para que el sonido del golpe de cada puerta sea decisivo y pueda sonar en nuestros oídos como la marca de un momento o como una canción que es la expresión de un tierno sentimiento, como esa canción de alguien que aprendió a leer, fue relevante.
Se fue más allá y, tal vez, no regrese. Se perdió en el mundo de la locura con el licor, ya no reconozco el gusto. Solamente la sombra que conmigo camina solita con el sol, en la soledad. Llevo un año encerrada, ¡qué nostalgia tengo de Granada Costa! Que digan que perdí el sentido del gusto, yo nací en medio del campo, pero en esos tiempos no había ni flores. Vine al mundo entre nieblas, no como ahora que ya sonríen y traen un ordenador en el cerebro, luz en los ojos, ya no nacen en la oscuridad. Nosotros en la luz que nos proporcionaba el aceite, solo había oscuridad. Pues les digo una realidad, qué triste era mi vida, hoy no es mejor, ni puedo agacharme a coger flores. He perdido el tacto de mi cuerpo y mis sentimientos, ni suavidad siento en las flores ni en los sentimientos, solo siento la suavidad de los pétalos de las rosas, que se retrasan. Me quedé muda antes de aprender del mundo que sería mi última primavera antes de los insultos. Las bonitas y dulces palabras vistas en un libro, en un café, mucho menos en una rosa que tiene aroma para oler. Donde adormecí así me encuentro, ¡siendo poeta! Y estaba encantada sin saber lo que quería decir, tuve que esperar tanto tiempo para saber qué canciones iba a escribir, alguien me dijo que te vamos a traer o vas a poder dar vida a tus letras. Queremos seguir leyendo las cosas embrujadas de tu vida.
Solo queremos humanidad y tu canto de primavera. Solo queremos saber que caminamos como humanos y aprenderemos a ser gigantes, no puede ser si yo siempre fui pequeña, morimos y lo dimos todo como grandes, ¡como humanos que somos! Déjenme de lado en este pequeñito camino porque me siento triste, ni las flores veo bien. Me entran ganas de rasgar mi corazón. Y quiero saber ser poeta, ¿por dónde va mi memoria? Me robaron mi sonrisa, me dijeron “quiero ver tu vida a través de tus ojos, sonrisa de romanticismo, de muerte. Quiero seguir aprovechando de la niñita. Adiós a mis amigos y amigas de Granada Costa ¡y viva Molvízar!
Francelina Robin
PORQUE ESTOY TRISTE
Hay enfermedades peores que las enfermedades,
Hay dolores que no duelen ni en el alma
Pero son más dolorosos que las otras.
Hay angustias soñadas más reales
Que las que nos trae la vida, hay sensaciones
Sentidas solo con imaginación
Que son más nuestras que la propia vida.
Hay tanto que, sin existir,
Existe, existe desde hace mucho tiempo,
Y desde hace mucho tiempo es nuestra.
Sobre el verde turbio del ancho río
Los circunflejos blancos de las gaviotas.
.
Sobre el alma el siseo inútil
De lo que no fue, ni pudo ser, y eso es todo.
Dame más vino, porque la vida no es nada
Si cree que tiene mala suerte.
Si le preocupa la enfermedad o la muerte
Si tiene miedo al infierno
Del fuego eterno, de Dios, del mal.
Soy una estrella en el abismo del espacio.
Lo que quiero es lo que pienso y lo que hago
Donde yo o tu no hay hombre del saco
Siempre iré a la nada infinita
Debilitando mi rock o mi grito
Mi espada es el lápiz en mi mano
Si lo que quiere en su vida es solo paz,
Muchas dulzuras, su nombre en el cartel
Y lo arrestan, si el azúcar se demora
Y usted llora y reza, si pide y suplica
Mientras yo siempre pruebo el vinagre y el vino,
Quiero tener la tentación en camino
Porque el hombre es el ejercicio que hace…
Lo sé, sé el sabor más puro de la miel
Solo es defecto si produce hiel
Y ese amor rompe barreras, une facciones,
destruye prejuicios, cura enfermedades.
¡No hay vida digna sin amor!
Y es cierto, quien ama, es muy amado.
Y vive la vida más alegre,
Como si muriera de vejez, qué tristeza.
O accidente o enfermedad, señor,
Muero, Señor, de indiferencia. Es amor.
Y la guerra es producto de la muerte o la paz.
Francelina Robin
Amiga Francelina, cada vez me sorprendes más cuando leo uno de tus artículos. Eres muy profunda y tus frases son sentencias. Enhorabuena, ma chéri amie. Bisous.