PRESENTACIÓN DEL LIBRO LA HUELLA DEL SEÑOR
El pasado día 15 de diciembre, en el marco incomparable de la Catedral de Palma de Mallorca, tuvo lugar la presentación del libro editado por la Editorial Granada Club Selección “La Huella del Señor”, de Monseñor D. Sebastiá Taltavull Anglada, obispo de Palma de Mallorca.
EL ACTO CONTÓ CON LAS SIGUIENTES PERSONALIDADES:
Intervinieron: D. Carlos Osoro, Cardenal-Arzobispo de Madrid mediante una muy sentida alocución en vídeo, D. Teodor Suau, Decano-presidente del Capítulo de la Catedral de Mallorca, profesor y escritor, que ha tenido diversos cargos y responsabilidades a nivel diocesano en Mallorca, Superior y Rector del Seminario Mayor de Mallorca, director del Centro de Estudios Teológicos de Mallorca (CETEM) en diversos periodos y profesor del mismo en la actualidad; Dª Cori Casanova, médico foniatra, profesora de Blanquerna – Universitat Ramon Llull de Barcelona, profesora de la Escuela Superior de Música de Catalunya, y Presidenta de Acción Católica General de Barcelona; D. Eduard Rigo, licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona y Doctor en Psicología, y Catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de las Islas Baleares; Dª Catalina Mir, coordinadora del área caritativa del obispado de Mallorca, responsable del área para la pastoral caritativa y social de la diócesis de Mallorca; D. Damià Vidal, Doctor en Informática, profesor titular del área de Arquitectura y Tecnología de Computadores durante veinte años en la Universidad de las Islas Baleares y escritor; D. Diego Sabiote, Licenciado en Filosofía y en Teología, profesor emérito de Filosofía de la Universidad de la Islas Baleares, poeta y promotor del Premio de Derechos Humanos del Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa y del libro de homenaje al obispo de Mallorca; y, finalmente, intervino el Rvdo. Sr. D. Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca. El acto finalizó con un breve concierto de órgano, el preludio en sol mayor del compositor del siglo XVII Dietrich Buxtehude, pieza escogida para este evento, a cargo de D. Bartomeu Mut, organista titular de la Catedral de Mallorca.
El acto fue presentado por el periodista Xavier Bonet, director de Cope Mallorca.
Estuvieron presentes laicos y presbíteros de otras tierras, entre ellas de Menorca, por ejemplo, el grupo encabezado por D. Gerard Villalonga, Administrador Diocesano de la diócesis de Menorca. Entre otras autoridades civiles y militares, asistieron el alcalde de Palma, D. José Hila, y el presidente del Consell Econòmic i Social de les Illes Balears y ex-rector de la Universidad, D. Llorenç Huguet.
Durante el acto de presentación, tomó la palabra Monseñor D. Sebastià Taltavull Anglada:
COMPARTIENDO ALEGRÍAS Y ESPERANZAS, TRISTEZAS Y ANGUSTIAS,
Y CON SU ECO EN NUESTRO CORAZÓN DE DISCÍPULOS
No tengo palabras para expresar mi sincero y humilde agradecimiento a los que han tenido la iniciativa de esta extensa obra al pedirme a mí participar con algunos escritos y a cuantos han colaborado en esta edición. Vaya, a la vez, mi reconocimiento agradecido a quienes componen la Asociación Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa por otorgarme este premio Humanidades en la modalidad de Derechos Humanos, y los que han trabajado esta edición. Un premio que, ya de entrada, quiero compartir con las innumerables persones con las que me he encontrado a lo largo de mi vida y de las que he aprendido tanto y sigo aprendiendo, y con quienes he compartido vida de familia, colegio, seminario, estudios universitarios, vida sacerdotal y episcopal en sus diferentes niveles de acción pastoral en diversas parroquias y diócesis, allí donde la Iglesia me ha enviado a trabajar como pastor. En todo este camino me he encontrado con todo un pueblo de sabios maestros, gente sencilla, sobre todo, y con la que he compartido lo que el Concilio Vaticano II dice con tanto acierto a la hora de definir la misión de la Iglesia en nuestro mundo de hoy y que son «las alegrías y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo» porque son las de los discípulos de Jesús (cf. Gaudium et spes, 1). Al referirse a los discípulos, siempre me ha impresionado enormemente la frase que dice a continuación y que ha fortalecido la orientación de la misión a llevar a término, personas y lugares, al decir que «nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón». He intentado que éste fuera siempre el punto importante de referencia.
Qué maravillosa intuición la del Concilio Vaticano II –es la voz del Espíritu Santo a su Iglesia y al mundo– la de ya señalar una Iglesia en salida, de la que nos habla tanto y con tanto acierto el papa Francisco al decir que «es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan…» Una Iglesia en salida que sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos. Una Iglesia que vive un deseo inagotable de brindar misericordia, fruto de haber experimentado la infinita misericordia de Dios y su fuerza difusiva. Jesús lavó los pies a sus discípulos. El Señor se involucra e involucra a los suyos, poniéndose de rodillas ante los discípulos para lavarlos, y luego les dice: «Seréis felices si hacéis esto» (Jn 13,17). Es la comunidad evangelizadora la que se mete con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, que achica distancias, que se abaja hasta la humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz.
Sigue diciendo el papa Francisco que la Iglesia en salida acompaña la humanidad en todos sus procesos, por más duros y prolongados que sean. Sabe de largas esperas y de aguante apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita maltratar límites. Está siempre atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora. La Iglesia en salida, en su forma gozosa de evangelizar se vuelve belleza en la liturgia en medio de la exigencia diaria de extender el bien. La Iglesia evangeliza y se evangeliza a sí misma con la belleza de la liturgia, la cual también es celebración de la actividad evangelizadora y fuente de un renovado impulso donativo” (cf. Evangelii gaudium, 24).
La herencia conciliar que hemos recibido desgrana en su conjunto y detalla punto por punto la misión de esta Iglesia en sus documentos, una Iglesia de la que dice que «está integrada por hombres y mujeres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria con el género humano y de su historia». A toda esta visión y como hoja de ruta hay que situar todo el pensamiento social de la Iglesia expuesto en infinidad de documentos desde los primeros siglos con los Santos Padres hasta nuestros días, documentos que hoy más que nunca son de obligada lectura y cumplimiento, ya que se trata del Evangelio encarnado en cada circunstancia histórica.
En esta línea, la proclamación de los Derechos Humanos del año 1948 y las declaraciones posteriores concretando estos Derechos, han constituido el elemento clave para el diálogo con la sociedad que, de entrada, los admite, aunque no siempre han formado parte de su estructura jurídica, aunque estén en sus declaraciones de principios. Éste es el paso que muchos países aún han de dar, paso incluso difícil por la presión que reciben de determinadas facciones de la sociedad, que, en su práctica legislativa, ideológica y de comportamiento, entran en contradicción con los principios que proclaman y la práctica real que luego proponen a través de las leyes.
Lo mencioné en una de las presentaciones de la encíclica Pacem in Terris de San Juan XXIII, al decir que esta encíclica Paz en la tierra es una exposición detallada de los derechos a la existencia y a un nivel de vida digno, a los valores morales y culturales, a honrar va Dios según el dictamen de la recta conciencia, a la libertad de elección del propio estado, a los derechos referentes al mundo económico, a los derechos de reunión y asociación, al derecho de emigración e inmigración, y a los derechos políticos. Todo ello queda completado con la exposición de los deberes respectivos y verificado por su relación directa con la Biblia, la cual contiene la raíz tanto de los derechos humanos como de los deberes que son la demostración de su cumplimiento.
La misma encíclica Paz en la tierra pide que «los derechos recíprocos y los deberes correspondientes sean reconocidos. Se trata, además, de una convivencia que se realiza según la justicia o en el respeto efectivo de aquellos derechos y en el cumplimiento leal de los deberes respectivos; además es vivificada por un amor tal, que hace sentir como propias las necesidades y exigencias del otro, hace que los otros participen de los propios bienes y procura que sea siempre más vivida la comunión en el mundo de los bienes espirituales» (Pacem in Terris, 35).
Sobre la convivencia humana llegará a decir que «ha de ser considerada sobre todo como un hecho espiritual» (íbid., 36) porque impulsa a los hombres, iluminados por la verdad, a comunicarse entre sí los más diversos conocimientos; a defender sus derechos y cumplir sus deberes; a desear los bienes del espíritu; a disfrutar en común del justo placer de la belleza en todas sus manifestaciones; a sentirse inclinados continuamente a compartir con los demás lo mejor de sí mismos; a asimilar con afán, en provecho propio, los bienes espirituales del prójimo. Todos estos valores informan y, al mismo tiempo, dirigen las manifestaciones de la cultura, de la economía, de la convivencia social, del progreso y del orden político, del ordenamiento jurídico y, finalmente, de cuantos elementos constituyen la expresión externa de la comunidad humana en su incesante desarrollo.
En este momento hay muchos frentes abiertos al diálogo para que el reconocimiento de los Derechos Humanos tenga plena vigencia entre nosotros y sean un punto de encuentro para que juntos –Iglesia y los diferentes estamentos de la sociedad– trabajemos en la consecución del bien común, motivo a través del cual nadie puede negarse a colaborar corresponsablemente. Todo ello tiene que llevarnos a una recta comprensión de la laicidad, tantas veces reducida a un laicismo que sólo conduce a una reducción de visión e introduce la presión antidemocrática de imponer un pensamiento único. Creo sinceramente que los valores cristianos –toda la propuesta que hay en el Evangelio– tienen cabida en una sociedad laica y pueden ser asumidos por cualquier persona y vividos también como punto de encuentro. Ya que se trata de un bien para todos, tenemos el derecho de proclamar estos valores evangélicos, hacerlos vida y proponerlos a la sociedad. En una sociedad como la nuestra, todo aquello que es bueno y digno y es un bien para todos debe tener cabida. No convirtamos lo laico en laicista, excluyendo la aportación cristiana e ignorando el Evangelio.
Vivimos un cambio de época y con continuos cambios de escenario cultural. Un cambio que se percibe en todos los niveles de la comunicación humana y en el pensar, decir y hacer de las personas. Un momento excepcional para que la coherencia entre lo que creemos y lo que vivimos sea nuestra credencial y a la vez dé credibilidad a nuestra propuesta, más aún si está enraizada en el Evangelio. La experiencia de sinodalidad que nos define como Iglesia ha de ser el núcleo que dé fuerza y contenido a toda actuación por mejorar nuestras relaciones humanas e institucionales a todos los niveles mediante el diálogo y diseñar el camino que juntos hemos de realizar, incluso en tiempos de pandemia y de cualquier contratiempo, para reforzar aún más los vínculos de amistad y solidaridad.
El papa Francisco, en su encíclica Fratelli tutti (n. 197) y aplicándolo al quehacer político aplicable a cada uno, señala unas preguntas que pueden hacernos reflexionar si las hacemos nuestras y nos sentimos comprometidos en un proyecto común: «Pensando en el futuro, algunos días las preguntas tienen que ser: «¿Para qué? ¿Hacia dónde estoy apuntando realmente?». Porque, después de unos años, reflexionando sobre el propio pasado la pregunta no será: «¿Cuántos me aprobaron, ¿cuántos me votaron, ¿cuántos tuvieron una imagen positiva de mí?». Las preguntas, quizás dolorosas, serán: «¿Cuánto amor puse en mi trabajo, en qué hice avanzar al pueblo, qué marca dejé en la vida de la sociedad, qué lazos reales construí, qué fuerzas positivas desaté, ¿cuánta paz social sembré, ¿qué provoqué en el lugar que se me encomendó?». Añadirá que se trata de acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso se resume en el verbo «dialogar».
También ha sido mi grata sorpresa conocer los escritos aportados a esta obra y que son para mí una prueba de afecto y amistad. Sólo me queda agradecéroslo de corazón, ya que el camino lo hemos hecho y seguimos haciéndolo juntos, con esta calidad sinodal que define un trabajo compartido bien hecho y una relación cordial, y que quiero aplicar, definir y agradecer con las mismas palabras de Jesús dirigidas a sus discípulos, palabras que elegí como lema episcopal y son para mí un gozo y una tarea diaria que quiero compartir: «Vos amici mei estis», «Vosaltres sou els meus amics», «Vosotros sois mis amigos» (Jn 15,14). ¡Con todo mi afecto!
El 7 de marzo de 2020, a petición de D. Diego Sabiote Navarro, se reunió el Jurado de Premios Y Distinciones del Proyecto de Cultura Granada Costa, alcanzándose el siguiente acuerdo:
PREMIO DERECHOS HUMANOS 2020
MONS. SEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA
Reunido el jurado de premios y distinciones del Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa en sesión extraordinaria, a propuesta del Subdirector y Delegado Nacional de Literatura de la Academia de las Ciencias, Bellas Artes y Buenas Letras Granada Costa, Don Diego Sabiote Navarro, el día 7 de marzo de 2020, se acuerda por unanimidad conceder el Premio Derechos Humanos 2020 al Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Sebastià Taltavull Anglada, en reconocimiento a los méritos excepcionales en defensa de los Derechos Humanos en sus más diversos registros: religiosos, políticos, sociales, culturales, etc.
Monseñor Taltavull ha sabido plasmar, en su proyecto pastoral, el mensaje evangélico del Papa Francisco de ir al fondo de la Buena Noticia de Salvación, y ha puesto el estandarte de las bienaventuranzas como bandera para toda la Diócesis de Mallorca. En tiempo récord ha espoleado las conciencias acomodaticias de los católicos mallorquines, incitándoles al compromiso radical de la vivencia evangélica, y ha marcado, con nitidez, las prioridades de compromiso cristiano: deportados, inmigrantes, encarcelados, geriátricos, pobres y excluidos de todos los signos. Motivos, todos los anteriores, en los que se basa este jurado para concederle el «Premio Derechos Humanos» de la Asociación Cultural Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa.
Carlos Álvaro Segura Venegas
Secretario del proyecto Nacional de Cultura Granada Costa
El día 2 de abril de 2022, en el Palacio de la Prensa de Madrid, se entregó el galardón y se presentó por primera vez el libro “La Huella del Señor”. Desde marzo de 2020 hasta finales de 2021, D. Diego Sabiote Navarro y D. Damià Vidal coordinaron rigurosamente una relación inmensa de colaboradores para darle forma a la obra magna que al final resultó siendo este libro. Esta no ha sido una tarea fácil, pero con perseverancia y mucho trabajo duro se ha conseguido aunar en una misma obra a muchas de las voces más prestigiosas del panorama internacional en temas tan importantes como la religión, la política, la psicología y la filosofía, entre muchos otros.
COLABORADORES
Adrover Vallbona, Josep, 766
Alcover, Norberto, 833
Almuni de Muga, Anna, 634
Amat, Maria Dolors, 614
Amengual, Gabriel, 846
Andreu Alcina, Joan, 772
Armengol Socias, Francina, 457
Atarés i Solans, Esperança, 479
Aymar i Ragolta, Jaume, 645
Bacardit, Salvador, 674
Bagur, Josep, 587
Barceló Crespí, Maria, 909
Barceló Martí, Joana, 466
Bassas, Antoni, 619
Bausà Puigserver, Joan, 725
Bennàssar Vicens, Bartomeu, 758
Besora Baraldès, Claustre, 602
Bestard Comas, Joan, 757
Blázquez Pérez, Ricardo, 451
Bonet, Xavier, 790
Camps i Sala, Esteve, 611
Capel Molina, José Jaime, 711
Casanova, Cori, 657
Casasnovas Camps, Miquel À., 563
Català, Tomeu, 756
Cirer, Catalina, 474
Cladera i Crespí, Catalina, 464
Cladera, Mateo, 831
Comunitat de Sant Benet de Montserrat
i Santa Família de Manacor, 482
Conesa Ferrer, Francesc , 486
Cuní, Josep, 617
del Olmo, Cristina, 700
Delgado, Bernardo J., 844
Dols, Nicolau, 936
Dubón Pretus, Diego, 554
Estelrich i Massutí, Pere, 770
Faner Bagur, Joan Bosco, 516
Faulí, Jordi, 613
Fernández Guisasola, Susana, 661
Fernández, Jesús, 496
Fraternidad Misionera Verbum Dei, 775
Fuentes Alcántara, Fernando, 707
Gabarró, Jaume, 481
Galceran, Mar, 639
Gambús Saiz, Mercè, 903
Garcia i Clavel, Ignasi, 652
García de Andoin, Carlos, 709
Gastalver Martín, Mariano, 736
Gayà, Jordi, 764
Gener Fernández, Mª Ignàsia, 575
Gener Llopis, Maria, 801
Genovart Orell, Andreu, 741
Gomila Lluch, Joana, 466
González Faus, José Ignacio, 727
Gordo Rodríguez, Sergi, 505
Grimalt, Josep A., 853
Grupo de jóvenes del MUEC, 584
Hila Vargas, José, 471
Huguet i Rotger, Llorenç, 462
Ibáñez, Eduard, 670
Janer Manila, Gabriel, 901
Jubany, Josep M., 648
Julià i Seguí, Gabriel, 539
López Casasnovas, Guillem, 621
López Casasnovas, Joan F., 524
Manguán Martínez, Josep, 519
March Cerdà, Martí X., 467
Martorell Adrover, Jaume, 815
Martínez Sistach, Lluís, 453
Martínez, Montserrat, 642
Mascaró Puntí, Esther, 590
Mateos Pérez, Juan Antonio, 675
Mateu Conti, Domingo, 795
Mateu, Gregori, 836
Matías, José, 644
Mercant Simó, Jaime, 745
Mesquida, Carme, 485
Mir, Catalina, 840
Moreno Losada, José, 702
Munar Servera, Francesc, 779
Noguera Estarellas, Miquel, 838
Oliver Araujo, Joan, 862
Oliver Colom, Margalida, 784
Oliver Jaume, Jaume, 930
Oliver Lladó, Antònia G., 850
Ollero Tassara, Andrés, 460
Ollé Ribalta, Ramón, 693
Omella, Juan José, 445
Ortín, Aureli, 642
Osoro, Carlos, 447
Parellada, Josep-Enric, 627
Piris, Joan, 488
Pié, Salvador, 664
Piña Homs, Román, 858
Pla i Arxé, Ramon, 607
Pons Fraga, Josep, 568
Pons, Pere Antoni, 821
Pons, Ponç, 528
Prat i Pons, Ramon, 630
Puig i Tàrrech, Armand, 624
Pérez Pueyo, Ángel Javier , 492
Pérez Testor, Carles, 689
Quintana, Josep M., 558
Ramis Barceló, Rafael, 865
Ramis Darder, Francesc, 923
Rigo Carratalá, Eduardo, 879
Riutort Cloquell, Margalida M., 811
Romero, Maite, 644
Sabiote Mercadal, Roser, 806
Sabiote, Diego, 937
Salord Ripoll, Josefina, 534
Santandreu i Sureda, Jaume, 686
Sastre i Portella, Josep, 579
Sastre Moll, Jaume, 544
Seguí Pons, Joana Maria, 472
Serra Busquets, Sebastià, 895
Soler, Josep Mª, 477
Suau i Puig, Teodor, 718
Taltavull Anglada, Sebastià, 41, 45, 48, 51, 54, 57, 61, 65, 71, 74, 80, 83, 86, 89, 91, 93, 96, 99, 103, 121, 141, 157, 167, 195, 206, 226, 241, 259, 279, 299, 314, 329, 341, 352, 355, 367, 372, 397, 406
Terribas, Mònica, 605
Torralba, Francesc, 636
Vadell i Ferrer, Antoni, 503
Vazquez, Jaime, 935
Vidal i Rodríguez, Damià, 888
Villalonga Hellín, Gerard, 513
Vives Gomila, Maria, 550
Viza, Olga, 793
El eje central de la obra es Monseñor D. Sebastià Taltavull, del cual exponemos su biografía a continuación:
Mons. Sebastià Taltavull nace en Ciutadella de Menorca (Baleares), el 28 de enero de 1948. Después de los primeros estudios en la Compañía de María y en el Colegio salesiano, en 1959 ingresa en el Seminario diocesano de Menorca y cursa los estudios de Humanidades, Filosofía y Teología. El 23 de septiembre de 1972 recibe la ordenación sacerdotal en la Catedral de Menorca, después de cursar estudios en la Facultad de Teología de Cataluña y obtener la Licenciatura en Teología dogmática. El mismo día de la ordenación sacerdotal es nombrado director de la Casa diocesana de Espiritualidad de Monte Toro (1972-1984) y delegado diocesano de Juventud (1972-1989). Dos años después, Rector del Santuario Diocesano de la Virgen de Monte Toro, patrona de Menorca (1975-1984). Es elegido secretario del primer Consejo Diocesano de Pastoral (1973-1977) y secretario del Consejo del Presbiterio y Colegio de Consultores (1983-1989). Fue consiliario del Movimiento de Jóvenes Cristianos, de grupos de Revisión de Vida del MUEC y de Escultismo entre 1977 y 1989. Recibe el encargo de formador (1977-1984) y profesor de Teología dogmática (1977-1994) del Seminario y del Instituto Diocesano de Teología. Fue rector del Seminario Diocesano de 1995 a 2002. En 1984 es nombrado rector de San Rafael de Ciutadella, cargo que desempeña hasta 1992, año en que es nombrado consiliario del Centro Catequístico de San Miguel (1992-2005). El 23 de septiembre de 1989 es nombrado vicario general de la Diócesis de Menorca y moderador de la Curia, cargos que desempeña hasta el año 2002, cuando es nombrado rector de Ntra. Sra. del Rosario de la Catedral y de San Francisco de Asís de Ciutadella y elegido decano-presidente del Capítulo y Penitenciario de la Catedral (2002-2005). Le es asignada la labor de moderador de la Asamblea Diocesana de Menorca celebrada entre los años 1996-1998. Además de trabajar en el Secretariado Diocesano de Catequesis en los departamentos de Catequesis de Adolescentes y Jóvenes (1973-1995) es nombrado delegado diocesano de Catequesis (1989-1995) y forma parte del Secretariado Interdiocesano de Catequesis de Cataluña y Baleares (SIC), dedicándose especialmente a la catequesis de adolescentes, jóvenes y catequesis familiar. Como consiliario ha trabajado en los Equipos de Matrimonios de Nuestra Señora (1988-2005) y se ha dedicado a la preparación y formación de catequistas (1973-1998) y de los matrimonios catequistas de grupos de Catequesis familiar (1998-2005).
Para 2002-2005 fue nombrado delegado diocesano de Medios de Comunicación Social y para las Relaciones Institucionales. Fue nombrado obispo auxiliar de Barcelona por Benedicto XVI el 28 de enero de 2009 y recibió la ordenación episcopal el 21 de marzo de 2009. En la CEE desde el año 2002 ha sido miembro del Consejo Asesor de la Subcomisión de Catequesis y desde junio de 2005 director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal Española hasta su nombramiento como obispo. Desde 2009 hasta 2011 fue miembro de esa comisión.
En 2011, fue elegido Presidente de la Comisión. El 13 marzo 2014 volvió a ser elegido presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral en la CIII Asamblea Plenaria. Día 8 de septiembre de 2016 el papa Francisco le nombró administrador apostólico de Mallorca, cargo que desempeña conjuntamente con el de obispo auxiliar de Barcelona. Día 19 de septiembre de 2017 el papa Francisco lo nombra obispo titular de la Diócesis de Mallorca, de la que toma posesión e inicia su ministerio episcopal el 25 de noviembre de 2017. Ha formado parte de la Comisión Episcopal de Pastoral como presidente dos trienios, de la Comisión de Pastoral Social, con el encargo del departamento de Justicia y Paz. Actualmente es miembro de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social.
Carlos Álvaro Segura Venegas