Practicar el arte de vivir sin estrés – A TODA COSTA
En Practicar el arte de vivir sin estrés, Francisco Ponce Carrasco reflexiona con humor sobre el oso perezoso, símbolo de calma y sabiduría natural. Un texto que invita a desacelerar, respirar y aprender del ritmo pausado de la vida, recordando que la lentitud también es una forma de inteligencia.
Yo, oso perezoso
¿Quién no ha soñado alguna vez con ser un oso perezoso? Dormir, colgarse de los árboles, moverse solo si es estrictamente necesario y, básicamente, vivir la vida sin prisa… ni culpa.
El oso perezoso, originario de América Central y del Sur, no es oso ni tan perezoso como parece. Pertenece al orden de los xenartros (parientes del armadillo y el oso hormiguero) y pasa hasta 20 horas al día durmiendo. ¿Exceso? Tal vez. ¿Envidia? Seguro que para muchos.
Se mueve tan lento que incluso las algas crecen en su pelaje, lo cual, además de darle camuflaje, lo convierte en un pequeño ecosistema ambulante.
Pero no todo es flojera, por cuanto su lentitud lo hace casi invisible a los depredadores.
En un mundo acelerado, el perezoso es un ejemplo viviente de que ir despacio… también es una estrategia de supervivencia.
Así que la próxima vez que te digan “pareces un oso perezoso”, sonríe, bosteza y sigue durmiendo…
NOTA: El Día Internacional del Perezoso, (tercer sábado de octubre) no es solo una fecha que busca evitar el tráfico de esta especie, también intenta << frenar la venta de todo animal exótico en el mundo>>.
Francisco Ponce Carrasco