¡PONGAMOS FIN A LA CONFRONTACIÓN SOCIAL!

El primer estudio publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre miedos e incertidumbres en el presente mes de noviembre, dibuja un panorama de inestabilidad muy preocupante en nuestra sociedad, de tal manera que dos tercios de los españoles creen que el mundo va a peor.

¿Hacia donde caminamos? ¿Hasta donde pretendemos llegar? ¿Acaso hemos perdido las personas la cordura, la educación, el respeto y las buenas costumbres?.

Estamos en un momento social, tanto a niveles individuales, familiares, como nacionales e internacionales, excesivamente convulsos, con una extremada y peligrosa confrontación social sin límites, en la que nadie da su brazo a torcer, nadie le reconoce al prójimo nada de lo que defiende, lo negamos todo, solo nos vale nuestra subjetiva verdad y nuestra personal opinión, ni siquiera nos paramos a oír, ni a escuchar lo que el otro nos trata de comunicar y jamás lo vamos a compartir, simplemente porque viene de la otra parte, lleve o no lleve razón, lo argumente mejor o lo argumente peor, simplemente porque es la verdad del otro y no la nuestra y eso nos está llevando a que en cualquier reunión, en cualquier foro, en cualquier asamblea o en cualquier parlamento, sirva mucho más para generar la confrontación y para marcar las diferencias entre todos sus participantes que para aunar esfuerzos en conseguir un consenso común que pueda satisfacer a todas las partes y sobre todo al “Bien común general de todos” porque es obvio que cada parte, “su parte de razón tiene”, pero ni esa parte de razón se la queremos reconocer, aumentando mucho más dicha confrontación y el consiguiente alejamiento del consenso entre las partes implicadas en resolver esa situación.

Y esta peligrosa confrontación, desgraciadamente, la estamos viendo, sufriendo y soportando diariamente en todos los ámbitos de nuestra sociedad, donde prevalecen los prejuicios, los estereotipos y clichés de cada uno en función del color de la ropa que lleva puesta, dando lugar a la sinrazón individualista de las personas en sus distintos roles sociales que a diario desempeñamos como familiares, amigos, compañeros de trabajo, políticos, deportistas, medios de comunicación y la sociedad en general.

Cualquier tema de conversación, rápidamente lo radicalizamos, haciendo además de los mismos un tema personal en el que no cedemos ni un ápice a las opiniones de la otra parte y como las redes sociales, la IA, internet, etc, nos han convertido a todos, de la noche a la mañana, en expertos profesionales con capacidad para hablar, opinar y zanjar cualquier conversación, sea del tema que sea, ya que con solo echar un vistazo al móvil, tablet o pc, y hacerle cualquier tipo de consulta, inmediatamente tenemos la respuesta ¿Correcta? al problema planteado.

Por eso, debemos de tener muy claro, que opinar, está dentro de nuestro “Derecho constitucional a la libertad de expresión” y es muy sano y saludable transmitir a los demás lo que pensamos ante cualquier cuestión, pero escuchando también a la otra parte y respetando su opinión, la cual puede ser tan válida o más que la nuestra, lo que siempre se ha llamado como, tratar a los demás con “Empatía y asertividad”.

Otra cosa es argumentar, razonar, justificar, motivar y sobre todo tratar de buscar el consenso y el acuerdo con la otra parte, para poder llegar a ese punto de unión, de consenso, y sobre todo, de  “Justicia Universal” que nos una y nos deje satisfechos en alguna medida a todos, pese a que nadie está obligado a compartir todas las opiniones de los demás, pero hay una cosa que nos afecta a todos y es el “Bien común”, el cual nunca lo vamos a lograr si nadie cede parte de su verdad subjetiva y personal, ¡por muy verdad que sea!.

Así que esperemos que esa cordura en pro del Bien común y de la justicia universal, entre todos empecemos a ejercerla y a aplicarla, especialmente por parte de las personas que ocupan puestos relevantes de toma de decisiones en nuestra sociedad actual, que nos afectan a todos los ciudadanos, porque de lo contrario, vamos a terminar como en el viejo oeste, en el cual la razón la imponía el que más rápido sacaba su revolver de la funda de su canana y estaríamos con ello defraudando a todas las generaciones que desde entonces han luchado por la paz, la justicia y el bien común y peor aún, le dejaremos a nuestras próximas generaciones una sociedad dividida y enfrentada, solo por querer defender a capa y espada, nuestra verdad y querer llevar siempre la razón.

¡Aún estamos a tiempo, pongamos cada uno nuestro granito de arena para acabar con la convulsa y extremada confrontación social y busquemos el bien común y la justicia universal para todas las personas del mundo!

PD.-Sirva mi personal reflexión, como un humilde homenaje a mi apreciado y extraordinario profesor de Filosofía del Derecho el Excm. Sr. D. Andrés Ollero Tassara, por inspirarme el espíritu crítico. (Universidad de Granada-Curso 1982-83) (Catedrático de Filosofía del Derecho y Ex Magistrado del Tribunal Constitucional, con un extenso currículo y Socio de Honor de este periódico.