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Polarizar la realidad

¿Qué dirías si te dijera que toda la realidad que vemos está creada por nuestra conciencia? Según la física, toda la materia que observamos, como una mesa o una silla, son solo campos cuánticos de espacios vacíos y energía que han colapsado al ser observados. Las estructuras que parecen tan ordenadas en realidad son tan solo un orden dentro de nuestra mente.

La ciencia confirma hechos extraños de nuestra realidad en experimentos como el de la doble rendija por Thomas Young en 1801 o el de Max Planck, de 1900 y 1924 con sus leyes cuánticas, Heisenberg en 1927 que habló de su principio de indeterminación y los experimentos de la física cuántica de Alexandro Federici, de la Universidad Británica, donde se dieron cuenta que, con varios observadores sobre un par de fotones entrelazados, los resultados eran diferentes en cada uno, incluso al compartirlos entre ellos. Todos estos experimentos mostraron que hasta que no se mide una partícula está en ambos estados y sólo es cuando se mide que colapsa en uno solo y que cada observador tiene mediciones distintas. Por lo tanto, los hechos objetivos no existen, sólo hay hechos subjetivos, y la realidad depende de cómo se interpreta.

La ciencia también ha descubierto que nuestra visión del mundo es limitada, solo percibimos el 5% del mundo real. Existen matices, formas, dimensiones y sonidos que no percibimos. Por ejemplo, nuestro ojo humano solo puede captar una pequeña parte del espectro electromagnético lo que llamamos luz visible, la mayoría de la luz del universo no podemos verla, si tuviésemos una visión para ver todo el espectro solo veríamos luz blanca por todas partes, nosotros mismos emitimos una luz infrarroja que no pueden ver nuestros ojos. No veríamos las estructuras opacas, solo campos de energía. Con el oído pasa lo mismo si oyésemos todas las longitudes de onda, viviríamos en un inmenso caos y en cuanto al tiempo, no es lineal solo es un constructo de nuestra mente para poder ordenar los eventos, de lo contrario veríamos todos los eventos en el mismo momento, en cuanto a nuestra capacidad espacial nuestra mente solo percibe y comprende tres dimensiones, cuando en realidad existen muchas más, de modo que nuestra mente ha sido limitada para poder vivir una vida orgánica, escogiendo la información del universo de manera selectiva y fraccionada, filtrando solo lo que necesitamos para sobrevivir. Nuestra mente simula una realidad. Pero además la realidad de cada uno puede ser diferente. Por ejemplo, los colores que nuestro ojo percibe dependen de ciertos receptores que no son idénticos para todas las personas, y después el cerebro, que tampoco es idéntico, lo interpreta. De modo que, aunque muy parecido quizás tu veas un color algo distinto a como yo lo veo.

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Entonces ¿porque parece que tengamos la sensación de que todos vemos lo mismo? Sencillamente nuestras mentes desarrolladas de manera similar dentro de nuestra especie se ponen de acuerdo al menos en los parámetros de la vida cotidiana y sobre todo para nuestra supervivencia. De hecho, los animales viven realidades diferentes a nosotros como especie, ven, oyen y perciben el mundo de manera diferente a nosotros. Sin embargo, dentro de nuestra especie ese acuerdo desarrollado por la evolución, no impide del todo que podamos interpretar esa realidad de forma diferente. Para algunos lo que es blanco puede ser gris para otros. No hay duda de que hay algo abstracto en como nuestra mente interpreta la información. No podemos evitarlo, cada observador experimenta y ve las cosas diferentes. El mundo que conocemos es solo una interpretación filtrada a través de nuestros deseos, nuestros más profundos miedos, pasiones y creencias.

Pero este no trata de ser un artículo de ciencia, solo son datos que pueden llevarnos a deducciones prácticas para nuestra vida. Todo esto me hace pensar que, puesto que nuestra mente crea una realidad que puede ser diferente en ciertas sutilezas a la de otra persona, y puesto que somos seres psicológicos. ¿Cómo afecta a nuestra interpretación del mundo las emociones, cuando sufrimos de ansiedad, miedos, ira o tristeza? Está claro que esto influye de manera que distorsionamos más aún si cabe la realidad. En Psicología una de estas distorsiones es conocida como Polarizar.

Como su nombre indica es la tendencia a irse a los polos, a los extremos, ósea algo es negro o blanco, todo o nada, lleno o vacío, bueno o malo, discriminando cualquier matiz entre un extremo u otro. Esto es lo que suele suceder en una de las situaciones más conocidas en las relaciones humanas, cuando tratamos de juzgar a alguien. Esta tendencia puede convertirnos en radicales y creernos en posesión de la verdad absoluta.

Cuando era pequeño me contaron una historia, que seguramente muchos de los lectores conocerán o quizás la hayan oído contada de diferentes maneras, pero la esencia es la misma. La historia de Juan lo ilustra muy bien. Este hombre viajaba con sus hijos y un burro, por el empedrado camino que los llevaba al pueblo para hacer algunas compras. Juan deja que sus hijos viajen sobre el animal. Por el camino se encontró a un labriego que les dio el alto.

–Jovencitos, ¿no os da vergüenza que sois jóvenes y fuertes dejar que vuestro Padre vaya andando?

–Tiene razón –dijo Juan– bajaros del burro que me subiré yo.

Continúan con su camino y un poco más adelante una señora que seguro tenía hijos también, le dio el alto.

–Juan, ¿no te da vergüenza ir subido al burro y tus niños ir andando por estos malos caminos? No tienes ninguna consideración.

–Tiene razón –dijo Juan– subíos al burro conmigo que cabemos todos.

Prosiguieron su camino y cuando estaban cerca del pueblo un ganadero que llevaba muchos años cuidando de animales, le dio el alto.

–Juan, no os da vergüenza, no os da ni un poco de lástima el pobre animal. Los tres subidos tan panchos y el pobre animalito va asfixiado.

–Tiene razón –dijo Juan– vamos a bajarnos e iremos andando.

Cuando estaban entrando al pueblo un comerciante se les acercó y le dijo:

–Que poca cabeza, ir andando y el burro tan fresco.

Creo que sobra explicar cuál sería la moraleja.

Cada uno tenía una visión de la realidad diferente a los demás y aunque pudiera desprenderse de la historia que, hagamos lo que hagamos nunca vamos a poder contentar a todo el mundo, a mí me gustaría resaltar el otro lado. ¿Podríamos ser nosotros alguno de los que en el camino dieron su opinión sesgada y polarizada? Para saberlo deberíamos preguntarnos: ¿Me cuesta ver que la realidad no es absoluta, sino que todo tiene gradaciones, matices y valores intermedios? Pensar en esto nos puede ayudar a ver si a veces somos demasiado radicales al juzgar a otros y si es así puede ayudarnos a conseguir que nuestra mente sea más flexible, con más capacidad para entender el mundo y una visión más amplia de este. Si somos honestos, la realidad del mundo sería diferente si no la polarizásemos, las guerras no serían posibles, y las discrepancias religiosas quedarían a un lado.

Manuel Salcedo Gálvez

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