POEMA PARA UNA DAMA DE DÚRCAL

Poema dedicado por Carmen Carrasco Ramos Delegada Nacional de Poesía del Proyecto Nacional de Poesía Granada Costa

Este poema es un emotivo y delicado homenaje a Fina, en el que se combinan ternura, admiración y belleza poética. Con un lenguaje lleno de imágenes suaves y sentimentales, la autora la presenta como una flor en primavera y una doncella de cuento, resaltando tanto su gracia personal como sus méritos literarios. El poema transmite cariño sincero y un profundo respeto, convirtiendo las palabras en una corona simbólica que celebra su figura como mujer y como poeta. Un tributo cálido, luminoso y lleno de afecto.

Como una flor surgida en primavera,
llena de gracia, hasta nosotros llegas,
aunando donosura y gentileza,
para ser premiada con justeza
por tus merecimientos, gran poeta.
Fina, quisiera glosar en mi poema
las gracias y dones que estás llena
y con ellos hacer una diadema
que ciña con orgullo tu cabeza.
Y usando del verso una licencia,
imagina que soy un “hada buena”
y tú, de un bello cuento , una doncella
a quien dedican, cual ofrenda,
estas trovas que traigo en mi poema.
Y envuelta en fantasía y sutileza,
imagina que Antonio, joven trovador con nobleza,
es quien te las dedica con terneza.

“Fina, durqueña mía,
está cayendo en mi cuerpo
una lluvia de estrellitas
si a tu lado yo me encuentro.

Dúrcal, donde tú naciste,
en el azul de su cielo,
sobre una nube de encaje
voy escribiendo: Te quiero.

Durqueña de mi querer,
sobran todas las palabras
para decir lo que siento.
Te lo dice mi mirada.

Una gema de luz clara
está brillando en tus ojos
cuando yo miro tu cara.
Es la luz de mi esperanza.

Para decir que te quiero,
te lo digo con el alma.
Te lo digo de palabra.
No hacen falta mensajeros.

Fina, dame una ilusión
para yo seguir viviendo.
Porque te llevo muy dentro
guardada en mi corazón.

Prendidos en una flor
van volando mis poemas
a la mujer que yo quiero.
Recíbelos con amor”.

Y a mí, Fina, como “hada” complaciente,
aún me quedan deseos por concederte:
Sé feliz en tu vida. Vive el presente.
Y luce con orgullo sobre tu frente
esta honrosa corona refulgente,
premio que Granada Costa, gentilmente,
en este libro viene a ofrecerte.
Conserva en tu memoria para siempre
el momento feliz de tener la suerte
de ser galardonada nuevamente
como premio a tus escritos excelentes.
Pero aún queda un deseo, finalmente,
que esta “hada buena”, para ti, tiene pendiente:
Que tus días sean para siempre
cual radiantes mañanas de abril.
¡Gran Señora de Lecrín!