¡POBRES VIEJOS INÚTILES, POBRES MOMIAS!

Si no hubiera viejos ningún estado existiría.    (Cicerón)

      Corre por las redes sociales un Twiter,  watsapp, o como se le quiera llamar un mensaje monstruoso que ni al mismo Hitler, de nefasto recuerdo, se le hubiera ocurrido. La autora es… omitimos su nombre y sólo  le llamaremos ENTE.  Sí diremos que pertenece a un partido político y está en Canarias. El mensaje es éste: “¿qué preferimos? Media docena de ancianos inútiles muertos o toda la economía de un país absolutamente destrozada (de nuevo).  No sé vosotros,  pero a mí me sobran momias en la calle”.

         Hasta hace pocos años las personas de edad avanzada se les llamaba simplemente mayores, abuelos o ancianos; más tarde se les llamó de la tercera edad, pero viejo no se les llamaba porque en España tiene significado despectivo. Para dulcificar  estas palabras se utilizaba el diminutivo “viejecito”, o un “señor mayor”, o un “venerable anciano” como señal de respeto. Lo que no se le hubiera ocurrido a nadie (aunque odiara a los viejos) es llamarle públicamente y a todos “viejos inútiles o momias”.

Por lo visto, a criterio de esta ENTE la destrucción de la economía en España es consecuencia de los viejos inútiles,  momias, y no de los políticos ineptos. Está en la política y no sabe que hay un ministro/a de Economía  con un abultado equipo de cargos, funcionarios y un sinfín de asesores. Por otro lado están los sindicatos y la Patronal de los empresarios; y todo un Gobierno que tiene  la misión y la gran responsabilidad de velar por los intereses, no sólo de la economía, sino de todas las necesidades que requiere un país de 47 millones de habitantes. Por otra parte, ¿Cree la ENTE que el bienestar del que disfrutamos en España ha venido solo? Precisamente esas personas a las que tú , ignorante, llamas “viejos inútiles” y “momias” son los que con su trabajo, sus sacrificios y su generosidad han traído  ese bienestar y esa riqueza a España. Y como no tienes idea de nada pues esos viejos, la mayoría siguen sirviendo en un país con su experiencia, con su comprensión, con ayuda en la casa, con los nietos, con ayuda económica a los hijos sin trabajo… en fin, sería inútil intentar que comprendas la realidad actual, pues según te pronuncias tienes ciega y seca el alma y, menos aún cuando se tiene una mollera escasa y poco ilustrada.

El mensaje de esta ENTE no sólo es monstruoso, sino que además está escrito en un tono vulgar, grosero y ofensivo que puede haber sido escrito conscientemente cuando se tiene “mala leche”, se es sumamente cruel, insensible, etc. o bien se escribe por ignorancia, es decir, por desconocer el valor y significado de las palabras, o sea, como suele decirse cuando se es “analfabeto potencial”.

¡Pobre ENTE, cuan digna de lástima eres! Quien es capaz de decir esas cosas de los ancianos es porque no quiere a sus padres y menos aún a sus abuelos: esas “momias inútiles”  y, por supuesto, no podrás querer a tu marido, si es que alguien se atreve  a unirse contigo, porque hace falta  estar desesperado, y en caso de que tengas hijos tampoco los querrás porque tu alma y tu corazón están secos. Y, de ninguna manera pensarás llegar a vieja! Nunca querrás a nadie, ni sabrás lo que es el amor.

         El escritor Guillermo Díaz Plaja en uno de sus ensayos cuenta que en ciertos países  de América y África cuando una tribu iba a poblar una nueva tierra la expedición constaba de guerreros y trabajadores y un grupo muy importante de ancianos cuya misión era transportar la sabiduría del pueblo, la historia de los antepasados, la palabra viva, la experiencia y la conciencia colectiva del país. Era una especie de biblioteca viviente. Y la muerte de un anciano equivalía al incendio de una biblioteca. Esta ENTE perversa se cree muy  civilizada, y, seguramente culta pero su pensamiento y su conciencia giran en sentido contrario según se pronuncia.

Como contrapartida a ese perverso mensaje  de esa ENTE canaria, vaya como homenaje de amor el de una niña de 11 años llamada Luisa que en el mes de octubre pasado perdió a su abuelo víctima del coronavirus, del que no pudo ver ni despedirse a su muerte porque estaba prohibido por el Gobierno la asistencia de la familia. Esta niña escribió una carta a su abuelo diciéndole que le quería mucho y esperaba que él lo supiera. La puso en un sobre con la dirección: “A mi abuelo Antonio, allá arriba en el Cielo”. La ató a un globo y lo echó a volar, y se quedó mirándolo mientras ascendía, hasta que se perdió de vista. Pasados dos meses, un día llegó una carta dirigida a su familia. Decía esto:

”Querida Luisa: tu abuelo Antonio ha recibido tu carta y se ha alegrado mucho, pero como allí arriba no pueden conservarse cosas materiales, la carta ha vuelto a la Tierra. Allá solamente se guardan pensamientos, recuerdos, amor, y cosas de esa clase. Luisa cada vez que pienses en tu abuelo él lo sabrá y estará muy cerca de ti cubriéndote de amor”.

La carta la había encontrado en su campo, enganchada todavía en el globo, un viejo de esos inútiles, que después de pensarlo durante unas semanas, se dispuso a contestarle a la niña pues en el sobre iba también el remite.

                  ROGELIO BUSTOS