Piropos a Carmen Carrasco como poeta y como mujer

Poema dedicado por la poeta durqueña Fina López

Este hermoso poema combina cariño, admiración y respeto hacia Carmen Carrasco, resaltando su figura como poeta luminosa y mujer ejemplar. Con un lenguaje lleno de metáforas cálidas —como «faro», «flor del verso», «volcán encendido» o «agua en el desierto»— se dibuja a una mujer inspiradora, comprometida, humilde y cercana, cuyas letras iluminan el alma de quienes la leen y la conocen. El autor o autora transmite un agradecimiento profundo, mostrando que la poesía de Carmen no solo es arte, sino también consuelo, guía y verdad. Es un homenaje sincero, delicado y emotivo, que honra tanto su obra como su corazón.

Como poeta y como mujer
Carmen del alma, mi amiga
Eres magia en cada rincón de tu piel,
Lo cotidiano, lo haces poesía
Eres el faro que ilumina mi ser.
Para Ceuta eres, su niña querida
Para Madrid, su mujer bandera,
Para Molvízar, su hija adoptiva
Para Santa Ana, su poeta más bella.
Una mujer de gran valía
Conocerte para mí, fue un gran honor,
Valiente, sincera y especial
Eres un privilegio, un amor.
Con el alma de un arcángel
Ayudas a quien te necesita,
Con cariño, con mesura
Sin esperar nada a cambio.
Un agradecimiento, a tu altura.
Tu presencia es, un faro en el camino
Una guía serena en la oscuridad,
Quien te encuentra, halla destino
Quien te escucha, halla verdad.
Tus poemas son libres, con prestigio
Fluyen las musas, entre tu pluma,
Sabes hacer los poemas, sin complejos,
Llenos de luz, eres poeta desde la cuna.
Cada verso es un suspiro del alma
Cada estrofa, una joya sin igual,
Tu pluma vuela, con fuerza y con calma,
Y nos envuelve en su magia, inmortal.
Eres la señora de los versos, más hermosos
Entregas el alma, la vida y el corazón,
Sin temores, sin medida, son milagros
Tantos premios conseguidos, con razón.
No hay palabras, que no tengan sentido
Ni emoción, que no se sienta real,
Tu poesía es camino compartido
Un abrazo sincero y celestial.
Nunca presumes, del rango conseguido
Con humildad, poderío y grandeza,
De unos poemas, auténticos bendecidos
Vas plasmando en tus versos, toda la belleza.
Tus letras son, como agua en el desierto
Refrescan el alma y calman la sed,
Tu inspiración, viene de un cielo abierto
Y con ella bordas, cada verso fiel.
Tus escritos, son un volcán encendido
Luminaria de lo etéreo, sin final,
De la tierra, te elevas al infinito
Con pulso firme y celestial.
En tu alma danza, la alborada
Y el verso —sublime y floral,—
Despiertan el alma amurallada
Con un temblor, casi inmortal.
De ti dicen que eres, un volcán
De emoción y amor por los demás
Y tus metáforas, son pétalos
Que roba el viento al pasar.
Eres mujer, musa, aurora
Tus versos adornan, la noche de verano,
Y entre tus letras, la estrella mayor
Siguiendo, al lucero más lejano.
Carmen, excelsa flor del verso
Amanecida, en un jardín de bondad,
Tu arte es linaje, que amanece
Con un pasaje, que lleva a la eternidad.
Escritos con el máximo respeto
Todos llevan un mensaje de mujer
Carmen, conocerte, es ser tu amiga
Admirarte es tan sencillo, es un placer,
Tienes mi cariño, más sincero, más hermoso
Como una grandísima poeta y una grandísima mujer.