PASOS EN EL AMOR EN EL AÑO 2018
Es una pena tener que contar que en el año nuevo entré, pero ni cuenta me di, no fue nada simpático. Encerrada la Nochebuena, ¡la pasé sola! Pasé la Nochevieja igual, en mi casa con mi príncipe, ni el día de los reyes magos aquí vinieron a cantar, debe ser por ser pequeñita. A mí que cuando era joven me cantaban canciones bonitas para pedirme en matrimonio a mi padre. Finalmente, el día que me pidieron en matrimonio mi padre no estaba porque sino yo no me habría casado con un borracho. Por eso, en la vida nada tenemos seguro, lo más cierto que tenemos es la mente que nos miente, ésta no nos previene, la maleducada es la muerte.
Nada tengo seguro, ¡sólo tengo como ciertas las cosas que me aparecen! No tengo garantías válidas sobre ninguna cosa en la vida, es un pasaje, como el hombre que va a la luna y alguna cosa más, él si tuviera suerte no caerá, vive en la certeza de la incertidumbre. Constante, vivo en la perfección y es imperfecta, el poder sobre las cosas, intento encontrar la sabiduría, querría seguirla, saber dónde va, lo que hace, con quién se relaciona, cuáles son los temas de conversación que abordo, querría saber cómo se habla con la sabiduría y qué es necesario tener para conseguir hacerlo, infelizmente, me gustaría saberlo.
Pero creo que todo esto podría ser enervante para la gente, cuando se hacen muchas preguntas acaba siendo enervante. Infelizmente yo me canso, pero no me entienden, por eso, yo querría tener una casa encima de los árboles y poder volar como las aves y correr como las cabras. Hacer como Chita y Tarzán. ¡Qué libertad!, pero Dios me dio como recompensa, ya que tanto abusé de mi pobre cuerpo, ahora está todo estropeado pero la vida me engañó porque pensaba saltar mucho todavía, ¡parece que cometí un crimen! Es, por eso, que vivo y me canso de vivir porque me rompo la cabeza para aprender a escribir, por querer saber lo que no sé y hacer más, quiero aprender sea como sea, obligo a mi cerebro a que me ayude a realizar mi camino que sigo desde hace tiempo, que investiga. Son momentos duros pero estoy loca y aprendo todo menos un aroma que se llama idioma español, pero si supiera todo sería un astro ¿o un desastre?
Temo que este cuerpo no pueda soportarlo con lo que sufro y quiero caminar adelante, pero es duro andar sola, me volvería loca si no pudiera terminar lo que quiero terminar. Pasaría de este comentario a otro porque siento que la vida en poco tiempo se va, cuando me doy cuenta de que ya era poco el tiempo que tenía para contar o para escribir un romance de amor. Quien lo crea que continúe soñando, yo no lo conocí, para otro lado cualquiera no va, ¡es mi sinceridad! no iría a ningún lado quedándome en esta brecha de la vida, quedándome atrapada dentro de mí, todo lo que quería contar me da vergüenza y no es nada de mí. Temo que de nuestra realidad no se pueda contar todo, ni siendo verdad, sea el sueño de los doce meses o veinte cuatro, no siendo nosotros quienes vivimos ese dolor, así no se puede comprender quién es el pecador, pero ellos que duermen, temo que al despertar de esos mil años que son un día y nosotros que ya no somos ni seremos ¿quién sabe la realidad? Informémonos en la realidad de un Dios acordado.
No será así, será una idea mía, pero lo que parece es que también puede ser otra cosa. Yo misma elijo bichos que viven y mueren, a lo largo del tiempo me sido más armoniosa en relación con el medio en el que cohabito, pero no encuentro un ciempiés y no soporto un mosquito. ¿Qué bicho soy yo?, ¿seré tan fea? Pues cuando era joven me llamaban “muñeca bonita”. Y ahora tal vez sea por ser mayor, pero no me importa tomar el camino que tomé, es más sincero el de cierta gente que tengo en mi vida que me dicen “te adoro, querida”, “eres el honor de la familia”, finalmente nada puedo escribir más en el periódico, siempre me dijeron que nunca fui parecida a ninguna. Dejaron el facebook por celos al ver la manera en la que yo estaba en la escritura, por tantos libros haber escrito y, además, contar la vida, todavía soy simpática porque no hablo de sus vidas que será, por eso, que hoy me acuerdo del tiempo en que cuidaba las cabras y las ovejas, era simpático. El hambre era lo único que no me ayudaba, tal era el hambre que hasta hacía como las cabras: me metía en la boca las ramas de los árboles y las mordía, hacía como ellas, chupaba el zumo de la planta, subía a la cima de los árboles si veía un fruto. Pero, desafortunadamente, un día subí a un cerezo que tenía unas ocho cerezas, pero tenía muchas moras. Cuando estaba a punto de cogerlas vino la dueña a regar el maíz y bajé de repente y me quedé sin piel en la barriga y no comí cerezas porque si continuaba acabaría siendo como chita, como les digo, subida a los árboles.
Ahora, infelizmente, si pudiera caminar iría al monte a pasear pero Dios me quitó una cosa que era saludable para mí, el aire del monte y ahora tendría que comer y no tengo ganas, pero en aquellos tiempos era una infelicidad ya que cuando veía una manzana en la mano de alguien parecía que se me caían los ojos sólo de ver a los demás comiendo, muchas veces lo hacían a propósito porque sabían que yo no tenía nada para comer.
Pero el pasado ya pasó y en el presente estoy y quiero mostrar a algunas de esas personas que ésta que moría de hambre hoy es alguien y ellos continúan en el campo viviendo en la suciedad. A mí me llamaban “la mujer de la vanidad”. Muchas de esas personas ya no están porque el vino no perdona, al contrario, les quitaba la salud. Yo no tomé vicio de nada, ni beber, ni fumar, pero Dios encontró otro sistema para condenarme y ahora que Dios me ayude a trabajar en mi prosa y mi poesía, dentro de poco partiré y dejaré un recuerdo del final de mi vida que era lo primero en la vida que debí hacer pero me lo prohibieron. Gracias a Granada Costa espero que cuando aquí termine quede en descanso.
QUIERO ABRIR CAMINO
No sé cuántos horizontes tengo,
Porque todos ellos son una ilusión,
Hechos de lo que mi vista alcanza,
Son obras de mi creación.
Tengo horizontes en todas partes,
En todos lados los dejé,
Me quedo en un horizonte separada,
Tengo otro, ¿quién sabe si viviré?
No sé cuántos puentes tengo que atravesar,
¿Cuáles son los caminos que todavía tengo que recorrer?
Lo que puedo ganar,
Lo que tengo que perder.
No sé cuántos pensamientos puedo soportar,
¿Cuántas palabras tengo que contar?
Con éste, mi modo de estar,
¿Cómo lo podrás entender?
Yo sé que no sé nada,
De lo que puedo saber,
Y aunque mucho sepa,
Más tengo que aprender.
Sé de la realidad de la ilusión,
De los horizontes que voy creando,
Sé de los puentes que voy atravesando,
Los caminos que voy dejando.
Sólo no saben de los pensamientos,
De las palabras escondidas,
De mis encrucijadas,
En tantas avenidas
y yo no veo nada.
De mi alrededor, las estaciones partieron,
Hasta los fantasmas me abandonaron,
No siento viento que sople,
Soy destino de mala suerte;
Vivo en la claridad, no veo infierno ni cielo,
Nada de lo que tengo es mío,
por tener ya tengo miedo,
En este desasosiego en que estoy;
Soy reflejo en un espejo partido,
Dividido entre las mañanas que no vendrán,
Soy la canción del llanto del alma,
Soy la calma dura y enmascarada,
Soy poco más que nada;
Yo soy lo que nunca llegaré a ser,
Porque si vivo es para morir,
Moriré dentro de una historia que se olvida
Donde viví, sin tener vida;
Soy una mujer de marfil,
Posada en una majestuosa mesa blanca,
Dentro de una sala lustrosa y calada,
De una memoria apagada;
El sonido que no se oyó,
Un llanto que no sintió,
Una llama que se apagó;
Soy, casi, aquello que habría sido
¡Pero no lo soy!
FRANCELINA ROBIN