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Oda a la selección de baloncesto, por Ricardo Campos Urbaneja

UN EQUIPO DE HISTORIA

Comenzaron una nueva aventura,
queriendo recuperar un sueño.
Que se desvaneció con la locura,
de un Mundial de pésimo recuerdo.

Un equipo de ausencias se levanta,
con ganas de revalidar cimientos.
Los que se construyeron entre canastas
de muchos años, de buen baloncesto.

Una preparación llena de dolor,
de molestias y dudas sufrieron.
De los que lograrían llegar con furor,
y plenitud de fuerza, al Europeo.

Pero este equipo nacido de metal,
desconoce obstáculos en su sendero.
Cuando desea volver a alcanzar,
la cima del Olimpo de un medallero.

Una dura primera fase en dos caras,
les hizo probar amargos encuentros.
Donde derrotas y victorias ganan,
músculo, garra y fortalecimiento.

En el que un tiro libre red no prueba,
y un rebote evita el hundimiento.
Logrando los octavos de una carrera,
de finales sin tener más tropiezos.

Un Pau Gasol colosal y fuerte,
con tobillo y todo, se hizo tal guerrero.
Que pulverizó con sus triples de muerte, a una Polonia, perdida de acierto.

Se llegaba a los cuartos de final,
donde aguardaba un país heleno.
Que de nosotros se quería al fin vengar, con su espíritu olímpico griego.

De nuevo otro marcador apretado,
con un desenlace bien incierto.
Donde las estrategias van ganando,
dentro de cerebros de equipo técnico.

Cayó el coloso que imbatido soñaba,
por verse entre la gloria de nuevo.
Pero un gigante herido que grita ESPAÑA, derribó en un suspiro aquel deseo.

¡Venganza! ¡Venganza! Contra los vecinos, aclamaba un GRAN PAU, a sus compañeros.
En el que ellos probaron en su castillo, la misma miseria de los infiernos.

Ganándoles a pesar de las pitadas,
y de unos árbitros, más bien caseros.
Sin saber, que ese entorno les da marcha, haciéndoles mostrar furia y fuego.

Una Francia herida que no sabe perder,
nos critica, al apearles del cielo.
Injuriando a Pau y a nuestro hacer,
en el que les vencimos con gran juego.
La Olimpiada de Río se alcanzó,
una medalla adornaría cuellos.
Una final con Lituania nos mostró,
un equipo más maduro y más entero.

Que supo vencer disfrutando sin sufrir,
divirtiéndose con cada momento.
Para que todos los que fueron allí,
sintiesen suyo, aquel Europeo.

Un nuevo título en Francia se alcanza,
con dorado metal de sufrimiento.
Que a la cima más alta de las almas,
nos han dejado algo mágico y eterno.

En la que unos hombres gigantes de España, regalaron con su entrega a un pueblo.
La reconquista de toda una medalla,
y el regreso de un REINO de BA-LON-CES-TO.

Gracias, le damos a todo el equipo,
a los que en el ayer, semilla fueron.
A los que en el presente han conseguido, engrandecer lo que otros, vistieron.

Sin olvidar a los que os están mamando,
queriendo emular gestas de pequeños.
De las que un día saldrán campeando,
los nuevos astros de nuestro imperio.

¡Muchas gracias! ¡Muchas gracias! Damos, a todo vuestro equipo al completo.
Que sigáis siendo esos espartanos,
que un día, adornaron los firmamentos.

Ricardo campos Urbaneja, Irún (España)

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