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MIRADA AL PASADO Las Termas Públicas Romanas

 

A principios del siglo III d.n.e., los emperadores de la dinastía de los Severos hicieron de las termas públicas lugares de salud, belleza, lujo y hasta entonces solo reservado a la aristocracia, poniéndolas a disposición de la plebe, convirtiéndolas en lugares de encuentro social.

Las termas públicas desde entonces fueron centros de relaciones sociales, dotadas de todo tipo de comodidades, destacando el sentido integrador, a diario centenares de hombres y mujeres acudían a las termas. Los servicios que allí se prestaban, eran de lo más variado, el contacto con el agua se consideraba un ejercicio saludable, la belleza era otro de los principales, el masaje, la depilación, entre otros tratamientos. El ejercicio físico estaba entre los objetivos importantes a prestar al ciudadano, estaba la palestra, lugar donde un monitor dirigía una serie de ejercicios previos a la zambullida en las aguas termales, más tarde pasaban a una sala contigua cuyo nombre el “unctorium”, (sala dedicada a los masajes), en esta instalación el óleo de la Bética gozaba de gran prestigio y muy apreciado para el tratamiento del cuerpo, (afortunadamente este líquido elemento continua siendo muy apreciado, del cual Andalucía, la antigua Bética, continua siendo una de las principales productoras del mundo oleícola).

Entre los años 218 y 235, los emperadores Heliogábalo y Alejandro Severo, dotaron a las termas de espacios destinados a la cultura y otros de relajación, (bibliotecas y jardines), pero también establecimientos que permitían el ocio, establecimientos que ofertaban artículos exóticos venidos de los lugares más alejados del Imperio.

En la construcción de estas instalaciones, el estado romano no escatimaba presupuesto, ya que requerían de unos proyectos complicados y por lo tanto muy costosos, convirtiéndose en verdaderas obras de ingeniería, las cuales requerían de una gran ambición de los gobernantes.

el arte de las termas

El arte de las termas

Técnicas constructivas:

La construcción de estas instalaciones como decíamos requería del trabajo de ingenieros especializados en obras públicas y grandes estructuras. Los embalses, acueductos, Hornos conocidos como “praefurnia”, la fontanería era otra de las especialidades fundamentales, las termas tenían la necesidad de alimentarse a través de tuberías “tibuli”, de plomo, pero también de terracota, por las cuales circulaba el agua caliente, proporcionando el vapor que se difundía a las diferentes salas de la instalación termal. Las termas públicas romanas fueron unos centros de máximo desarrollo en su tiempo, sobre todo en el ámbito técnico científico. Las estructuras calefactoras, proporcionan una gran información sobre el material latericio en los edificios termales, el empleo de este material, queda muy presente en las diferentes estructuras de alcantarillado, red de distribución y desagüe. Las dependencias calefactoras, con los elementos que conforman el complejo termal, praefurnia, pasos de calor, área, elementos de sustentación, pilas y arquillos revestimientos refractarios parietales, Suspensurae, concamerations. Pero si la propia instalación es compleja desde el punto de vista técnico, las fuentes de abastecimiento no lo son menos, empezando por las captaciones de diverso origen, como son los recursos hidráulicos a disposición de la ingeniera. Entre estos tenemos manantiales, ríos, presas, galerías de infiltración, pozos, cisternas y aljibes. Para la población romana, el agua fue el elemento más valorado, lo que demuestra un gran aprecio por la fuente principal de vida. Sobre las fuentes de captación los ríos fueron de suma importancia, hasta el punto que no se concibe el emplazamiento de ninguna gran ciudad que no esté situada próxima a un río, pero las captaciones siempre se hacían en la cabecera de los mismos. Presas y acueductos fueron obras destinadas principalmente para el abastecimiento de higiene y no de boca, cuestión esta que cumplía su abastecimiento por los pozos y aljibes particulares. Sin embargo, existe la opinión errónea que los acueductos y embalses eran para el consumo potable, el sistema de almacenamiento de agua en depósitos como son los aljibes, se remonta a culturas muy antiguas, en plena Edad del Hierro, este método fue común y cotidiano.

LOS MOSAICOS

Los mosaicos

Por la salud y las relaciones sociales:

Los centros termales fueron unos adelantados, un referente comparativo son los actuales centros de talasoterapia, pero lo llamativo era la consideración como centros preventivos de salud y al mismo tiempo de encuentro social. Un ejemplo de lo que pudieron ser estas instalaciones, lo plasma de forma muy explícita el pintor L. Alma-Tadema en uno de sus lienzos “Las Termas de Caracalla” (1899), una escena en la cual el artista nos sitúa frente a la gran piscina o natatorio. En estos lugares a diario, hombres y mujeres de toda edad y condición, acudían para disfrutar de estas instalaciones. Los más jóvenes se ejercitaban en la palestra, mientras que los de mayor edad, disfrutaban de los baños fríos y calientes. Por otro lado, ambos sexos participaban en los cuidados del cuerpo, con masajes, y otros métodos de belleza como depilación, peluquería, entre otros.

En la natatio (piscina), personas de todas las edades y condición social, compartían el baño sin pudor alguno, lo que denota una alta formación en cuanto al sentido normalizado del otro, esto fue posible por el carácter público de estos centros. Las autoridades pudieron comprobar que la población con las termas conseguía una mejor salud, (lo que las hacía contribuir a una prevención de posibles enfermedades). La belleza fue otra de las facetas a las que prestaron servicio, personas de ambos sexos acudían a los tratamientos corporales, como masajes depilación, la máxima de “cuerpo sano mente sana”, nació precisamente en esta época. Las termas contaban con diversas salas, en las cuales se prestaban los diferentes servicios, una de ellas era el “Unctorium”, (sala de masajes) en ella los masajistas “tractatores” tonificaban el cuerpo y donde los “unctores” y “unguentarii”, aplicaban los aceites y perfumes. En una sala contigua, estaba el “tepidarium”, (sala de ambiente templado, en la cual los bañistas llevaban a cabo un reposado descanso, pero también había otras como la cónica o sudatoria, (espacio destinado a los baños de vapor). Estancias con grandes ventanales siempre orientados al sur, con el fin de aprovechar tanto la luz solar, como una mejor climatización. En los días con buen tiempo, la mayoría de los usuarios terminaban en la piscina la “natatio”, piscina a cielo abierto. Los recintos importantes contaban con soportales que permitían el establecimiento de bibliotecas.

Mosaico termas Caracalla

Mosaico termas Caracalla

Las termas públicas:

Hace más de 2.000 años, los romanos entendieron que la inversión social era rentable para tener una población saludable. Es cierto que en un principio tuvieron carácter elitista, pero pronto se dieron cuenta del sentido preventivo y terapéutico de estos establecimientos. Llama la atención cómo en una sociedad patriarcal, sin embargo, el uso compartido entre ambos sexos fue total, pudiendo acceder las mujeres en igualdad de condiciones que sus compañeros hombres, un ejemplo es como la natatio, (piscina común al aire libre era utilizada por todos los usuarios, sin mostrar el más mínimo sentido de pudor, lo que demuestra que hace más de veinte siglos, se tenía un respeto que para sí que ya quisieran muchos pueblos actuales que se presentan como democracias avanzadas).

Un ejemplo de estas instalaciones, las encontramos en las famosas de Caracalla, en las cuales fueron un ejemplo de cómo se puede compaginar, la salud, el arte, la cultura y el divertimento al mismo tiempo. (Estas termas deben su nombre al emperador Caracalla, que precisamente las construyó para disfrute del pueblo romano). La oferta de estas instalaciones estaban concebidas para atender las necesidades de las diferentes capas de edad de la población, los jóvenes se ejercitaban para estar en forma y poder rendir en la práctica de sus respectivos deportes, ejercitándose en la palestra, mientras que las personas de mayor edad, disfrutaban de los baños fríos y calientes, de ahí pasaban a otras estancias donde practicaban la charla y más tarde solían acudir a las bibliotecas donde cultivaban el arte de enriquecer el conocimiento. Las mujeres como hemos dicho, tenían a su disposición todos los servicios, pero estas solían utilizar con mayor frecuencia los cuidados corporales, masajes, depilación, entre otros. También era frecuente la visita a las tiendas, establecimientos habilitados dentro del recinto, donde se mostraban productos de carácter exótico, traídos de los confines del imperio.

Como hemos visto, las termas fueron mucho más que unas casas de baños, como muchos investigadores han pretendido mostrar, fueron centros de socialización, un ejemplo para los gobernantes actuales, que, en demasiadas ocasiones, confunden rentabilidad mirando solo el aspecto económico.

Oleo de L.Alma-Tadema (1899)

Oleo de L.Alma-Tadema (1899)

El arte en las termas:

El lujo y el refinamiento en este tipo de instalaciones tuvo una fuerte carga artística adquiriendo carácter de museo en la mayoría de las ocasiones. Sus paredes, suelos y cubiertas, estaban construidas con materiales nobles, la cerámica y el mármol eran los habituales, pero albergaban grandes obras artísticas, como lo demuestran la profusión de mosaicos de gran belleza, y que pasados los siglos estos continuaron siendo fuente de inspiración para pintores, escultores y poetas. Un ejemplo lo tenemos, en el lienzo del pintor L. Alma-Taderma (1899) titulado “Las termas de Caracalla”, una escena que recrea la vida cotidiana en la gran piscina o natatio.

Algunos de aquellos ejemplos, afortunadamente nos han llegado en buen estado de conservación, el mosaico de Piazza Armerina siglos III-IV, se trata de una pieza de gran valor artístico. Los dirigentes políticos romanos entendieron las termas como un símbolo de esplendor de su imperio, significando el cenit de dicho régimen, estos centros fueron el ideal de vida para los ciudadanos, (lo que hoy conocemos como calidad de vida).

En el amplio abanico que compone el mundo del arte, tenemos testigos que nos demuestran la importancia ligada a la actividad de las termas, la perfumería es uno de los ejemplos, con la amplia producción de frascos para cobijar los diferentes aceites, perfumes y esencias en frascos de cristal, como podemos observar en diferentes museos, uno de los más famosos (el perfume de Dalmacia del siglo I d.n.e.).

Las estancias estaban profusamente decoradas con mosaicos, representando un frente escénico, con habitáculos columnados de dos pisos, con la intención de albergar las diversas esculturas. Otro de los exponentes artísticos, fueron también los ninfeos (fuentes monumentales), que mostraban un refinado arte y conseguían un reflejo de culto al agua.

Lo que sí es seguro, que este tiempo se distinguió por el aprecio por los elementos naturales, la importancia por la cultura y el arte, pero lo más importante, la consideración de la calidad de vida para la población.

Pavimento de la palestra

Pavimento de la palestra

Conclusiones:

El repaso a nuestro pasado histórico, circunstancia que nos permite valorar actuaciones y sacar conclusiones de cómo se afrontó en el pasado situaciones actuales. En el caso de la implantación de estos centros de carácter público, contrastan con la gran cantidad de obras realizadas en la actualidad, carentes de funcionalidad por haberse construido en lugares donde no existe demanda suficiente, siendo dudosa su correcta construcción. Por desgracia ejemplos tenemos suficientes, denotando una incorrecta gestión de recursos públicos.

Es lamentable que lo que hace más de 2.000 años fue posible, hoy en sociedades se supone más desarrolladas en todos los aspectos no pueda llevarse a cabo, una gestión correcta y útil. Cuando circulamos sorteando rotondas, en muchos casos con elementos horrendos, debemos pensar que todos estos artilugios fueron cargados a los presupuestos de cultura de las diferentes instituciones públicas.

En nuestro haber histórico no cabe duda que nuestra península hoy es un poso de las diversas culturas que por aquí pasaron: Fenicios, griegos, cartagineses, romanos, visigodos y árabes. Sin olvidar las diferentes actuaciones políticas, sobre todo las diferentes expulsiones, guerras civiles exilios forzados, todos y cada uno de estos acontecimientos. Para bien o para mal, sin duda han contribuido a la mezcolanza actual de nuestra sociedad.

En el capítulo de hoy hemos tratado las termas, en otro momento hablaremos de los baños árabes, de los cuales tenemos diversos testigos por toda Andalucía.

Hacen mucho daño al relato histórico, declaraciones en boca de políticos que utilizan la historia de forma torticera, despreciando unas culturas y ensalzando otras. A todos los que tengan esta tentación, les aconsejo que se tomen la molestia de echarle una ojeada al Diccionario de la RAE, para darnos cuenta de las diferentes influencias tales como, prerromanas, griegas, latinas, germanismos, arabismos, incluso anglicismos entre otras. Esto solo nos confirma que el conocimiento de la historia es necesario, sobre todo debería ser asignatura obligatoria para todo regidor público.

José María Escribano Muñoz

Hendaya-Francia

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