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MIRADA AL PASADO: La Guerra de La Independencia

Este acontecimiento ocurrido entre 1808 y 1814, los nacionalismos patrióticos son proclives a aprovechar el sentimiento de los ciudadanos, como es el orgullo natural de pertenencia.

En el caso que nos ocupa, la llamada guerra de la independencia es un relato colmado de medias verdades, cuando no mentiras aderezadas de un falso patriotismo. Un hecho relevante es que las tropas francesas no les pusieron resistencia, en su arribada a la península por parte del ejército español, por órdenes expresas del rey, durante los sucesos del Dos de Mayo, mientras el pueblo se enfrentaba a pecho descubierto pagando con sus vidas la defensa de España, las tropas españolas permanecían acuarteladas por orden real.

La familia real, incluido el príncipe de Asturias y posterior rey, mientras se desarrollaba el conflicto bélico, estaban entregados totalmente a los deseos del emperador francés, estrategia mantenida hasta el final del conflicto, mientras tanto el pueblo pagaba con sus vidas en la defensa de España.

Otro de los errores es presentar la idea napoleónica, como un imperio convencional cuando en realidad fue claro primer intento de construir una Europa progresista y fuerte, pero estaba claro que por parte de España no contó con interlocutores de talla, más preocupados de su situación personal que la del país.

España en ese momento era uno de los reductos de las monarquías absolutistas, las leyes que fueron aprobadas en la época napoleónica fueron de carácter progresista, situación que no agradaba a la oligarquía controladora. La derrota francesa se suele presentar, como un gesto de heroísmo español, tenemos que ser un poco humildes y sobre todo realistas, pues de no ser por el protagonismo de Inglaterra-Portugal y la estrategia del avezado militar Wellington, la derrota del ejército francés no hubiese sido posible, pero hay que decir que esta victoria no fue nada fácil como lo demuestran los muertos que dejaron en el suelo español, (un ejemplo es el cementerio del monte Urgull en San Sebastián, llamado el cementerio inglés, pero en el cual también hay enterramientos de soldados portugueses). Todo esto los interesados del relato nacionalista lo ocultan como si no formara parte del relato bélico. Durante este conflicto, como en todos, se cometieron actos horribles pero lo más lamentable es conocer que de tener otros gobernantes tanto sacrificio no habría tenido lugar.

Antecedentes:

A la muerte de Carlos III, en las altas esferas cortesanas y eclesiásticas se vio una oportunidad de toma de protagonismo, con la llegada del príncipe de Asturias al trono pensaban podía cambiar el panorama. No obstante, durante los primeros momentos de reinado de Carlos IV, nada parecía haber cambiado. El nuevo rey Carlos IV, era un cuarentón que al igual que sus antepasados, mostraba una falta de interés por el gobierno y una pobre inteligencia. Sus únicas preocupaciones como monarca fueron la caza y la salvación eterna, pues era un beato integral. Casado con una parienta de la casa de Parma, María Luisa, una mujer calculadora e intrigante, apartó a su marido confinándolo en su afición favorita. la caza. Mientras, ella se permitía una vida un tanto licenciosa, entregó el poder a un Godoy ambicioso y mucho más atractivo que su marido, el que se ganaba el apelativo de «el rey bobo y beato».

La revolución francesa no solo hizo estremecer a la corona, también a los acólitos que rodeaban dicha institución, incluida la iglesia. En 1789 fueron convocadas las Cortes, para llevar a cabo el reconocimiento del nuevo príncipe de Asturias siendo Campomanes su presidente. Por cierto, que por indicación del propio rey el 30 de septiembre, el conde de Campomanes, presentó una proposición para que fuese abolido el auto de Felipe V, que establecía la Ley Sálica, sin embargo dicho acuerdo no fue hecho público por encargo del propio Carlos IV, (aquí tenemos una vez más el saltarse la ley para poner al que sería Fernando VII).

En 1806 Godoy mantenía conversaciones secretas con Napoleón, al margen del rey, con la intención de anexionar Portugal a España y así proclamarse rey, cuando comprobó que esto no era posible, sorprendió al mundo con su famosa proclama del 6 de octubre de 1806, firmada solo por él, en la que invitaba al pueblo español a levantarse contra el «tirano dominador de Europa». Pero el rumbo cambió para Godoy, con la victoria en Prusia de Napoleón, sus planes cambiaron retomando una posición servil, situación que fue ignorada y aceptada por el propio Napoleón. En 1807 se llevó a cabo el acuerdo entre Napoleón y Alejandro I de Prusia, por el cual se proclamaba a José Bonaparte como rey de las Dos Sicilias, indemnizando a los Borbones con las Baleares. No obstante, ante tal humillación para el reino de España, Godoy y Carlos IV se apresuraron a felicitar una vez más a Napoleón. Pero los juegos oscuros entre Napoleón y Godoy, continuaron al mismo tiempo que se implicaba el futuro heredero Fernando, conspiración ideada por la reina María Luisa, (madre e hijo haciendo tándem a espaldas del padre). Fernando mandó reiteradas cartas a Napoleón, cartas que fueron conocidas por Godoy que calificaba de «rastreras y despreciables». En ellas pedía al emperador de los franceses una princesa de la familia imperial para ser su esposa y así poder intrigar contra Godoy y su padre, (dichas misivas cayeron en manos de su padre Carlos IV).

La Familia de Carlos IV

La Familia de Carlos IV

Conspiradores y traidores:

Como hemos visto en el apartado anterior, entre los conspiradores principales estaban, los Borbones Carlos IV y el futuro Fernando VII, pero no solo ellos, sino también la reina y madre de Fernando, Godoy y varios miembros de la aristocracia (todo esto ocurría mientras el pueblo se hundía en la más terrible de las miserias).

Con la penetración de las tropas francesas en España, Napoleón el 20 de febrero de 1808 nombró a su cuñado Joaquín Murat como lugarteniente suyo. El rey Carlos IV el 16 de marzo de 1808, lanzó una proclama al país, en la que aseguraba las intenciones pacificas de su aliado francés. Mientras esta proclama era pronunciada, Pamplona y Barcelona eran tomadas por el ejército francés. Todo esto nos da idea de lo falso de la proclama, mientras hacía este pronunciamiento trasladaba la corte a Aranjuez, donde el propio Carlos planificaba su huida al exilio. Esto tuvo como consecuencia que la noche del 17 al 18 de marzo de 1808, se produjese lo que se conoce como el motín de Aranjuez, la multitud asaltó la casa de Godoy, él mismo pudo salvar la vida gracias a que pudo esconderse enrollado en una estera.

Carlos IV, creyendo huido a Godoy, para salvarle la vida le destituyó el mismo día 18, medida que transmitió a Napoleón, pero acuciado por el hambre y sed, salió de su escondite, sucediéndose una nueva ola de ira del pueblo, pero un encargo del propio rey a su hijo Fernando, impidió la muerte del ex valido de Carlos IV.

El día 19 de marzo, Carlos IV abdica en la figura de su hijo, esta noticia sucedió a un sin fin de manifestaciones, que se iniciaron en Aranjuez y se extendieron por todo el país. Una vez más en el grupo de traidores, optan por sacrificar la figura de Godoy que fue un peón necesario en toda la lamentable gestión en la que todos estaban involucrados, con la responsabilidad principal del rey por su dejación, en segundo plano Godoy un valido aprovechado y muy cerca de estos la nobleza y iglesia oficial, mientras que hubo muchos clérigos que tomaron partido por la lucha del pueblo.

Fernando VII, una vez proclamado, hizo su entrada en Madrid al día siguiente, mostrándose obsequioso con los franceses. Pero los franceses no lo consideraban rey, su propio padre Carlos IV el 21 de marzo, había declarado nula su renuncia al trono, en una comunicación directa a Napoleón.

A la vista de tal situación, el emperador cita a la familia real a la ciudad de Bayona. el 20 de abril Godoy cruzó el Bidasoa, y los reyes el 30 del mismo mes y el resto de la familia. La insurrección del 2 de mayo en Madrid, fue seguida de los fusilamientos del 3 de mayo inmortalizado por Goya en su famoso cuadro, este fue el nefasto resultado del coqueteo y falta de gobernanza por parte de quien tenía esa responsabilidad.

Manuel Godoy

Manuel Godoy

El pueblo traicionado:

Los fusilamientos del 3 de mayo, supusieron para la historia gracias al arte de Goya, un vivo ejemplo de abandono de un pueblo por sus autoridades. La llamada Guerra de la Independencia, transcurrió entre los años 1808 a 1813-1814. A lo largo de esos años España sufrió la mayor devastación de su historia. Por otro lado, el tratamiento del relato, por parte de la historiografía española y en los fastos oficiales, ha recibido un tratamiento de honor, cuando la realidad es que la tenida como fecha patriótica se corresponde más con un discurso de charanga.

Debido a la mala gobernanza, el país que en 1808 ya estaba extenuado económicamente, cuando termina la contienda en 1814, la situación era de verdadera calamidad. Al margen de los monarcas por su manifiesta incapacidad para gobernar, tenemos la figura del valido Godoy, una persona ambiciosa sin límites, lo que supuso hundir a España en un total caos, sumergiendo al país en el mayor de los atrasos respecto al resto de los países europeos.

En un primer momento, los notables se mantuvieron como meros espectadores viendo hacia donde se inclinaba la balanza, mientras que el pueblo seguía abandonado.

Los sucesos del Dos de Mayo le sirvieron a Napoleón, para precipitar en Bayona las renuncias a la corona, primero de Fernando y luego de Carlos. Durante el encuentro entre padre e hijo sucedieron escenas, las cuales convencieron a Napoleón de la degeneración inaudita de los Borbones españoles. En esta negociación, por parte española recayó una vez más en Godoy que aceptó dejaciones como esta, «para quien dispusiese» refiriéndose a Napoleón, en el documento solo dos limitaciones, «respetar la integridad territorial de España y el predominio absoluto de la religión católica».

Este acto supone una explosión por todo el territorio español, creándose juntas de defensa de distinto origen desde territoriales hasta municipales, pero aquí el pueblo partía una vez más en desventaja. Las causas: la falta de experiencia y de formación política, les llevó a elegir como dirigentes de aquellas juntas a elementos de las clases altas, de manera que la junta para defender al pueblo, en la práctica supuso una pérdida de poder, por parte del mismo pueblo que las eligió. Teniendo en cuenta la necesidad de las juntas y su reunión Central, para la conducción de la guerra, la iniciativa siempre quedó en manos de los aristócratas, privando del poder al pueblo. El resultado más llamativo es que sabiendo que Fernando VII era el problema, lo toman como alternativa para la solución.

El pueblo una vez más se vio traicionado, por los mercaderes disfrazados de falsos patriotas.

Fusilamientos del 3 de mayo

Fusilamientos del 3 de mayo

La participación de Inglaterra:

Inglaterra se mantuvo expectante, hasta que vio la posibilidad en su lucha particular con Francia, de poder sacar rédito y así es como hay que ver la entrada en la guerra de Inglaterra. En la decisión primó un ejército francés, en franca decadencia y sin apoyo popular y por otro lado la oportunidad de conseguir una estabilidad entre España y Portugal, su aliado histórico.

Al frente de la contienda, Inglaterra puso al militar Wellington, quien sería el autor de la victoria española, una batalla clave fue la de Arapiles el 22 de julio de 1812, en las cercanías de Salamanca frente al mando francés Marmont. A consecuencia de esta derrota, José I se vio obligado a abandonar Madrid e instalarse en la ciudad de Vitoria. Seria en esta ciudad donde nuevamente Wellington, infringiría una nueva derrota esta vez al propio José I, 21 de junio de 1813, dejando claro que todo había acabado para el ejército francés.

Uno de los sucesos más lamentables de esta contienda, ha pasado para los historiadores lamentablemente casi de puntillas, el 31 de agosto de 1813 las tropas anglo-portuguesas del duque de Wellington, bombardearon, asaltaron y saquearon San Sebastián, arrasando completamente la ciudad. Durante el tiempo que duró la ocupación, se produjeron saqueos continuos, violaciones y demás actos vandálicos contra la población civil. Pero un símbolo de los futuros tiempos, un grupo de donostiarras se reunieron para formar una junta de reconstrucción de la ciudad. Esto supondría el germen del futuro liberalismo donostiarra. En conmemoración de esta fecha, la población todos los 31 de agosto, a la hora que comenzó el bombardeo, apagan el alumbrado público, colocando velas encendidas en las ventanas, como homenaje a las víctimas de aquellos sucesos.

La llegada a España de Fernando, se desarrolla por un lado con las condiciones políticas incumplidas. La restitución por parte de Napoleón como rey, es advertida por el duque de San Carlos primero y el general Palafox después, que ese tratado es nulo y que solo se reconocería si juraba la Constitución, pero eso supondría renunciar a la monarquía absolutista.

La aclamación del pueblo, no era tanto a su persona como al júbilo que significaba el fin de muerte y sacrificios para un pueblo casi en las últimas, (sin embargo, se nos ha presentado como unas muestras de fervor patriótico hacia el rey).

Pero las verdaderas intenciones de Fernando se vieron rápidamente. El primero de estos gestos se produjo en su entrada en Valencia, cuando salió el cardenal Luis de Borbón presidente de la regencia a recibirle, y Fernando le obligó a besar su mano, un mal signo si tenemos en cuenta que todavía no era rey constitucional, con este gesto dejaba claro que su reinado sería absoluto.

Fernando VII

Fernando VII

Conclusiones:

Con la llegada al trono de Carlos III, entró en España un aire de modernidad, la ilustración surgida del Renacimiento italiano, un buen ejemplo es el amplio catálogo de edificios y elementos públicos que aún se conservan en Madrid, (adquiriendo por derecho propio el título popular de mejor alcalde). Cuando su hijo Carlos toma el relevo, supondría para España una vuelta al pasado más oscuro, las causas: una incapacidad intelectual que le llevó a ganarse el apodo de «el rey bobo», dejando el gobierno en manos de su valido Godoy, personaje de nulos escrúpulos. En este estado de cosas, se fue propiciando el desastre que terminaría por la ocupación francesa, con un coqueteo constante con el hombre fuerte de aquel momento en Europa.

Entiendo que ha llegado el momento de exponer con claridad aquellos acontecimientos, dejarnos de falsos nacionalismos y decir de una vez que el verdadero héroe y víctima fue el pueblo español.

José María Escribano Muñoz

Hendaya-Francia

Playa San Cristobal

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